Una buena aplicación conlleva obtener el mejor desempeño de los productos de pulverización, pero el desempeño de cada tecnología en el mercado se optimiza de una manera un poco diferente.
Es por eso que la especialista de la Extensión de la Universidad Estatal de Washington, Gwen Hoheisel, ha pasado las últimas tres temporadas evaluando atomizadores con ducto de ventilación direccional (“directed air duct”), neumáticos y electrostáticos para viñedos, con el propósito de ayudar a los productores a comprender y optimizar la tecnología que están utilizando.
Su trabajo con atomizadores de aire comprimido continuará esta temporada, pero Hoheisel presentó sus hallazgos con los atomizadores Quantum Mist, los atomizadores neumáticos Gregoire y los atomizadores OnTarget al comité de investigación de la Comisión del Vino del Estado de Washington, el cual financió su labor, en enero. Ella también ha estado compartiendo los resultados con los productores en días de campo y eventos de la Extensión.
Los tres atomizadores fueron evaluados en la deposición, la deriva en el campo y el control de enfermedades. Utilizando parcelas de gran tamaño, Hoheisel y sus compañeros de trabajo estudiaron programas de pulverización para el control de enfermedades que duran una temporada completa y aplicaciones únicas para monitorear la deposición con tarjetas hidrosensibles colocadas en el follaje, en el suelo del viñedo y en postes altos que recogen el colorante verde brillante utilizado en el atomizador.
Los atomizadores se probaron en diferentes viñedos con diferentes prácticas vitícolas, por lo que los resultados de estas evaluaciones no se deben utilizar para comparar los atomizadores; en su lugar, están destinados a ayudar a los productores a optimizar el desempeño de la tecnología que utilizan, explicó Hoheisel. Además, los litros aplicados por acre y los resultados variarán de acuerdo con el tamaño del follaje, el clima y la máquina.
Con el Quantum Mist, el cual se probó en un viñedo con un sistema de poda de formación y conducción vertical (“sistema VSP”) modificado, el 95 por ciento de la deposición de pulverización fue a parar en el follaje a principios de temporada y el 98.5 por ciento a finales de la temporada. El atomizador funcionó a 76 litros por hectárea (50 galones por acre) a principios de la temporada y a 115 litros por hectárea (75 galones por acre) a finales de la temporada. La mayor parte de la deposición fue a parar en la zona superior del follaje en lugar de la parte inferior, especialmente más tarde en la temporada.
Este patrón de deposición puede tener más que ver con el manejo del follaje que con el propio atomizador, indicó Hoheisel.
“Nuestras prácticas vitícolas están interactuando con nuestras prácticas de atomización. Si se arrancan muchas hojas y se ralean muchos brotes, entonces habrá menos material vegetal para crear turbulencias, por lo que la cantidad de aire que entra no estará bien adaptada a nuestra zona de fructificación”, afirmó. “De lo contrario, si el viñedo no ha hecho esto, podría haber muchas hojas que sombrean los racimos, lo que lleva a una menor deposición”.
En cuanto al tratamiento que no fue recogido por el follaje, la mayoría fue a parar al suelo del viñedo, una hilera más allá a finales de temporada o dentro de las dos primeras hileras a principios de temporada. La deriva aérea era prácticamente inexistente cuando se tenía el follaje completo a finales de la temporada, sin embargo, a principios de esta, del 2 por ciento de la deposición que se desvió del objetivo por encima del follaje, el 60 por ciento cayó en la hilera más cercana al atomizador.
Para mantener el máximo desempeño del Quantum Mist, Hoheisel recomienda —como lo hace el fabricante— mantener las boquillas simétricas y verificar que la velocidad del regulador de caudal coincida con el tractor y que el GPS esté bien ubicado, como por ejemplo en la parte superior del atomizador. Las boquillas pueden inclinarse y moverse, lo cual es beneficioso, pero eso significa que es importante asegurarse de que estén apretadas en la posición que usted desea.
Con el atomizador neumático Gregoire, el cual también se probó en un viñedo con un sistema VSP modificado, Hoheisel encontró niveles casi idénticos de deposición en el follaje tanto a principios como a finales de temporada: un 97 por ciento. El atomizador operó a 38 litros por hectárea (25 galones por acre) a comienzos de la temporada y a 76 litros por hectárea (50 galones por acre) después.
La deriva restante fue al suelo del viñedo. Al comienzo de la temporada, el atomizador alcanzó más la parte inferior del follaje que la superior, debido a la forma en que el atomizador está calibrado para tomar en cuenta el tamaño del follaje y así utilizar solo tres de las boquillas en lugar de todas las cinco, explicó Hoheisel.
Aunque la cantidad de deriva aérea era pequeña —sólo un 0.1 por ciento— se desplazó más lejos a finales de la temporada, mientras que a principios de la temporada cayó solo una fila más allá del atomizador.
“Estas gotas son tan pequeñas que con la alta temperatura y la baja humedad relativa que tenemos aquí, cuando lleguemos a los 84 grados podrían hacerse aún más pequeñas y desplazarse más lejos”, afirmó.
En cuanto a obtener el mejor desempeño de su Gregoire, Hoheisel recomendó que los discos en línea y las juntas de goma se reemplacen y las boquillas se limpien regularmente.
Las mangas de viento deben estar alineadas entre 15 y 20 grados en la parte posterior del atomizador, apuntadas hacia el follaje, y la presión de los neumáticos debe ser verificada para asegurarse de que el sensor de la rueda proporcione datos precisos.
Por último, el atomizador OnTarget, que se probó en un viñedo con un sistema VSP ajustado, tuvo una mejor deposición en el follaje al principio de la temporada, con un 92 por ciento de deposición en el follaje y un 7.4 por ciento de deposición en el suelo del viñedo. A finales de la temporada, el 80 por ciento de la deposición fue a parar al follaje, el 16 por ciento cayó en el suelo y el 4 por ciento se registró como deriva aérea. El follaje más delgado y estrecho de este viñedo definitivamente jugó un papel en esos niveles de deriva, subrayó.
“Tiene realmente buena cobertura con todas las boquillas y penetra bien en el interior del follaje”, aseguró Hoheisel. El atomizador operó a 31 litros por hectárea (20 galones por acre), la capacidad máxima, tanto en los ensayos de principios como de finales de temporada.
De la deriva en el suelo observada por los investigadores, más del 80 por ciento se encontró solo una fila más adelante. La deriva aérea viajó más lejos: aproximadamente el 50 por ciento aterrizó a una fila de distancia, mientras que el 30 por ciento alcanzó dos filas de distancia. El restante 14 a 21 por ciento aterrizó en la tercera fila.
El tamaño de la gota que se utiliza con este atomizador debe ser bastante pequeño para que la carga electrostática sea efectiva. Hacer funcionar el atomizador a tasas superiores a 20 galones por acre puede provocar “baba” y una carga débil, explicó Hoheisel.
La gente también tiende a sobreestimar el efecto de la carga electrostática, señaló. Funciona a varios centímetros de los racimos objetivo, pero no se pegará a material que se encuentre a varios pies sobre el follaje. Por lo tanto, aún es necesario apuntar las boquillas hacia el follaje y verificar la carga como parte del mantenimiento rutinario, añadió.
Cuando se trata de los ensayos de control de enfermedades, cada atomizador se usó durante toda la temporada en las parcelas de ensayos para controlar el mildiú polvoriento. Al observar la incidencia y severidad del mildiú en cada follaje, no hubo diferencias significativas en cuanto a dónde se encontró mildiu. Eso significa que los tres atomizadores funcionaron bien para proporcionar una cobertura uniforme, declaró Hoheisel.
La fase final evalúa los tipos de boquilla y, los ajustes
Este verano, la fase final de este proyecto evalúa los atomizadores de aire comprimido con diferentes configuraciones y tipos de boquilla. Comprender la relación entre el tamaño de gota y los atomizadores de aire comprimido y el riesgo de deriva es importante, ya que es el fundamento para el tamaño requerido de zonas de exclusión durante las aplicaciones, de acuerdo con las nuevas Normas de Protección del Trabajador federales de Estados Unidos, las cuales pretenden evitar la exposición a plaguicidas a través de deriva no intencional. Los tamaños de gota más grandes solo requieren una zona de exclusión de 25 pies, pero las gotas pequeñas y finas de aire comprimido requieren una exclusión de 100 pies, explicó Hoheisel. Por lo tanto, está interesada en ver si los productores pueden obtener una cobertura suficiente y eficiente con esas gotas más grandes.