Mientas los tribunales y los legisladores del estado de Washington abordan algunas de las preguntas por contestar relacionadas a un fallo sobre las horas de trabajo agrícola extras emitido a finales del año pasado, los productores se preparan para sus posibles impactos y riesgos financieros.
Algunos simplemente las están pagando. Otros no. Algunos están ahorrando por si acaso. Y en cualquier caso, casi todos están ajustando sus prácticas para reducir las horas extras tanto como puedan.
“No tengo un consejo único que sirva para todos”, afirmó Sarah Wixson, abogada de Stokes Lawrence en Yakima, quien con frecuencia representa a empleadores agrícolas.
Se desconoce todavía demasiado, afirmó.
En diciembre, la Corte Suprema del estado falló 5-4 a favor de los trabajadores del sector lácteo que desafiaron una ley estatal que eximía al trabajo agrícola de los requisitos relacionados con las horas extras. La decisión se aplicó solo a la industria de la leche, aunque tres de los cinco jueces de la mayoría consignaron en un dictamen por separado que creían que debería aplicarse a todo trabajo agrícola. El tribunal también dejó abierta la posibilidad de aplicar la decisión con carácter retroactivo.
Con la ayuda de Wixson, la industria de los árboles frutales planea argumentar por qué se debería responder negativamente a ambas cuestiones:
—La naturaleza estacional del trabajo en los árboles frutales es muy diferente al trabajo en la industria de la leche durante todo el año.
—La ley estatal existente estableció la exención de horas extras inicialmente, por lo que no sería justo castigar a los productores que la habían estado cumpliendo.
Nada es seguro, por supuesto, por lo que los productores tienen que tomar decisiones mientras esperan. Wixson ha escuchado sobre una amplia variedad de respuestas hasta ahora.
Algunos agricultores simplemente han decidido ahora pagar las horas extras sin querer arriesgarse a un desafío legal. Para establecer los requisitos de horas extras para los agricultores fuera de la industria de la leche, los trabajadores y defensores tendrían que presentar un nuevo caso, lo cual podría tardar años en llegar a una conclusión, como el de la industria de la leche, presentado en 2016.
“Nadie querrá ser el próximo caso”, aseguró Wixson.
Si bien la mano de obra es un recurso limitado, algunos productores decidieron simplemente adelantarse a las críticas y comenzar a pagar las horas extras.
Otros productores no han comenzado a pagar horas extras, pero han ajustado sus horarios tanto como han podido para evitar que sus trabajadores acumulen tales horas. De hecho, muchos comenzaron a hacer eso hace un año siguiendo la recomendación de Wixson y la Asociación de Árboles Frutales de Washington, a la cual ella ayudó a representar en el caso a través de escritos de tipo “amigos del tribunal” (“amicus curiae”).
“Creo que la gente ha estado intentando de hacer eso”, afirmó.
También recomendó mantener registros precisos de qué trabajo se incluiría en las horas extraordinarias de ser necesario.
Dan Fazio, director ejecutivo de wafla, una organización de empleadores agrícolas de Lacey, Washington, conocida por facilitar la contrataciones mediante las visas H-2A, hizo eco de esos consejos.
Otra idea, agregó, es implementar una política de arbitraje que enviaría automáticamente las disputas entre trabajadores y empleadores a procesos de arbitraje en lugar de a los tribunales. En 2018, la Corte Suprema de los Estados Unidos dictaminó que las empresas pueden requerir tales políticas como condición de empleo. Reducen el riesgo de una demanda colectiva, explicó Fazio.
Mientras tanto, es posible que los productores también quieran vigilar a sus legisladores. Puede que la legislatura del estado intente resolver algunas de las cuestiones pendientes.
La Asociación de Árboles Frutales del Estado de Washington (Washington State Tree Fruit Association) todavía está formulando su estrategia, pero los miembros planean unirse a otras organizaciones agrícolas en búsqueda de un estatuto que proteja a los productores contra la retroactividad. Eso es algo en lo que la mayoría de los grupos agrícolas están de acuerdo, afirmó el presidente de la asociación, Jon DeVaney.
El plazo de prescripción estatal de las reclamaciones salariales y de horas es de tres años. Después del fallo de 2015 de la Corte Suprema del estado que ordenó el pago por separado de los descansos durante el trabajo a destajo, una gran cantidad de solitudes buscaron pagos atrasados por tres años.
Sin embargo, ese fallo fue una interpretación de las leyes laborales estatales existentes. En el caso de las horas extras, una ley estatal creó la exención agrícola en primer lugar, por lo que el órgano legislativo podría simpatizar con los productores que acataban esa ley.
“Estoy seguro de que varios legisladores querrán ayudarnos”, afirmó DeVaney.
La Asociación de Viticultores de Washington planea unirse a la misma red de grupos agrícolas para buscar protección contra la retroactividad.
“Compartimos una preocupación con las otras industrias agrícolas con respecto a la aplicación retroactiva del pago de horas extras si la Corte Suprema de Washington dictamina que extendería la decisión sobre el sector lácteo a otros productos agrícolas”, declaró Vicky Scharlau, directora ejecutiva.
En otros lugares
La Ley de Normas Laborales Justas federal de 1938, la cual establece muchos de los requisitos comunes en el lugar de trabajo, como el salario mínimo y la semana laboral de 40 horas, exime específicamente el empleo agrícola. Pero en los últimos años, los legisladores de California y Nueva York han establecido regulaciones de pago de horas extras para los trabajadores agrícolas.
En Michigan y Oregón, la agricultura todavía está exenta del pago de horas extras. La Oficina de Agricultura de Michigan (“Michigan Farm Bureau”) considera que una de sus prioridades legislativas es mantenerlo así.
“Continuamos supervisando cuidadosamente el fallo de la Corte Suprema de Washington e iniciativas similares que intentan debilitar las exenciones de horas de trabajo agrícola extras en todo el país”, aseguró Ben Tirrell, asesor legislativo asociado de la Oficina de Agricultura de Michigan.
En 2016, los legisladores de California crearon un calendario para que los se les pagara a los trabajadores agrícolas por horas extras mediante una implementación gradual que eventualmente los colocaría en la misma base que la mayoría de las otras industrias. Anteriormente, los trabajadores agrícolas estaban exentos de muchos estatutos laborales, inclusive el pago de horas extras. El 1 de enero de este año, el tiempo extra para los trabajadores agrícolas comienza a las 8.5 horas en un día o 45 horas en una semana. En 2022, comenzará con el estándar estatal de 8 horas y 40 horas.
Hace aproximadamente un año, entró en vigor una nueva ley en Nueva York que establece una semana laboral de 60 horas para el trabajo agrícola, exigiendo el pago de horas extras más allá de ese umbral y creando una Junta de Salarios de tres miembros para recomendar si la semana laboral debe acortarse. La Junta de Salarios decidió dejarla en 60 horas para 2021. El mandato también requiere un día de descanso cada semana que activa el pago de horas extras y permite a los trabajadores agrícolas sindicalizarse, pero prohíbe las huelgas y los paros.
En 2017, cuando surgió la idea por primera vez en Nueva York, la Oficina de Extensión Cooperativa de Cornell estudió los aumentos en los costos laborales previstos para cuatro granjas de manzanas. En el ejemplo más extremo, el salario mínimo efectivo se habría incrementado un 3.6 por ciento en una semana laboral de 60 horas, un 9.8 por ciento en una semana de 50 horas y un 18.7 por ciento en una semana de 40 horas.
La Universidad de Cornell planea realizar otra encuesta en 2021 para medir el efecto después del primer año, pero los productores dicen que no quieren que el umbral de horas extras baje más, informó Mark Wiltberger, especialista en gestión empresarial de la Oficina de Extensión Cooperativa de Cornell en Newark.
—por Ross Courtney