Durante la gira por Italia de la Asociación Internacional de Árboles Frutales (IFTA, por sus siglas en inglés), Ben Keim se fue de compras.
El agricultor de Pensilvania no buscaba ni cachemira ni cuero ni gafas de sol, aunque en Italia sí que los hay. El joven horticultor buscaba una plataforma de cosecha que pudiera soportar las pronunciadas pendientes de sus bloques de frutales en el condado de Berks. ¿Y dónde mejor buscar eso que en Italia, también conocida por sus huertas de manzanas enclavadas en terreno montañoso?
El noviembre pasado, Keim permitió a Good Fruit Grower que le acompañara mientras probaba una docena de plataformas en dos ferias durante su visita a Italia con IFTA. Fueron a la feria llamada EIMA (Exposición Internacional de Maquinaria Agrícola y de Jardinería) en Bolonia y también a la feria de equipamiento agrícola Interpoma en Bolzano. Hizo preguntas a los representantes, subió varias escaleras, palpó todos los mandos, recogió un sinfín de tarjetas de presentación y tomó notas.
De vuelta a casa en diciembre, Keim recopiló toda la información que había obtenido en una hoja de cálculo, consultó con su familia, sus empleados y acabó con dos opciones: la Billo Tapis y la Revo Piuma, ambas de fabricación italiana, decidiendo que comprarán una de ellas para la temporada 2024, si no antes.
“Estas dos máquinas que he seleccionado encajan básicamente con nuestra filosofía de cosechar”, afirma. Ambas permiten a los trabajadores cortar las manzanas en lo alto de los árboles desde la plataforma mientras que los trabajadores en el suelo también pueden cortar la fruta y ponerla en cintas transportadoras que llenan los mismos contenedores (bines).
Cuando los Keims finalmente adquieran su plataforma, no será la primera en Pensilvania, pero si será un caso atípico, dijo Daniel Weber, educador de extensión de árboles frutales de la Universidad Estatal de Pensilvania.
Los cultivadores del estado han ido avanzando hacia muros de fructificación de alta densidad que dan paso a la mecanización, pero van poco a poco, según Weber. Muchas empresas agrícolas siguen teniendo árboles independientes, tridimensionales y las huertas en el área son pequeñas, lo que dificulta las grandes inversiones de capital.
En los terrenos de Keim ubicados en el este de Pensilvania y también en el condado de Adams que se encuentra en la zona de cultivo del centro-sur del estado, el terreno es realmente escarpado, dijo Weber.
Weber y otros especialistas en extensión agrícola han probado las plataformas durante años en ambas regiones y han demostrado sistemáticamente que mejorarían la eficiencia de la cosecha entre un 12 y un 15 por ciento. Pero hasta ahora pocos agricultores han dado el salto.
“Acá es un proceso muy lento”, afirma Weber.
Sin embargo, muchos cultivadores están hablando de estas plataformas, ya que Pensilvania se está modernizando, dijo Jake Scholl, un agricultor del condado de Lehigh, cerca del condado de Berks. Al igual que los Keims, su familia instaló sus primeros espalderas hace años pensando en cosechar con maquinaria en un futuro.
Scholl ya tiene una plataforma Revo Piuma y piensa que van a necesitar otra a medida que crezca su empresa agrícola.
“Necesitaba algo que funcionara en las laderas”, afirma.
La plataforma no le ahorra tiempo, sino que elimina la necesidad de que sus trabajadores lleven bolsas (para pizcar) que llegan a ser muy pesadas. Y con sólo 22 acres en espaldera, Scholl a menudo trabaja junto a sus empleados.
Scholl y Keim prevén la entrada de más plataformas de ayuda a la cosecha en el sector de Pensilvania. Keim espera que su experiencia en Italia pueda servir de base para las decisiones de otros agricultores.
Una de sus primeras lecciones aprendidas: “No existe la máquina perfecta”, afirma.
Marcar las casillas
Las opciones en las ferias italianas parecían interminables. Así que Keim hizo una lista de las características que anhelaba y buscó las máquinas que cumplían más requisitos.
En primer lugar, el coste. Para enviarla a casa desde Italia, cualquiera de las dos plataformas costará desde USD $75,000 hasta $117,000. Ambos caen dentro de su gama de precios, pero dice que podría pagar más si encuentre otra máquina que le resultara aún mejor.
También la manipulación de los bines es importante. Dividió todas las plataformas que vio entre las que pueden manipular los contenedores y las que requieren un remolque de contenedores independiente. La familia de Keim está interesada en los primeros porque sirven mejor en su operación. Él y los supervisores suelen colocar los bines en forma de hileras antes de empezar la cosecha y vagones los retiran después. Pero tienen algunas filas largas y les preocupa que un remolque no tenga suficiente espacio para todos los bines y no podría llegar al final.
La auto nivelación es otro factor crítico en sus pendientes laterales. Las dos plataformas favoritas suyas se auto nivelan.
La flexibilidad es importante. Quiere que las cintas transportadoras y el llenador de bines sean desmontables para que sus trabajadores puedan utilizar la plataforma para la manipulación de ramas, el raleo (descuate) y como también la cosecha. También quiere poder fijar y retirar una bandeja de clasificación, para que los trabajadores puedan clasificar la fruta sobre la marcha. Es posible que no compre ese accesorio de inmediato -el primer bloque en el que probablemente usarán la plataforma será el de las manzanas de la variedad Honeycrisp, pero por otra parte los trabajadores las cortan basados en el color de la fruta- pero quiere tener la opción.
Ambas plataformas pueden funcionar en una lluvia ligera y las dos se extienden lo suficientemente alto como para llegar a la cima de sus árboles más altos, de aproximadamente 12 pies, con espacio de sobra. Y ambas también se extienden hacia fuera para llegar a los árboles en sus filas de 12 pies de ancho. Cuando sea necesario las máquinas se autodirigen y auto propulsan lo suficientemente despacio para su gusto. La Billo se arrastra tan lenta como 60 metros por hora y la Revo, avanza a 40 metros por hora. La descarga de los binestarda entre 2 y 3 minutos en ambas maquinas, lo que es un tiempo aceptable, según Keim.
A Keim le gusta el sistema de servicio de ambas empresas, ofrecen asistencia técnica por vídeo llamada y las dos están dispuestas a enviar piezas con servicio de correo urgente. Revo también cuenta con un distribuidor de piezas ubicado en Massachusetts.
La sencillez es otra clave.
Keim eligió máquinas diésel. En Italia, varios representantes de ventas ofrecían versiones eléctricas que, según decían, podían funcionar tres días con una sola carga. Pero Keim prefería gastar dinero en el suministro de gasóleo para reabastecer las máquinas que en llevar las plataformas hasta el taller para recargarlas durante la noche. Todas dependen de un sensor que dirige la plataforma, pero sus dos opciones favoritas tienen menos relés electrónicos y más maquinaria, como son la hidráulica y la de los cojinetes. Él y sus compañeros son mecánicos, no ingenieros eléctricos, dice.
“Sé que así va el mundo, pero cuanto más sencilla sea la máquina desde el punto de vista del mantenimiento, es mejor”, afirma Keim.
—por Ross Courtney
Este artículo ha sido traducido por Jean Dibble y revisado por Jutsely Rivera. Puede ponerse en contacto con Jean en jean@goodfruit.com.