Un sistema de espaldera bien diseñado debe soportar el máximo esfuerzo previsto por la carga frutal, el viento o la nieve.
¿Pero qué tal un tornado?
El productor de Ontario, Tom Ferri, ha superado dos eventualidades con vientos extremos de este tipo en los últimos 12 años, las cuales causaron daños a los árboles y las espalderas, así como a su casa y su tienda. La más reciente: El otoño pasado, vientos de 137 km/h (85 mph) golpearon el huerto a pocos días de la cosecha, destruyendo árboles que sumaban a un área equivalente a un décimo de hectárea (un cuarto de acre). Pero la experiencia no le ha hecho perder la perspectiva sobre su sistema de formación preferido.
“Tenemos el diseño correcto para nosotros”, indicó durante un panel sobre el diseño de espalderas en la reunión anual de la Asociación Internacional de Árboles Frutales, celebrada de manera virtual en el mes de febrero. Él planta en sistemas de espalderas superpuntiagudas a 3 metros por 60 centímetros (10 pies por 2 pies), o incluso a 45 centímetros (18 pulgadas), apoyados en postes de madera de 4 metros (12 pies) de altura, clavados a un metro (3 pies) y espaciados cada 6 metros (20 pies). “Nos gusta la sencillez y la resistencia”, comentó.
Encontrar el sistema adecuado de espalderas ha sido una evolución para muchos productores, la cual en ocasiones ha implicado estudios y errores costosos, indicaron los panelistas, entre los cuales se encontraban los productores de Washington Travis Allan y Dale Goldy, junto con Justin Finkler de Michigan y Ferri de Ontario. Compartieron sus sistemas favoritos en la actualidad y sus ideas sobre la construcción en el presente para el futuro.
“Necesitamos maximizar el rendimiento y la calidad, y necesitamos que se adapte a la tecnología actual y futura”, señaló Finkler, gerente de operaciones en Riveridge Produce de Sparta. Describió la evolución de la empresa hacia las espalderas en V con un sistema de siete alambres.
“En 2014 probamos con una espaldera en V”. Esto fue una experiencia de aprendizaje relativamente grande para nosotros”, afirmó, y les recomendó a los productores trabajar con un ingeniero o una compañía de espalderas. Ahora, dicho sistema es el único en el que plantan manzanas.
Aunque los ingenieros pueden ayudar a los productores a diseñar espalderas para las necesidades actuales, es importante tomar en cuenta cómo estas podrían cambiar a lo largo de la vida del huerto, apuntó Goldy.
“Quiero asegurarme de que todo el mundo piense en lo que va a producir dentro de 15 a 20 años. Vamos a hacer nuestro trabajo mejor, y va a haber más fruta en esos árboles”, afirmó Goldy. “Todos hemos arreglado lo que se cayó la última vez, pero no diseñamos ese 30 por ciento más que permitiría una mejora aún mayor”.
Una mentalidad matemática
El ingeniero que intervino en la sesión, Mark De Kleine, de TrellX, manifestó que su objetivo es asegurar que una espaldera no tenga un diseño ni insuficiente ni excesivo.
“Si usted probó algo y no funcionó, sabe que no funcionó; pero si gastó de más, no lo sabe”, indicó en una entrevista después de la conferencia. “Los ingenieros pueden ayudarle a utilizar su capital de forma eficaz. La estrategia es encontrar ese punto óptimo”.
El ingeniero explicó a los asistentes a la IFTA el modelo que se utiliza en su empresa para medir las fuerzas que entran en juego por encima y por debajo del suelo en el sistema de un huerto (carga de viento y carga frutal relativas al suelo, los anclajes y los postes) para garantizar que los materiales y el diseño seleccionado funcionen según lo previsto.
No hay una forma ni un material correcto, subrayó. De hecho, rara vez ha instalado el mismo sistema dos veces.
En la actualidad, los productores suelen descubrir que pueden producir más fruta de la que esperaban cuando plantaron el sistema, especialmente en la parte superior.
“Hemos aprendido que podemos cultivar más arriba del alambre superior y seguir obteniendo la cantidad de luz adecuada en la parte inferior del árbol, pero eso supone un gran desafío para la espaldera. Estábamos obteniendo 185 cajones por hectárea (75 cajones por acre), pero solo habíamos planeado 150 por hectárea (60 por acre)”, indicó Goldy. “Una mayor producción en la parte superior implica mayor palanca en los postes”.
Para los productores que quieran ir más alto, De Kleine recomendó que consideren actualizar su equipo con postes más altos y lo traten como un sistema de espaldera separado para la carga más alta. Es más fácil diseñar una determinada estructura de carga de una ampliación que atornillar extensiones en un sistema existente que no fue diseñado para esa carga adicional.
Por eso anima a los productores que están próximos a tomar decisiones sobre sus espalderas a que tengan en cuenta las matemáticas.
“La espaldera debe entenderse mediante puntos de datos y análisis numéricos”, afirma. “Si no comprende de lo que he hablado, busque a alguien que lo haga”.
Allan hizo eco de ese punto de vista.
“El anclaje es el principal problema con las espalderas en V”. Si el alambre se rompe, colapsará por completo, así que mi consejo para todo el mundo es anclar correctamente”, indicó. “Páguele a alguien para que le ayude a diseñarlo, al menos la primera vez”.
Consejos y herramientas
En el clima seco de Washington, clavar postes puede ser un verdadero reto. Allan compartió un invento que su equipo utiliza para resolver ese problema: un taladro de agua de bricolaje (hágalo usted mismo). Construido a partir de trozos de tubería y conectado a un rociador Rears con agua a 1 MPa (150 psi), este sistema licúa una estrecha columna de tierra con la presión del agua a medida que se introduce en el suelo. Luego, otro trabajador coloca fácilmente los postes metálicos en la tierra y se asientan bien, explicó.
Goldy también aprovechó el agua para plantar un nuevo bloque de ultra alta densidad con filas de 2 metros (6 pies) y un espacio entre árboles de 1 metro (3.5 pies). Para sostener su rendimiento previsto de 247 contenedores por hectárea (100 contenedores por acre), colocó postes de 3 metros (10 pies) cada 6.4 metros (21 pies), lo que significa que cada uno debería tener una carga de unos 160 kilogramos (350 libras). (En comparación, dijo que en un bloque de 12 por 3 con una separación de 11 metros (36 pies) entre postes, cada poste era responsable de sostener más de 320 kilogramos (700 libras). Antes de clavar los postes con una excavadora, colocó el tubo de goteo para que la tierra estuviera lo suficientemente húmeda.
“Al clavar estos postes, el suelo queda casi completamente inalterado. Esta es la espaldera más sólida que haya observado”, afirmó. “Lo último que hicimos fue plantar los árboles”.
Los anclajes atrajeron una atención especial durante la sesión. Goldy recomendó trabajar con una empresa de espalderas como TrellX en terrenos difíciles debido al equipo especializado que tienen para colocar los anclajes. Finkler dijo que en cada iteración de las espalderas en V que ha plantado Riveridge, se han tenido que reforzar los anclajes. Y Ferri recomendó utilizar un cable de 6.35 milímetros (1/4 de pulgada) entre el anclaje y los alambres para evitar la oxidación y el desgaste cerca del suelo.
Los panelistas también aconsejaron estar atentos a los signos de tensión en el sistema: anclajes sueltos, filas inclinadas, alambres oxidados y madera triturada en los postes. Una vez que un poste empieza a romperse o está ceñido por el alambre, ya no es un poste de 15 centímetros (6 pulgadas) y no puede hacer el mismo trabajo que cuando estaba intacto, explicó De Kleine. (Para evitar que el alambre corte los postes de madera cuando está bajo tensión, recomienda poner grapas en la madera antes de envolver el alambre, lo que crea una mayor superficie para distribuir la carga).
Ferri informó que, en su huerto, los postes podridos parecen ser la vulnerabilidad que provocó la reciente pérdida por el tornado. Un lote de postes que él y algunos vecinos compraron hace casi una década ha tenido problemas de podredumbre en la superficie del suelo debido a un tratamiento insuficiente de la madera.
“Hemos llegado al punto de que cada primavera empujamos los postes y, si están podridos, los reemplazamos”, indicó.
Allan afirma que, a medida que se acerca la cosecha, observa todos los anclajes mientras conduce por los huertos para ver si algo parece aflojarse bajo el peso de la cosecha.
“Los anclajes le darán una señal reveladora. Puede ver dónde están sucios”, comentó. “Si tan solo se ven un poco mal, hay que solucionarlo después de la cosecha. Empeoran con el tiempo, por lo que le darán las señales con anterioridad. A menos que se trate de un tornado, entonces no creo que nada funcione”.
—por Kate Prengaman