El crecimiento de la fruta con hueso se divide en tres partes porque se desarrollan por separado: la semilla, el hueso y la pulpa. Estas etapas de desarrollo encajan con otros patrones de crecimiento del árbol, como el crecimiento de nuevos brotes y de las raíces.
Una buena comprensión del desarrollo de las varias partes del fruto le ayudará a utilizar con éxito el riego deficiente regulado (RDI, por sus siglas en inglés) para programar el raleo (descuate) y lograr el tamaño del fruto deseado a la hora de la cosecha.
Las fases de crecimiento de la fruta
División celular: Tras la floración y el cuajado del fruto, hay un periodo de varias semanas en el que se forman células en la pulpa y el hueso.
Endurecimiento del hueso: Tras el periodo de división celular, el árbol cuida la parte reproductora de su fruto, es decir, la semilla. El hueso -una cáscara dura alrededor de la semilla- la protege de los daños posibles. En cuanto la semilla alcanza su tamaño máximo, el hueso se endurece (lignifica) alrededor.
Expansión celular: Cuando el hueso se ha endurecido y la semilla está completamente desarrollada, las células de la pulpa se llenan de azúcares y agua. Este periodo de expansión celular suele ser mucho más largo que el periodo de la división celular anterior.
La masa máxima de la fruta: Las células se expanden rápidamente, sobre todo hacia el final del ciclo de crecimiento cuando se acerca el momento de la cosecha. El árbol necesita mucha agua.
Con abrir varios frutos a través de la línea de sutura, ocupando tijeras podadoras, puede seguir el ciclo de crecimiento y determinar cuándo exactamente se debe aplicar un riego deficiente regulado, en su caso, y cuándo debe iniciar o finalizar el raleo.
Es posible determinar cuándo alcanza el fruto la fase de volumen final, también.
Las fases de crecimiento guían el RDI
Muchos fruticultores ya han oído hablar del riego deficiente regulado. El RDI puede ahorrar al cultivador tanto agua como dinero reduciendo el riego y la necesidad de podar. Aunque los árboles sometidos a riego deficiente experimentan un estrés hídrico intencional, tal y como describe el término, el RDI no es un descuido fortuito del riego, sino una estrategia de riego cuidadosamente planificada.
El objetivo de la RDI es manipular el patrón de crecimiento estacional de los árboles y canalizar más de sus recursos hacia la fruta en vez de hacia el crecimiento de los brotes.
En algunos cultivos frutales, como son los duraznos para conserva, los duraznos de maduración tardía destinados al mercado, las nectarinas y las ciruelas, el crecimiento del fruto y el de los brotes sucedan en momentos diferentes. Al principio de la temporada, los brotes crecen rápidamente y los frutos lentamente. Durante las seis a ocho semanas previas a la cosecha, ocurre lo contrario: los frutos crecen rápidamente, pero los brotes han dejado de crecer.
La RDI puede aplicarse a estos cultivos frutales, así como a las peras, porque puede controlarse el crecimiento de nuevos brotes sin afectar al crecimiento de los frutos. Cuando se priva temporalmente a los frutales de agua suficiente, el crecimiento de los frutos disminuye. Al reanudarse el riego abundante, el crecimiento se acelera.
En el marco del RDI, el nivel de riego disminuye durante el periodo de crecimiento rápido de los brotes -mediante la reducción de la cantidad de agua suministrada (del 25 por ciento al 30 por ciento de la evapotranspiración)- pero siempre manteniendo la frecuencia del riego. Al inicio de la fase de crecimiento rápido de los frutos los niveles óptimos de riego se reanudan.
Este sistema no sólo disminuye el crecimiento de los brotes y la necesidad de efectuar la poda de verano y cuando el árbol está inactivo, sino que también aumenta tanto el tamaño como el rendimiento de los frutos. El fenómeno asociado con el RDI es el crecimiento compensatorio, que se produce cuando la concentración de azúcares sigue subiendo en el fruto durante el periodo de estrés hídrico. Al final del periodo de estrés hídrico moderado, el fruto absorbe más agua para alcanzar el equilibrio normal entre azúcares y agua, dando como resultado una cosecha de fruta más grande en comparación con la cosecha de fruta en la que no se ha utilizado el RDI.
Cuando se trata de las frutas que maduran a principios de temporada –algunas variedades de duraznos, nectarinas y ciruelas– así como las cerezas y los albaricoques, los frutos y los brotes crecen al mismo tiempo, por lo tanto no se recomienda el RDI.
El raleo de los frutos o de las flores
El raleo de los frutos en desarrollo temprano es una de las operaciones más caras y laboriosas de la producción de la fruta con hueso. El raleo de esos frutos también agrava la incidencia del hueso partido.
Cada vez más, los productores de fruta con hueso se dan cuenta de que el tamaño de los frutos a la hora de cosechar puede mejorarse considerablemente mediante el raleo manual de las flores, el raleo mediante productos químicos, o ambas estrategias, y siguiendo con un raleo rápido de los frutos, en los casos que sea necesario. La comprensión de las fases de desarrollo de la fruta con hueso puede optimizar el raleo.
Las variedades que maduran pronto y/o son difíciles de calibrar se benefician del raleo de flores.
Para realizar el raleo de las flores y de los frutos en desarrollo temprano con el fin de obtener su tamaño de fruto que requieren los mercados, es necesario conocer su comportamiento en las distintas variedades. El cuajado del fruto, la caída prematura de la fruta y el “doblado” son todos factores que se debe tener en mente cuando intente regular su cosecha.
Examinando periódicamente su fruta con hueso, eliminará las conjeturas a la hora de administrar su huerta.
—por Bas van den Ende
Bas van den Ende era investigador del Instituto de Investigación Tatura, en el estado de Victoria (Australia).
Este artículo ha sido traducido por Jean Dibble y revisado por Jutsely Rivera. Puede ponerse en contacto con Jean en jean@goodfruit.com.