El oídio (la cenicilla) sólo puede infectar a las cerezas durante las semanas previas a la cosecha, pero un control del patógeno al principio de la temporada las protege con mantener bajo el inóculo, según el fitopatólogo Gary Grove, de la Universidad Estatal de Washington. (Cortesía Claudia Probst/Washington State University)
El oídio (la cenicilla) sólo puede infectar a las cerezas durante las semanas previas a la cosecha, pero un control del patógeno al principio de la temporada las protege con mantener bajo el inóculo, según el fitopatólogo Gary Grove, de la Universidad Estatal de Washington. (Cortesía Claudia Probst/Washington State University)

Invertir en la lucha contra el oídio (la cenicilla) es beneficioso, pero la formula parece una inversión financiera al revés.

“Es parecida al interés compuesto. La enfermedad depende de la cantidad de inóculo que sobrevivió al invierno, de la tasa de propagación y el tiempo”, explicó Gary Grove, fitopatólogo de la Universidad Estatal de Washington. “Si empiezas con cero, tendrás cero”.

Ese es el escenario ideal, desde luego.

Muchos productores del noroeste contaron con eso durante unos años en los que el oídio “casi desapareció”, dijo Grove, ya que la primavera árida y el verano caluroso del 2021 fueron inhóspitos para el oídio. La forma invernante del hongo, llamada casmotecio, necesita empaparse por agua de la lluvia (o el riego) para liberar las ascosporas que inician una nueva temporada del oídio. El Noroeste no lo tuvo en el año 2021, cosa que preparó las huertas para una baja presión del patógeno también en el 2022.

Como ya sabemos, todo lo bueno se acaba.

“Lo importante es que volvemos a ver más cenicilla”, dijo Grove durante una plática en el Dia de la Fruta de Hueso del Norte de Washington Central (North Central Washington Stone Fruit Day) en Wenatchee, en enero pasado. “Después de varios años, ahora se ve que empieza a acumularse de nuevo en las huertas”.

La presión del oídio se aumenta rápidamente porque tras el periodo de infección inicial, el patógeno fúngico continúa reproduciéndose durante toda la temporada. Las ascosporas infectan las hojas en primavera, y después el hongo producirá conidios (la forma reproductiva asexual de la ascospore) una y otra vez.

“Esto se llama enfermedad policíclica. Sigue repitiéndose mientras haya tejido verde de cerezo que atacar”, dijo Grove.

Esto puede crear una curva de crecimiento exponencial, a menos que los cultivadores intervengan. Ralentizar ese ritmo de crecimiento, igual que un tipo de interés más bajo, se traduce en una menor presión cuando las propias cerezas se vuelven vulnerables a la infección.

“La fruta es susceptible solamente durante las dos semanas antes de la cosecha, pero hay que mantener una cantidad baja del inóculo para protegerla”, dijo.

Las prácticas culturales que favorecen la circulación del aire y la penetración de la luz solar hacen que la huerta sea menos propicia a la infección y reducen la tasa de reproducción.

“La eliminación de retoños (chupones) es vital”, dijo Grove. “Este es un lugar excelente para producir conidios y crear un mayor aumento de la enfermedad”.

También advirtió a los productores que tengan cuidado con los productos fungicidas FRAC Grupo 11 y Grupo 3. Para ambos los patógenos tienen una resistencia generalizada en los bloques de cerezos de Washington.

“No hemos perdido totalmente el 11, pero eso pone más presión (de resistencia) en los grupos que quedan”, dijo.

Recomienda la rotación de productos, los fungicidas que se mezclan en los tanques y también el uso de productos multi-sitio premezclados, siempre y cuando los productores monitoreen cuidadosamente sus ingredientes activos. “No sean tacaños con las dosis y la sincronización”, añadió.

En cuanto a las opciones orgánicas, como el azufre o el aceite, Grove advirtió que no se debe confiar en ellas cuando la presión ya es alta. La mayoría de los fungicidas funcionan mejor cuando se aplican de forma protectora y no reactiva.

Volviendo a su analogía del interés compuesto, Grove señaló que, si es posible, retrasar el inicio del riego fuerte durante una primavera seca también puede retrasarse la aparición de la enfermedad.

No existen herramientas consistentes para controlar el oídio del cerezo en la temporada de dormancia. Tratar de reducir la formación de inóculo en otoño después de la cosecha para reducir el impacto en la próxima temporada tiene sentido en términos conceptuales, dijo Grove, pero con un número limitado de ingredientes activos y la necesidad tanto de proteger la fruta y evitar la resistencia, es una propuesta complicada. Los fungicidas del grupo 7, por ejemplo, reducen la producción de casmotecios, pero los productores lo necesitan en su rotación previa a la cosecha.  

¿Cómo puede saber si usted debe estar preparado para el control del oídio este año? 

“Sí tuvo la cenicilla la temporada pasada, lo mejor que usted puede hacer esta temporada es empezar a pulverizar cuanto antes”, dijo Grove.

por Kate Prengaman

Este artículo ha sido traducido por Jean Dibble y revisado por Jutsely Rivera. Puede ponerse en contacto con Jean en jean@goodfruit.com.