Con una década de experiencia en el cultivo de huertos de duraznos y nectarinas certificados como orgánicos, el productor John Douglas asegura que los aspectos orgánicos de su operación están lejos de ser sus problemas más importantes.
“En lo que respecta a duraznos y nectarinas, nuestros problemas son el invierno y el viento”, explicó Douglas, gerente de huertos de la empresa Douglas Fruit Co. con sede en Pasco, Washington. “El reto con las frutas orgánicas es que solo tenemos un antídoto para todo”.
Hasta ahora, el antídoto —ya sea Entrust para las plagas de insectos o el polisulfuro de calcio para el control de enfermedades— todavía funciona y Douglas Fruit es el líder en Washington del cambio hacia la producción orgánica como estrategia para mantener su competitividad en el mercado de las frutas veraniegas.
Con cerca de 8,000 toneladas anuales, la producción de duraznos de Washington se queda corta en comparación con California y ocupa el séptimo puesto en los Estados Unidos en términos de tonelaje, después de Carolina del Sur, Nueva Jersey, Georgia, Pensilvania y Colorado, según datos de 2018 del Departamento de Agricultura de Estados Unidos.
Pero 35 por ciento de la producción se certificó como orgánica en 2018, comparado con 14 por ciento de la producción de manzanas del estado.
“Nuestro nicho es el mercado orgánico”, afirmó B. J. Thurlby, presidente de la Comisión de Frutas del Estado de Washington. La cantidad de fruta que se cultiva de forma orgánica en el estado es considerablemente mayor que lo que reflejan las estadísticas, aseguró, pero no siempre se promocionan como orgánicas debido a la demanda.
California también cultiva más duraznos orgánicos, pero 10,700 toneladas en 2016 representan menos del 2 por ciento de la producción del estado. Colorado, por su parte, cultivó un poco más de 1,000 toneladas de duraznos orgánicos en 2016, cerca de 8 por ciento de su cultivo total.
“Adoptamos el cultivo orgánico principalmente por motivos promocionales”, apuntó Douglas. “Estamos intentando diferenciarnos de California. Ellos establecen el precio, pero quizá nosotros ganamos uno o dos dólares más (con los productos orgánicos)”.
En Washington, más productores de frutas veraniegas están siguiendo los pasos de Douglas al buscar la certificación orgánica de sus duraznos, nectarinas y albaricoques para obtener precios que puedan seguirles el ritmo a los costos de producción. Incluso los productos seleccionados pueden conseguir un precio decente debido a la demanda de procesadores de productos orgánicos que preparan alimentos para bebés, aportó Jill Douglas, copresidenta de Douglas Fruit.
Si le pregunta a un puñado de productores de frutas veraniegas de Washington sobre cómo hacer la transición al cultivo orgánico, todos ellos le recomendarán que hable con John Douglas, incluso si ellos mismos lo han logrado en sus huertos.
“Douglas es el lugar donde se tiene el mejor conocimiento”, apuntó Dick Conrad, quien indicó que se le convenció cambiar al cultivo orgánico cerca de una década atrás cuando Douglas, su empacadora, efectuó su transición. La primera vez, no le fue tan bien a él y regresó al cultivo convencional. Ahora está intentando cultivar sus duraznos y sus nectarinas de forma orgánica otra vez, y esta vez se siente cautelosamente optimista.
Douglas le resta importancia a la sugerencia de que él es el experto en cultivo orgánico. Durante una visita a un huerto de frutas veraniegas de la región de Columbia Basin en la primavera quedó claro que él prefiere hablar sobre las nuevas innovaciones en cuanto a sistemas y la importancia de cultivar nuevas variedades que de verdad tengan el sabor necesario para que regresen los clientes.
En cuanto a los sistemas, Douglas está cambiando sus nuevos cultivos de duraznos y nectarinas a un sistema de espaldera único que brinda mayor uniformidad y oportunidad para la mecanización. El sistema tradicional en forma de “V” independiente crea árboles altos que son eficientes para las plataformas, pero si algunos líderes se inclinan mucho más sobre los pasillos que otros, es difícil pasar a través de ellos con el equipo.
“Nos gustaría aprovechar las nuevas plataformas y quizá el raleador de alambre de tipo Darwin”, indicó Douglas.
En la actualidad, el raleo manual de los duraznos para alcanzar una meta de 37 toneladas por hectárea (15 toneladas por acre) cuesta de 3,700 a 4,800 dólares por hectárea (de 1,500 a 1,800 dólares por acre). Las nectarinas tienden a tener una producción menor por cultivo, y a caer más por sí solas, por lo que solo cuestan unos 2,500 dólares por hectárea (1,000 dólares por acre), y él piensa que un raleador de alambre podría ser capaz de reducir los costos de mano de obra de los duraznos a un nivel similar al de las nectarinas.
Las espalderas son poco comunes para los duraznos debido a la preocupación de lesiones causadas por los alambres y el riesgo de enfermedades en regiones más húmedas, así como el reto de mantener la productividad de los árboles vigorosos en su espacio. Douglas usa solo dos alambres, lo suficientemente altos como para que los trabajadores puedan caminar con facilidad por debajo del alambre inferior. No hay necesidad de entrenar las ramas mediante alambres como se hace en las manzanas, ya que los duraznos solo dan fruta en las ramas nuevas cada año, añadió.
Para proteger los árboles de las lesiones de los alambres, se coloca una estaca de bambú entre el líder y los alambres.
“Estamos intentando plantarlos con una densidad un poco más cercana, pero los duraznos y las nectarinas son muy sensibles a la luz”, por lo que aún necesitamos pasillos más anchos que para los manzanos, explicó.
Los bloques jóvenes y uniformes en espalderas contrastan fuertemente con los bloques de duraznos y nectarinas que se aproximan a su expectativa de vida de 20 años en el otro lado del huerto. Los troncos tienen daños causados por lesiones invernales, líderes desaparecidos y tramos de ramas sin brotes.
A Douglas le gustaría tener de 16 a 18 ramas de gancho, con unas tres subramas por cada una, para alcanzar la meta de 90 a 120 frutas por líder. Pero en los bloques más viejos, a veces solo queda la mitad de las ramas de gancho productivas.
“Por lo tanto, nos tenemos que poner creativos”, dijo en referencia a los espacios vacíos. “Aún se necesita espacio para (que la fruta pueda) obtener color”
En la huerta, tres bloques originales podrían estar en su última temporada, o cerca de esta, antes de ser arrancados y replantados con nuevas variedades en el nuevo sistema.
Para replantar se requiere fumigar, indicó Douglas, pero entonces los tres años que les toma a los árboles llegar a producir también explican el plazo de transición de nuevo hacia la certificación orgánica.
La transición al cultivo orgánico en realidad ha sido más fácil para las frutas veraniegas que para las manzanas, informó. No existe una plaga crítica que pueda salirse de control y amenazar un huerto, como el problema que causa la polilla del manzano (Cydia pomonella) en los bloques de manzana orgánicos, aseguró.
El problema mayor es que no existen muchas herramientas que se puedan usar cuando surgen los problemas, lamentó.
Esto hace que la llegada de una plaga nueva, como la mosca del vinagre de alas manchadas (Drosophila suzukii Matsumura) sea inquietante. Los entomólogos han dicho que la mosca del vinagre no parece dañar los duraznos y las nectarinas no maduras, pero Douglas indicó que ha tenido pérdidas cuando el programa de Entrust (spinosad) que usa para otras plagas se detiene en etapas demasiado tempranas en los duraznos tardíos.
Si la mosca del vinagre desarrollara resistencia al spinosad, “sería el fin de esto”, aseguró Douglas.
Otras dificultades comunes del cultivo orgánico, como el control de malas hierbas y la nutrición, tuvieron una curva de aprendizaje, pero ahora funcionan bien.
“Estaba nervioso por el control de las malas hierbas, pero no ha representado un problema”, explicó. A menudo cultivan en las tres filas con la herramienta Wonder Weeder y limpian los pasillos con las cuchillas de disco cada par de años; ambas herramientas funcionan muy bien en los sistemas anchos de los duraznos.
¿Cuáles son los próximos pasos para la compañía que lidera el mercado de la fruta orgánica veraniega? Los nuevos cultivares que priorizan el sabor, indicó Douglas, en un bloque de nectarinas que se conocen como Summer Flair (“estilo veraniego”).
“Estamos trabajando duro como empresa para obtener ese perfil de sabor”, dijo. “Puede ser grande y bello, pero queremos ese sabor especial”.