Los árboles maduros de cuatro dimensiones de los huertos de la empresa Hoddy Fruit Co. en Nueva Zelanda todavía producían 50 toneladas por acre (112 toneladas métricas por hectárea), pero con frecuencia, la fruta en su parte inferior quedaba en la sombra y por lo tanto la calidad general de esta no alcanzaba su potencial.
Dado que Nueva Zelanda está ubicada a unas 12,000 millas (cerca de 19,000 kilómetros) de los mercados de exportación clave, cada pieza de fruta tiene que ser de la mejor calidad porque esa es la única forma en que esta nación isleña puede diferenciar sus productos en el mercado global.
“Así que una de nuestras principales motivaciones, cuando tomamos la decisión de adoptar un sistema de crecimiento diferente, es maximizar el número de frutas verdaderamente buenas”, explicó Andrew Kininmonth, quien comparte la responsabilidad de administrar el huerto con su suegro, Michael Hoddy. “Tiene que ser de buena calidad y consistente, y motivar al público a que regrese a comprar más de nuestras manzanas todas las semanas”.
Ese es el motivo por lo que Hoddy Fruit Co. se encuentra dentro del creciente número de huertos que están cambiando a sistemas de dos y tres dimensiones, al igual que otras regiones de producción clave del mundo, con la meta de aumentar la producción y mejorar la calidad de la fruta.
A la larga, Hoddy Fruit y otros productores esperan aumentar su eficiencia mediante la automatización y la robótica.
Hoddy Fruit continúa su transición a sistemas bidimensionales, lo que Kininmonth explica está motivado casi exclusivamente por un factor: la necesidad de capturar luz.
Crear ventanas en el dosel permite que la luz salpique toda la copa, inclusive las manzanas que se encuentran bajo la sombra en la parte inferior. Esto aumenta la fracción empacada.
“Si hacemos bien nuestro trabajo al crear ventanas en el follaje y mantenerlas abiertas, nos irá bien”, aseguró. “No cultivamos manzanas. Cultivamos luz”.
“Ahora cuando sembramos necesitamos una buena razón para no utilizar un sistema bidimensional”, aseguró.
El concepto de cultivar luz fue un refrán familiar durante el Congreso Anual de la Asociación Internacional de Árboles Frutales y la visita de estudio en febrero.
Tanto los investigadores como los productores compartieron sus experiencias con los sistemas de espaldera altamente uniformes, de dos y tres dimensiones, que tienen como meta mejorar la calidad de la fruta en toda la copa, no solo en la parte superior del árbol, y mejorar el rendimiento total.
Los investigadores en el Centro de Investigación Vegetal y Alimentaria de Nueva Zelanda han estado investigando el potencial de los sistemas de plantación intensivos de cordones planos por varios años.
Esos son sistemas diseñados para interceptar la luz solar y utilizarla para empujar el potencial de rendimiento y calidad hasta “casi su máximo límite biológico”, indicó el científico principal y líder del grupo de fisiología vegetal, Stuart Tustin.
Los investigadores están poniendo a prueba los límites de separación al sembrar las filas muy juntas y crear un dosel muy alto, estrecho, delgado y poroso, en la cual las hojas estén orientadas y ordenadas de tal manera que permitan una buena distribución de luz desde el extremo inferior hasta el extremo superior del árbol. Hasta ahora, han probado separaciones de 2 y 1.5 metros entre las filas (un metro es un poco más de 3 pies).
“En teoría, las filas que se encuentran más juntas van a proporcionar una mejor utilización de luz solar, pero podríamos tener problemas con la sombra si las filas se acercan demasiado entre sí”, apuntó. “Es demasiado temprano para decir cuál funciona mejor”.
Indicó que también se deben tomar en cuenta otras consideraciones prácticas, incluida la capacidad para rociar varias filas y su compatibilidad con la robótica una vez que se desarrolle.
“Creo que se desarrollarán con el propósito de que funcionen en espacios reducidos, no en espacios amplios. De todas formas, estamos hablando de duplicar la productividad de los manzanos”, indicó.
En los huertos
El huerto Birdhurst Orchard, ubicado en la parte más ancha del Valle Motueka, cerca de Nelson, Nueva Zelanda, fue en un tiempo una granja de tabaco y ganado de 15 acres (6 hectáreas). Hoy en día, la granja ampliada contiene 500 acres (202 hectáreas) intensivos de manzanos enanos —bloques de Royal Gala, Jazz y Braeburn que en promedio tienen 1,200 árboles por acre (485 árboles por hectárea)— y 150 acres (61 hectáreas) de kiwis.
Junto con el huerto Heywood Orchards, las dos granjas también forman la empresa conjunta de poscosecha Golden Bay Fruit 2008 Ltd., cuya meta es devolver la mayor parte de los ingresos por exportación a los productores de los huertos.
En la actualidad, Golden Bay produce un promedio de unos 70,000 cajones anuales, pero con las nuevas plantaciones, los nuevos sistemas y la expansión del centro de empaque, llegaría a unos 100,000 cajones dentro de tres a cuatro años, indicó Anthony Heywood de Golden Bay.
Un bloque de manzanas Jazz plantado en portainjertos Malling 9 a una densidad de unos 810 árboles por acre (2002 árboles por hectárea) deberá producir cerca de 101 cajones por acre este año (250 cajones por hectárea al año), un leve aumento en comparación con el 2016, informó Aaron Cederman, gerente del huerto.
Eso se debe a que han trabajado duro para optimizar los árboles, con más dardos laterales largos y delgados de 6 a 8 pulgadas (15 a 20 centímetros) y menos carga frutal en los extremos de las ramas, para mejorar la cosecha de luz. El objetivo: cerca de 217 frutas por árbol con un tamaño de 115 al momento de la cosecha.
Varios años atrás, los árboles no eran podados lo suficiente y cargaban hasta 27 ramas cada uno. En la actualidad, estas se han disminuido a unas 17 ramas. “Al cargar la mayoría de la fruta en los espolones, la ventana de floración se contrae”, explicó. “Prefiero tener una rama delgada y larga que comience en lo alto y termino al nivel de mis rodillas”.
En un bloque de Royal Gala, las ramas más tiesas que se encuentran a un ángulo de 45 grados no siempre pueden halarse hacia abajo, así que aquellas ramas que irrumpen en el árbol vecino tienen que cortarse, por lo que los trabajadores dejan tocones, añadió.
El espacio entre las filas es muy estrecho en el bloque de Galaxy Royal Gala de Hoddy Fruit Co., el cual está sembrado con portainjertos Pajam 2 a 2.5 metros (un poco más de 8 pies). Los árboles están sembrados a un poco menos de 4 pies (1.2 metros) de separación, tienen una altura de 12 pies (3.7 metros) y están montados en una espaldera con un sistema de ocho alambres y una separación de 15 pulgadas (38 cm) entre alambres.
El color de la copa es cerca del 85 por ciento por todo el bloque, y los alambres interceptan la luz bastante bien, informó Kininmonth.
Su meta es alcanzar 90 por ciento de color y 140 frutas por árbol, con un tamaño promedio de 100. Durante la visita, los trabajadores ya habían recogido las frutas de la parte inferior de los árboles y estaban recogiendo las de la parte superior con la ayuda de las plataformas.
Hasta ahora, no han necesitado reemplazar los laterales a lo largo del alambre, mayormente debido a que han mantenido de dos a tres generaciones de madera que brota de una rama a la misma vez, explicó.
“Simplemente la cortamos para acabar con dos yemas. Rompemos todas las reglas tradicionales de podar en un sistema bidimensional”, afirmó. “Si surgen muchas yemas, simplemente las reducimos a la mitad”.
Mientras tanto, darles forma a los árboles siempre ha sido un reto para Ian Palmer en un bloque de manzanas Envy sobre portainjertos M.9 en Palmer Orchards, el cual está sembrado en hileras con una separación de 3.3 metros por 1 metro.
Este lugar tuvo una historia diversa al principio, y prácticamente sin una práctica de formación en sus primeros años, el exceso de cultivo ha sido un problemas , declaró. Estima que en esta temporada el bloque tuvo un exceso de cultivo del 5 al 10 por ciento, mayormente en la parte superior de los árboles. Esperaba cosechar cerca de 110 toneladas métricas (una tonelada métrica equivale a un poco más de 1 tonelada estadounidense).
Las manzanas Envy presenta retos con los grandes frutos que pueden tener dificultad para desarrollar su color, pero el uso de material reflectante ha ayudado a mejorar la fracción de fruta empacada. También aplica magnesio cada dos semanas porque, aunque las pruebas de suelo muestran que contiene el mineral, no parece estar disponibles para la planta. “Si puedo mantener el color de las hojas, el color de las frutas se desarrollará bien”, afirmó.
Craig Hornblow, asesor de horticultura de AgFirst, observó que, en invierno, “no hay mucho árbol aquí”. Palmer informó que sus trabajadores buscan eliminar todos los espolones que se encuentran en el interior de las ramas. Algo positivo: el chancro del manzano había retardado el huerto, pero con menos intensidad luminosa en el bloque, confía en que podrá manejarlo.
Palmer cultiva una mezcla de Envy, Jazz, Ambrosia y Royal Gala. “La industria de aquí siempre está en búsqueda de la siguiente manzana exitosa. Pienso que las que tenemos ahora nos servirán por un buen rato”, concluyó. “Como cualquier manzana nueva, tendremos que aprender a cultivarla bien para convertirla en un éxito”.
Trabajadores extranjeros temporales en Nueva Zelanda
Como en los Estados Unidos, en Nueva Zelanda también existe un programa de visas para trabajadores extranjeros temporales, aunque con países de las islas del Pacífico, para realizar trabajos agrícolas de temporada. Conocido como el programa de Empleados Reconocidos de Temporada (RSE, por sus siglas en inglés), el programa permite que los productores recluten trabajadores de cerca de media docena de naciones isleñas. Muchos de ellos atraen trabajadores provenientes de Tonga.
Como parte del programa de RSE, los empleadores deben intentar reclutar, sin éxito, trabajadores locales antes de obtener permiso para reclutar trabajadores extranjeros temporales.
También deben pagar la mitad del costo de un boleto de ida y vuelta para los migrantes de las islas del Pacífico, garantizar un número mínimo de horas de trabajo y un sueldo mínimo, y brindar alojamiento, seguro médico y ayuda relacionada con necesidades personales como el transporte necesario para realizar transacciones bancarias.
Notas del huerto Birdhurst Orchard
La granja tiene como meta producir el mayor número de fruta posible en las yemas al cortar las ramas sin brotes durante su latencia. Cerca de 25 personas podan el bloque a mano de acuerdo con las instrucciones de un supervisor, y cuando se les indica que realicen un raleo, se les explica por qué.
“Si conocen la razón por la cual lo hacen, y por qué lo tienen que hacer de cierta manera, obtendremos un resultado más constante”, afirmó el gerente del huerto, Aaron Cederman. “Se supervisan entre ellos porque los trabajadores no quieren recoger fruta en una fila que no se haya podado bien”.
Con la transición a los doseles planos, el huerto también ha estado experimentando con los rociadores de varias filas que les permiten rociar la granja en un rango de ocho a diez horas que comienza a las 5 a. m., antes de que caliente el sol. La separación estándar es de 0.9 metros por 3.3 metros (casi 3 pies por 11 pies).
Notas del huerto Vailima Orchards
Todo lo que hace la familia Hoddy del huerto Vailima Orchard utiliza la última tecnología, ya sea probar nuevas variedades o implementar rociadores de filas múltiples y plataformas para todas las temporadas en sus huertos hace muchos años, explicó el horticultor de AgFirst, Craig Hornblow.
La familia también se encuentra entre las primeras en implementar un sistema de espaldera en V con postes de metal en Nueva Zelanda para mejorar la eficiencia y maximizar las oportunidades de las nuevas variedades, inclusive Ambrosia, Jazz, Envy y Smitten.
La separación entre los árboles también varía según aprenden más sobre el sistema y cómo interactúa con cada variedad. Un bloque de Envy injertado hace tres años comienza con 3.4 metros por 1 metro en las primeras 12 a 13 filas y luego se acercan, alcanzando 3.4 metros por 0.8 metros.
Un bloque de Ambrosia en un portainjerto M.9 se siembra con una separación de 1 metro, con 3.5 metros entre filas y rinde cerca de 70 toneladas métricas por hectárea (una hectárea es equivalente a casi 2.5 acres.) Richard Hoddy indicó que instalan reflectantes para mejorar el color y la cosecha en tres recolectas a lo largo de dos semanas.
Por lo general, han establecido un umbral mínimo de 80 toneladas métricas por hectárea y la meta es obtener de 120 a 130 toneladas métricas por hectárea (o cerca de 120 a 130 cajones por acre) y “creemos que vamos por buen camino”, dijo Hoddy. “Con el uso de los productos Extenday, ya estamos obteniendo 140 toneladas por hectárea de manzanas Braeburn”.
Esta temporada, Richard, junto con su esposa, Sue, e hijos, Matthew y Tristram, planifican cosechar 30,000 cajones. Esperan que su cosecha aumente a 40,000 cajones en cinco años conforme los nuevos huertos comiencen su producción.
Notas del huerto Palmer Orchards
El agua es el rey para todo lo que se cultiva en la región Nelson/Tasman, dijo el productor Ian Palmer, y esta se monitorea y limita durante los años de sequía. Esta es una consideración clave para sus suelos ligeros que tienen una baja capacidad de retención.
En el clima templado de la temporada, no muy lejos de la costa, las flores del rey brotan y se desprenden antes de que comience la próxima floración. Palmer realiza dos raleos secundarios y elimina tanta floración anual leñosa como sea posible. Para el raleo de fruta, hace el raleo a mano temprano y de nuevo un mes antes de la cosecha.
También fumiga cualquier replantación para evitar las enfermedades de replante de las manzanas. “Si no lo hiciéramos, sería un desastre”, advirtió.