La viticultora de Walla Walla, Sadie Drury, se vio sorprendida durante su trabajo en el viñedo un día de marzo cuando sus jefes le entregaron el Premio al Viticultor del Año, en memoria de Erick Hanson, de la Asociación de Viticultores de Washington.
Fue una presentación poco convencional —sin banquete de conferencia debido a la pandemia— para una homenajeada poco convencional. A sus 38 años, Drury es la productora más joven del año y la tercera mujer ganadora en la historia del premio. Pero el 2020 fue un año apropiado para honrar a Drury, cuyo enfoque flexible y que da prioridad a la seguridad en la agricultura durante una pandemia dio lugar a una temporada rentable en un año difícil.
“De nuestro año de COVID hemos aprendido a ser flexibles, y vamos a ser una mejor empresa gracias a ello”, afirmó Drury, directora general de North Slope Management, una empresa de explotación de viñedos con sede en Walla Walla. Cultiva unas 113 hectáreas (280 acres) en SeVein Vineyards para algunas de las principales bodegas de Washington como L’Ecole 41, Pepper Bridge y Leonetti Cellar, cuyos propietarios son los socios directores de SeVein Vineyards y North Slope y que contrataron a Drury en 2013.
“Se incorporó como viticultora, pero cuanto más la observábamos, más nos impresionaba”, apuntó Norm McKibben, fundador de Pepper Bridge Vineyard and Winery. El éxito de Drury lo atribuye a su ética de trabajo, su organización y su capacidad para contratar a los mejores empleados.
“Ahora tiene una lista de espera de gente que quiere venir a trabajar, mientras que otros en la zona tienen dificultades para encontrar trabajadores”, añadió. “Su otro punto fuerte es que ha contratado a personal de apoyo muy bueno, porque una persona no se las arregla sola”.
El enólogo y copropietario de L’Ecole 41, Marty Clubb, elogió las relaciones de Drury con sus empleados y sus clientes, unas 50 bodegas a las que el viñedo sirve cada año.
“Ha construido un equipo increíble”, declaró Clubb. “Es la forma en que trata a la gente. En esta industria se pueden ver algunos métodos de gestión tradicionales, pero ella está utilizando métodos novedosos y está funcionando”.
En cuanto a los clientes, aún en un año normal es muy difícil satisfacer las demandas de docenas de enólogos, indicó Clubb. En 2020, algunas bodegas se retiraron ante la incertidumbre, inclusive él mismo. “Perdió muchas ventas de fruta, pero encontró sustitutos cuando tuvimos un exceso de uva”, agregó. “Esto dice todo sobre la reputación que se ha forjado como viticultora de calidad”.
Éxito durante una pandemia
A principios de este año, Drury habló sobre sus estrategias para el éxito vitícola durante la pandemia en el Simposio Unificado del Vino y la Uva, que se celebró virtualmente este año. Drury estuvo acompañada en el panel por Tony Bugica, director de desarrollo agrícola y empresarial de la empresa californiana Atlas Vineyard Management, y Craig Ledbetter, de Vino Farms, en Lodi, California.
“Lo que nos permitió triunfar en 2020 fue la flexibilidad, el cambio de las prácticas de gestión y la comunicación”, afirmó Drury. Trágicamente, un supervisor con 20 años de experiencia murió de COVID el pasado mes de mayo, una pérdida que obligó a Drury a pensar sobre el desarrollo de un plan estratégico para asegurarse de tener suficiente capacitación cruzada en su equipo de trabajo como para garantizar que las operaciones puedan continuar sin problemas si cualquier otra persona —inclusive ella misma— tuviera que tomar un tiempo de descanso prolongado por enfermedad o para cuidar de su familia.
Aunque tanto Bugica como Ledbetter cultivan muchas más hectáreas y dirigen a muchos más empleados, coincidieron con la opinión de Drury de que una fuerte comunicación y flexibilidad les ayudó a superar el año.
“Agricultores, somos buenos en esto, hacemos malabares todos los días. Algunos de nosotros de verdad nos destacamos bajo cierta presión”, manifestó Bugica, quien gestiona 1,600 hectáreas (4,000 acres) de viñedos en los condados de Napa, Sonoma y Mendocino. “Debido a que somos bomberos veteranos, trabajamos bastante rápido” en respuesta a las emergencias.
La atención a la seguridad fue más allá del equipo de protección personal, informó. Durante el caluroso tiempo de la cosecha, les dijeron a los empleados que bajaran la velocidad para reducir el esfuerzo de trabajar con mascarillas, pero seguían pagándoles las mismas tarifas que habrían recibido a su velocidad habitual.
De cara a la temporada de 2021, y más allá, es probable que algunas de las adaptaciones impulsadas por la pandemia permanezcan para siempre, afirmaron los panelistas. Por ejemplo, reunirse por videoconferencia, especialmente durante el caos de la vendimia o con gerentes dispersos por múltiples ranchos, señaló Ledbetter, quien gestiona las operaciones de 2,100 hectáreas (5,300 acres) de viñedos de las 6,400 hectáreas (16,000 acres) que tiene la empresa. En total, Vino Farms emplea a unas 425 personas a tiempo completo, junto con otros 1,000 trabajadores estacionales contratados a través de contratistas de mano de obra agrícola.
“Manejar casos positivos era algo que sabíamos que tendríamos que hacer” con una plantilla de ese tamaño, añadió. “Nuestro director de recursos humanos era una auténtica estrella” y asumió la responsabilidad de rastrear contactos para los empleados y sus familias.
La comunicación con las bodegas fue fundamental para averiguar dónde se podían recortar los costos de producción y dónde debían de cambiar de dirección los productores, explicó Bugica.
“Cultivar basados en la especulación no es rentable”, declaró Drury, por lo que en las áreas en las que sus clientes habituales querían hacer recortes, cambió su gestión para reducir al mínimo la mano de obra en las uvas no vendidas inicialmente. “En algunos bloques, no raleamos mucho los brotes, sino que podamos fuertemente para reducir las yemas y seguir creando un buen producto que pudiésemos vender a un precio reducido”, indicó.
Como resultado, los viñedos vendieron toda la fruta y siguieron siendo rentables en un año difícil.
Este año, la demanda ha regresado, y toda su fruta se vendió antes de la brotación, afirmó Drury, pero ella ha mantenido algunas de las relaciones con esos nuevos compradores como seguro de protección mientras la inestabilidad del mercado se resuelve.
La mayor lección de la pandemia se centró en las relaciones personales, aseguró, especialmente en lo mucho que importan la amabilidad y la compasión a la hora de gestionar a las personas.
“Cuando un empleado viene a trabajar y dice: ‘Tengo mucho miedo’, le decíamos: ‘Vuelva cuando esté preparado’. Esto ayudó a crear un equipo de trabajo más grande y más fuerte”, agregó. También ofrecía flexibilidad a los trabajadores que necesitaban cuadrar el cuidado infantil —aproximadamente la mitad de sus 48 empleados son mujeres— y los horarios de trabajo.
De hecho, cuando los trabajadores agrícolas de la región corrieron la voz de que la empresa se tomaba en serio la COVID y ofrecía un horario flexible, las solicitudes llegaron a raudales.
“Por primera vez, tuvimos suficientes empleados”, señaló Drury. “Podemos crear una situación en la cual nuestros empleados quieran estar aquí simplemente siendo mejores seres humanos”.
De cara a 2021, planifica mantener el equipo de trabajo más numeroso y seguir ofreciendo esa flexibilidad.
“Mi objetivo este año es aprender a cultivar en 40 horas a la semana”, declaró en una entrevista posterior. Al cierre de esta edición, los legisladores de Oregón, donde se encuentra SeVein, y de Washington estaban debatiendo proyectos de ley para rescindir la exención de las horas extra en la agricultura. Eso significa reconocer que sus empleados también podrían necesitar otro trabajo.
“Si quieren trabajar 30 horas para mí y 30 horas para otro, me parece bien. Carla (la jefa del equipo de trabajo femenino) y yo somos muy flexibles, siempre que la gente se comunique”, indicó. “Sí, es complicado, pero creo que por eso no hemos tenido problemas para encontrar buenos empleados”.
—por Kate Prengaman
Premios a los viticultores
La Asociación de Viticultores de Washington también honró a otros dos líderes del sector en el marco de la conferencia virtual de marzo. El premio Grand Vin, que reconoce las contribuciones significativas a la industria vinícola, fue otorgado a Brian Carter, de Brian Carter Cellars. El premio al servicio del sector se concedió a Tom Judkins, fundador de Inland Desert Nursery.