Un ingeniero australiano ha inventado un sistema de eliminación de malas hierbas alimentado por microondas que cocina la vegetación no deseada con energía electromagnética. Está en camino de ser comercializado.
Graham Brodie, investigador de la Universidad de Melbourne, compartió los resultados de los ensayos realizados en viñedos con su máquina, la cual dirige microondas a la vegetación del suelo, durante un seminario web de invierno organizado por la Sociedad de la Uva del Estado de Washington y la Universidad Estatal de Washington (WSU).
El Growave, nombre del producto y de la empresa surgida del proceso de comercialización de la universidad, cocina básicamente las malas hierbas, y muchas de las semillas de malas hierbas no germinadas en el suelo, cuando pasa por encima de ellas, señaló Brodie, ingeniero industrial y eléctrico especializado en ciencia de microondas. La tecnología es similar a la de un horno microondas doméstico, pero se traslada detrás de un tractor. Solo utiliza tubos para dirigir la energía electromagnética hacia abajo, hacia la parte superior de las plantas.
La energía de microondas calienta la vegetación, creando vapor interno hasta que las paredes celulares se rompen. En sus vídeos de demostración, las malas hierbas emiten sonidos de crujidos, chasquidos y silbidos.
“Mis amigos agricultores de Australia siempre me dicen que les gusta escuchar el sufrimiento de sus malas hierbas”, apuntó.
Brodie y sus colegas han probado el Growave unas 1,000 veces sobre trigo, arroz y pastos en cinco tipos de suelo diferentes y en una amplia gama de climas. También lo ha probado sobre las malas hierbas bajo las vides, indicó.
“Parece ser bastante eficaz bajo las vides sin dañarlas”, afirmó.
El calor de las microondas sólo penetra en el suelo hasta cierto punto, dejando ilesas las raíces con un alcance más profundo, mientras que la corteza leñosa del tronco protege a la vid, explicó Brodie. Las muestras del suelo lo confirman.
Las microondas también matan los patógenos fúngicos y bacterianos cerca de la superficie, añadió. Sin embargo, la máquina no esteriliza el suelo. Los productores pueden volver a plantar en el mismo lugar después de unas horas de enfriamiento, informó, y las lombrices de tierra escapan a la superficie o permanecen demasiado profundas para ser afectadas.
Su máquina utiliza cuatro emisores de microondas de 2 kilovatios, cada uno de los cuales tiene aproximadamente el doble de potencia que un horno microondas doméstico. A esa potencia, los operadores se desplazan a una velocidad de media milla por hora. Con microondas más potentes, podrían acelerar.
Brodie lleva unos 15 años trabajando en el prototipo y cree que está listo para su lanzamiento comercial. “Ahora estamos en la fase en la que la gente piensa que es una idea interesante”, señaló.
Michelle Moyer, viticultora de la WSU, invitó a Brodie a traer el Growave a Washington para hacer pruebas y le preguntó si las microondas podrían eliminar los chupones de la vid. Muchos viticultores de Washington intentan eliminar malas hierbas y chupones al mismo tiempo. Brodie dijo que el problema técnico de enviar las microondas horizontalmente era superable, pero aún no ha diseñado un aplicador para hacerlo.
Brodie no forma parte directamente de Growave, pero sabe que los dirigentes de la empresa tienen la intención de introducir la tecnología a nivel internacional, incluso en Estados Unidos, indicó en un correo electrónico con Good Fruit Grower.
Moyer cree que la tecnología podría funcionar en el Noroeste si llega a la fase comercial en Estados Unidos.
“Siempre hay viabilidad”, afirmó Moyer en un correo electrónico posterior con Good Fruit Grower. “No hay ninguna razón intrínseca por la que la tecnología no vaya a funcionar.”
Kevin Corliss, vicepresidente de viñedos de Ste. Michelle Wine Estates, dijo a Good Fruit Grower que también le gusta la idea.
“Todo lo que nos ofrezca una alternativa a los herbicidas de quema es una buena idea”, afirmó.
Las malas hierbas desarrollan resistencia a los herbicidas. Algunos productos químicos, como el glifosato del Roundup, podrían acabar prohibidos.
Ste. Michelle ya utiliza una técnica similar en algunos de sus bloques orgánicos, con un aplicador de propano que calienta las malas hierbas, haciendo que se marchiten sin necesidad de una llama real. Le gustaría que se probara el herbicida de microondas en Washington.
“La teoría tiene mucho sentido”, afirmó Corliss.
—por Ross Courtney