Las abejas silvestres contribuyen en gran medida a la polinización de los cultivos, pero para entender cuánto contribuyen y si pueden hacer más en el futuro, los científicos necesitan saber mucho más sobre ellas.
Un reciente estudio a nivel nacional ha aportado parte de la respuesta, demostrando que los insectos nativos proporcionaron millones de dólares en servicios de polinización a manzanas, cerezas y arándanos. Una nueva iniciativa estadounidense está ahora en marcha para ayudar a llenar algunas de las otras grandes lagunas de conocimiento. Mientras tanto, los expertos en abejas silvestres imploran a los productores que tomen medidas para fomentar los insectos nativos, no solo en beneficio directo de los huertos de árboles frutales y los campos de arándanos, sino también para fomentar la biodiversidad en general y mantener la salud de los ecosistemas.
El valor de las abejas silvestres
El estudio de polinización a nivel nacional recogió datos sobre las visitas de abejas melíferas y silvestres a huertos de manzanas, cerezas ácidas y cerezas dulces, así como a sistemas de producción de arándanos de tipo highbush, almendras, calabazas y sandías. Los investigadores descubrieron que los polinizadores silvestres constituían el 43.5 % de las visitas de las abejas a los cultivos de cerezas dulces, el 34.7 % a los de cerezas ácidas, el 32.9 % a los de manzanas y el 8.9 % a los de arándanos. El informe también señaló que, en los huertos de manzanas y cerezas ácidas, donde las abejas silvestres realizaban solo la mitad de las visitas que las abejas melíferas, las abejas silvestres eran más eficaces y depositaban “una cantidad estimada de 1.5 a 2 veces más de polen por visita”.
El estudio asignó a los servicios de polinización de las abejas silvestres un valor monetario anual de producción de 1,060 millones de dólares en manzanas, 145 millones en cerezas dulces, 50 millones en arándanos y 32 millones en cerezas ácidas.
Uno de los principales objetivos del estudio fue determinar si los cultivos están limitados por la polinización, o si un aumento de esta significaría un mayor rendimiento, según la autora principal del estudio, Rachael Winfree, profesora de ecología, evolución y recursos naturales de la Universidad de Rutgers. Al comparar las zonas con más polinizadores frente a las que tenían menos, descubrieron que una mayor visita de polinizadores “producía más arándanos, más manzanas y más cerezas por zona”, informó.
El estudio no pudo demostrar con exactitud en qué medida la polinización limitaba el rendimiento, pero Winfree señaló que seguía siendo “un mensaje muy importante” para la comunidad de fruticultores, en particular para los agricultores que cultivan cosechas que florecen en primavera.
“Podría ser una buena decisión aumentar sus polinizadores”, agregó. “Por ejemplo, gestionar el hábitat para fomentar las especies nativas o alquilar unas cuantas colmenas de abejas melíferas más de lo habitual podría aumentar el rendimiento”.
Abejas silvestres en la mira
Para conocer mejor a las abejas silvestres, científicos de todo el país se unieron a la Red de Coordinación de Investigación Nacional para el Monitoreo de las Abejas Autóctonas de los Estados Unidos (RCN, Research Coordination Network) con el fin de recopilar datos de referencia sobre las poblaciones de abejas silvestres. Más que nada, estos datos son importantes ahora que los biólogos están notando el descenso de las poblaciones de abejas silvestres, indicó Quinn McFrederick, profesor asociado de entomología de la Universidad de California en Riverside. Es uno de los miembros de la red de múltiples organizaciones que arrancó en noviembre de 2020 con la ayuda de una subvención de 380,000 dólares del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos.
“No hemos documentado estos descensos de forma sólida, y no sabemos qué especies están disminuyendo en la mayoría de los casos, pero entre las especies que hemos examinado, realmente parece haber una tormenta perfecta de factores de estrés que impulsan estos descensos”, afirmó McFrederick.
Los principales factores parecen ser: la pérdida de hábitat debido al desarrollo; el cambio climático, inclusive las inundaciones, las sequías y los incendios; la propagación de enfermedades a través de la importación de polinizadores no nativos, y el uso de plaguicidas, sobre todo los neonicotinoides, que “sabemos que son muy perjudiciales para las poblaciones de polinizadores silvestres”, explicó.
Para obtener datos sobre las tendencias de las poblaciones, uno de los principales objetivos de la RCN es el desarrollo de protocolos estandarizados para los métodos de estudio y la recopilación de datos, “de modo que podamos empezar a entender las tendencias de una mejor manera, y también comprender las conexiones con el hábitat y el valor de los polinizadores para los diferentes ecosistemas”, señaló Lora Morandin, directora de investigación y conservación de Pollinator Partnership y Pollinator Partnership de Canadá (organizaciones hermanas que conservan y promueven los polinizadores y sus hábitats), y miembro de la RCN.
“En realidad se trata de aumentar el monitoreo, identificar las lagunas en las que no tenemos mucha información, identificar las áreas prioritarias en las que necesitamos obtener más información y atraer a más personas”, resumió.
La información obtenida por la RCN será de gran importancia para los fruticultores, afirmó Morandin.
“Muchos de los árboles frutales y los arándanos dependen en gran medida de los polinizadores para su producción, por lo que conocer mejor qué polinizadores existen y cómo responden a los cambios en el medio ambiente —los cuales incluyen la reducción del hábitat y los cambios en el clima— va a ser realmente importante para la futura producción sostenible de estos cultivos”, aseguró.
McFrederick estuvo de acuerdo. Las abejas nativas son excelentes polinizadores de los arándanos y de los árboles frutales que florecen en primavera, por lo que los productores harían bien en fomentarlas. Eso significa tomar medidas para proteger a las abejas silvestres que ya están en el cultivo e invitar a que entren más, añadió.
“Nos encantaría que los agricultores pensaran en setos de plantas nativas, por ejemplo, que puedan servir de refugio a los polinizadores, pero también a otros insectos beneficiosos que puedan atacar a los insectos plaga”, explicó. “En el caso de los cultivos de árboles frutales, como las manzanas, tenemos muchas abejas nativas que salen a principios de la primavera, por lo que crear un hábitat para esas abejas no solo puede atraer a esos polinizadores, sino también a otros insectos beneficiosos”. Quiere que los productores ofrezcan paisajes más diversificados alrededor de sus huertos y campos de arándanos.
“Cuando se beneficia a los polinizadores nativos, también se beneficia el cultivo, así que me gustaría que la gente pensara en ello”, apuntó McFrederick.
—por Leslie Mertz