En los Estados Unidos, los trabajadores agrícolas de campo experimentan en promedio 21 días al año en que el índice de calor diario —una combinación de la temperatura y la humedad del aire— excede las normas de seguridad en el lugar de trabajo y, de acuerdo con un nuevo estudio publicado en abril en Environmental Research Letters, se tiene proyectado que dicho número de días se duplicará para el año 2050 y se triplicará para el año 2100.
El estudio compara el actual índice de calor diario promedio en los condados estadounidenses con cultivos en tres momentos dados: en la actualidad, en el año 2050 con un calentamiento esperado de 2 grados Celsius, y en 2100 con un calentamiento esperado de 4 grados Celsius si el cambio climático continúa sin mitigación. También presenta estrategias que pudiera implementar la industria agrícola para ayudar a proteger la salud de sus trabajadores, de acuerdo con la autora principal Michelle Tigchelaar, quien llevó a cabo la mayor parte de la investigación para este estudio mientras era investigadora posdoctoral en la Universidad de Washington. Ahora es investigadora posdoctoral en la Universidad de Stanford.
Antes de este estudio, la investigación de Tigchelaar se centró en el cambio climático y su impacto en las plagas de insectos y los rendimientos de los cultivos, pero la publicidad sobre la muerte de un recolector de arándanos en un día caluroso de verano en Washington en 2017 le hizo pensar sobre cómo los veranos cada vez más calurosos afectaban a los hombres y las mujeres que trabajan sin descanso en el campo. Se puso en contacto con June Spector, profesora asociada en el Departamento de Ciencias Ambientales y Salud Ocupacional de la Universidad de Washington para profundizar un poco más en el tema.
“Al inicio de ese trabajo, me enteré de que ya en nuestro clima actual, los trabajadores agrícolas corren un riesgo mucho mayor por el calor extremo que los trabajadores habituales”, declaró, señalando que los trabajadores agrícolas en EE. UU., tienen una probabilidad 20 veces mayor de morir por enfermedades relacionadas con el estrés por calor que otros trabajadores de la población civil en general. “Eso fue lo que nos hizo poner en marcha este estudio”.
Aumento de la temperatura
Los investigadores basan el calentamiento de 2 grados en 2050 y de 4 grados en 2100 en estimaciones del Estudio Comparativo de Modelos Climáticos, un proyecto colaborativo entre docenas de equipos de investigación climática.
“A menos que se produzca una descarbonización realmente rápida, [un aumento de] 2 grados (para 2050) son un hecho. El estimado de 2100 depende mucho más de nuestras acciones y su impacto, de si se sobrepasan los 2 grados o no, por lo que 4 grados (representa) lo que sucederá si no reformamos nuestra economía energética”, indicó Tigchelaar.
Para determinar el efecto sobre los trabajadores agrícolas, se centraron en cómo el cambio climático afectaría el calor y la humedad diarios en las regiones productoras durante la temporada de mayo a septiembre. El índice de calor es una medida utilizada tanto por el Servicio Meteorológico Nacional como por la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional de los Estados Unidos para estimar los posibles riesgos para la salud asociados con las condiciones ambientales, y la descripción de normas de seguridad laboral inseguras que usa el estudio se basa en las directrices del Instituto Nacional de Seguridad y Salud Ocupacional.
Actualmente, los trabajadores agrícolas experimentan un promedio de 21 días durante la temporada de cultivo en los cuales el índice de calor diario sobrepasa los límites de las normas de seguridad laboral, con un aumento previsto a 39 días para 2050 y 62 días para 2100, dijo Tigchelaar.
“Esos son los promedios nacionales, por lo que serán mucho más altos en el sureste que, digamos, en Washington”, indicó, pero la tendencia hacia un mayor número de días con un índice de calor peligroso se reproducirá en todo el país. Para la región productora del oeste de Michigan, por ejemplo, que actualmente presenta menos de 10 días inseguros, Tigchelaar dijo que la cifra aumentará “entre 10 y 20 para mediados de siglo, y a más de 50 días para finales del siglo”.
Además, las olas de calor —tres o más días con temperaturas de al menos 32.2 grados Celsius (90 grados Fahrenheit)— se volverán más comunes. Actualmente, la mayoría de los condados que tienen al menos 500 trabajadores agrícolas experimentan una ola de calor de tres días una vez en el verano, pero eso aumentará a un promedio de cinco veces por temporada para el año 2050, y entre seis y ocho por temporada para finales de siglo. Este calor prolongado puede dificultar que los trabajadores escapen del calor, incluso durante la noche, si la vivienda no tiene ventilación o aire acondicionado adecuados, señaló, “y su capacidad para refrescarse por la noche es importante para mitigar los impactos a la salud”.
Medidas contra el calor
Para los productores y sus trabajadores, la pregunta no es si el verano será más caluroso en el futuro, sino qué hacer al respecto ahora. Tigchelaar enumeró algunas estrategias en el estudio de la Universidad de Washington y la Universidad de Stanford, como: vestir ropa adecuada para el calor, beber mucha agua, tomar descansos cuando sea necesario y disminuir las demandas del trabajo en días especialmente calurosos.
La ropa tiene un efecto significativo, coincidió Melanie Forti, directora de los Programas de Salud y Seguridad para la Asociación de Programas de Oportunidades Para Trabajadores Agrícolas, un grupo nacional de incidencia. “Recomendamos encarecidamente que los trabajadores agrícolas usen ropa de color claro, holgada y de tela transpirable, como el algodón, y eviten ropa sintética que no sea transpirable”, indicó, agregando que las camisas de manga larga son una buena opción porque ayudan a proteger la piel de los trabajadores de la exposición directa al sol.
Del mismo modo, mantenerse hidratado puede disminuir en gran medida el riesgo de enfermedades por calor, por lo que los administradores de los huertos no solo deben poner agua fresca a disposición de los trabajadores, sino que también deben hacerla fácilmente accesible, tal vez a través de una fuente de agua portátil que viaje junto con los trabajadores a medida que se mueven a través del huerto o del campo, añadió Forti.
Además, Tigchelaar sugirió una estructura de trabajo distinta al modelo de pago por pieza, porque con el trabajo a destajo, “incluso si hay agua disponible, los trabajadores no tienen incentivos para ir a beber agua”, apuntó.
Forti ofreció estrategias adicionales: instituir un sistema de pares para asegurarse de que alguien se de cuenta de si un compañero de trabajo se está sobrecalentando y haga que esa persona descanse y beba un poco de agua; programar ciertas actividades por la mañana, como el mantenimiento u operación de equipos que producen calor; si es posible, cambiar el horario general de trabajo para evitar el calor extremo del día; e incorporar paulatinamente nuevos trabajadores para que se acostumbren gradualmente a la carga de trabajo y al clima de verano.
Estos son los tipos de estrategias para combatir el calor que la comunidad agrícola de todo el mundo debería considerar ahora, y también para un futuro, indicó Tigchelaar.
“Se ha prestado poca atención en el trabajo sobre el cambio climático a las personas que están haciendo gran parte del trabajo físico real en nuestro sistema alimentario”, señaló. “Si nos ponemos a pensar sobre el calentamiento climático y quién está en mayor riesgo y quién se verá afectado, los trabajadores agrícolas serán los primeros en esa lista. Y como estamos viendo con esta pandemia en este momento, si los más vulnerables se ven afectados, todos nos veremos afectados”.
—por Leslie Mertz
Leslie Mertz es una escritora científica independiente y colaboradora frecuente de Good Fruit Grower con sede en Gaylord, Michigan.