Este artículo apareció originalmente en la edición de octubre de 2019 de la revista Good Fruit Grower: Decline dilemma: No easy answer for rapid apple decline
Hay muchas cosas que pueden aniquilar a los manzanos jóvenes, pero los productores a lo largo de la región este de Norteamérica están reportando un número creciente de colapsos de árboles que parecen poco usuales y no aparentan ser el resultado de las causas habituales, tal como el fuego bacteriano, las lesiones invernales, el estrés por sequía o la pudrición de la corona.
“Lo que está ocurriendo es que mueren precisamente en el portainjerto, justo antes de la cosecha”, explicó el productor de Ontario Tom Ferri. El portainjerto mismo permanece saludable, lo que elimina la posibilidad de fuego de portainjertos, y “si fuesen lesiones invernales, las estaríamos viendo en la primavera”, apuntó.
Mientras que algunos productores e investigadores se esforzaban por comprender el nuevo fenómeno —el que ahora se conoce como deterioro rápido o súbito de las manzanas, o RAD o SAD por sus siglas en inglés— mediante la búsqueda de nuevos patógenos o de una combinación excepcional de factores sistémicos estresantes, otros creen que simplemente se trata del diagnóstico equivocado.
“Solo se trata de lesiones invernales, nada más”, aseguró el horticultor de la Extensión de la Universidad Estatal de Michigan, Phil Schwallier. “A veces ocurren lesiones de invierno en un año dado pero se tardan tres años en matar el árbol. Los árboles luchan, pero eventualmente pierden.”
Una de las primeras personas en estudiar el RAD, la patóloga de la Universidad Estatal de Pensilvania Kari Peter, asegura que es definitivamente mucho más complicado que simples lesiones invernales. Ella encontró un nuevo virus vinculado con árboles colapsados hace varios años, pero después de estudiarlo más a fondo, piensa que esta tampoco es una explicación irrefutable. Este año, los productores de Pensilvania están reportando muertes de árboles que ella atribuye en parte al estrés de los suelos saturados después de las fuertes lluvias del año pasado.
“Existe una debilidad que no acabamos de encontrar”, afirmó. “Las lesiones invernales son factores estresantes, la lluvia extrema es un factor estresante, pero ¿por qué de repente los árboles se han vuelto más sensibles?”
Existe más consenso sobre esta pregunta, aunque no es unánime: Los nuevos sistemas de huertos con una alta densidad de cultivos y portainjertos enanizantes que se explotan al máximo durante los primeros años de producción son más vulnerables a una amplia variedad de factores estresantes que otros sistemas más antiguos. Las lesiones invernales, el estrés por sequía, las plagas y los patógenos son problemas de toda la vida, pero la resiliencia del sistema y el clima podrían estar cambiando.
“Estamos explotando estos árboles más que nunca, así que ya están estresados”, afirmó Schwallier . Las altas tasas de nitrógeno promueven el crecimiento de los árboles hasta tarde en la temporada, en vez de su endurecimiento, y los extremos meteorológicos como los otoños inusitadamente cálidos empeoran aún más la situación. Es el preludio de un desastre, y a veces la Madre Tierra cumple con su parte”, concluyó.
Los árboles
El productor de Pensilvania Mark Boyer tuvo su primer encuentro con la misteriosa muerte de árboles que ahora llama RAD en 2013, en un bloque de manzanas de tipo Gala sembradas en portainjertos Malling 9-Nic.29, M.9-337 y M.9 regular. Los árboles estaban estresados debido a un otoño seco durante su primera temporada, y para el 2012 había alcanzado un nivel de explotación muy alto. Observó en 2013 que los niveles altos de nitrógeno mataban los árboles —algo parecido a intentar acelerar el crecimiento cuando el árbol ya se encontraba en soporte vital y empujarlos más allá de su límite, a un colapso aparentemente súbito.
Las Gala en portainjertos M.9 parecen ser el bloque más común en los informes de RAD de la región este, pero también se han reportado Honeycrisp, Ambrosia, Fuji y otras variedades. Árboles que aparentan estar saludables colapsan con rapidez a mitad de temporada, con necrosis en el esqueje, justo sobre la unión del injerto. El portainjerto, por otra parte, parece saludable y produce retoños.
Todas las pruebas que Boyer le solicitó al laboratorio de la Universidad Estatal de Pensilvania resultaron negativas. A través de los años subsiguientes, continuó luchando por el bloque y volvió a sembrar para rellenar los espacios, pero eventualmente perdió cerca de 7 hectáreas (17 acres).
“Suena bastante exagerado, pero se parece a las personas que viven con el VIH. Con el tratamiento adecuado, estarán bien, pero debido a su sistema inmunológico vulnerable, si contraen neumonía les irá mal. Los árboles no se pueden recuperar, no pueden aguantar estos múltiples ataques”, indicó Boyer. “Acaso tenían lesiones invernales? Seguro. Pero el sistema inmunológico vulnerable es la clave. Viven una vida perfectamente normal por unos años solo para enfrentar esta pérdida masiva”.
Piensa que los virus conocidos como “latentes” podrían hacerlos más vulnerables a los factores estresantes. El nuevo virus que Peter descubrió en 2017 se encontró en su bloque, junto a otros que se consideran por lo general secundarios o latentes.
“Como industria, nos hemos dejado llegar a este punto porque como compradores de árboles no hemos pedido que se hagan pruebas de virus”, declaró.
Los investigadores todavía no han demostrado que los virus sean en parte responsables del RAD mediante el aumento de la sensibilidad de los árboles a otros factores estresantes, pero es posible y difícil demostrarlo, escribió el patólogo jubilado de la Universidad de Cornell, David Rosenberger, en la más reciente edición de verano de la revista New York Fruit Quarterly. Revisó los diversos factores que podrían contribuir al RAD, inclusive las lesiones invernales, las cuales podrían empeorar debido a la alta fertilización y la exposición al glifosato; el fuego de portainjertos; el estrés por sequía; los virus latentes, y los nuevos patógenos.
“Si los nuevos patógenos solo debilitan los árboles, quizá porque los hace más sensibles a las lesiones invernales, entonces nos tomará aún más tiempo determinar exactamente cuán importante son, ya que las pruebas de patogenicidad que no toman en cuenta los factores estresantes posiblemente relacionados podrían no revelar la importancia de estos”, escribió. “Les toca a los productores solicitar e insistir en la obtención de árboles que se propaguen mediante esquejes libres de virus”.
¿Viejos problemas, nuevas vulnerabilidades?
Tiene sentido que los productores como Boyer quieran asignar la responsabilidad, al menos en parte, a un patógeno, pero el horticultor de la Extensión de la Universidad Estatal de Pensilvania, Rob Crassweller, declaró que el sistema inmunológico vulnerable de esa analogía en realidad proviene del sistema en crecimiento mismo.
“Los productores tienen que estar conscientes de que probablemente no es un solo factor, sino una combinación de cómo hemos cambiado nuestro sistema de producción”, señaló. Le recuerda a los años ochenta, cuando los productores de melocotones de la región central del Atlántico luchaban contra una disminución inexplicable que resultó ser una combinación de la mala preparación del terreno, la explotación excesiva de los árboles y los daños causados por el frío. Una mejora en la horticultura básica resolvió el problema, y él piensa que los productores de manzanas se podrían beneficiar de las mismas medidas.
“Estamos sembrándolos a una distancia de 46 centímetros (18 pulgadas) e intentando podarlos de inmediato”, indicó, dejando los árboles sin los recursos para aumentar su resiliencia. “En vez de intentar extraer primero las variedades de moda, tenemos que enfocarnos en sembrar árboles buenos en el suelo y preparar el terreno”.
El horticultor de la Universidad de Cornell, Terence Robinson, explicó que la mayoría de los datos que él ha visto concuerdan por completo con las lesiones invernales, aunque es poco común en algunos lugares, así que puede que los productores no estén familiarizados con ellas. Cuando repasa los datos meteorológicos, busca una caída grande y repentina, de unos 50 a 60 grados sin capa de nieve, que causa un impacto y daños a los árboles cerca de la unión del injerto, justo sobre el suelo.
“Estos árboles de 3 a 5 años de edad parecen tener el riesgo más alto. Parece que estos árboles enanos jóvenes dejan pequeñas reservas para las raíces”, afirmó, en particular en portainjertos de tipo M.9. “Durante la próxima primavera, las hojas surgirán bien pero comenzarán a colapsar con el calor de julio”.
En este repaso, Rosenberger escribió que las lesiones invernales parecen explicar muchos, pero no todos, de los casos reportados de RAD. “De acuerdo con la evidencia disponible en este momento, sospecho que nuestro problema actual de deterioro de árboles es el resultado de factores interrelacionados que serán muy difíciles de desenredar y podrían variar de un huerto a otro”, escribió.
¿Qué conlleva un nombre?
Los árboles decaen por muchas razones, pero el problema que tiene un nombre pegadizo nuevo como el RAD o SAD es que de pronto un mayor número de productores piensa que su deterioro es del mismo tipo que el nuevo deterioro que se ha identificado.
Eso complica la habilidad de los investigadores para comprender el fenómeno, aseguró Peter. Primero, ella y sus colaboradores en el Departamento de Agricultura de Pensilvania tienen que descartar todo lo demás. Este año, eso incluye productores que han comenzado con árboles mediocres y enfrentan serias deficiencias nutricionales, pudrición de las raíces y fuego bacteriano.
“Este año hay mucho deterioro de árboles, pero no voy a denominarlo deterioro súbito de manzanas”, aseguró. “Me parece que ese nombre es adecuado en los casos a los cuales no le aplica ninguna otra explicación”.
Schwallier y Robinson advierten que el nuevo nombre crea más confusión y una sensación de que el problema se está propagando, cuando en efecto son los mismos factores estresantes que han enfrentado siempre.
En Ontario, sin embargo, la especialista del control integrado de plagas, Kristy Grigg-McGuffin, dijo que el nuevo nombre es importante para comprender los riesgos que conlleva la forma en que los huertos de manzana han cambiado. El Departamento de Agricultura y Agroalimentación de Canadá y el Ministerio de Agricultura, Alimentos y Asuntos Rurales de Ontario han formado un grupo de trabajo para estudiar este tema, indicó, cuyos informes comenzaron después del duro invierno en 2016, el cual fue seguido por una sequía.
“La gente dirá que hemos tenido lesiones invernales siempre, pero hemos cambiado nuestro sistema y estamos sembrando árboles muy estresados”, afirmó. “Pienso que es un conjunto de factores estresantes lo cual está tumbando los árboles. Todos están enfrentando el mismo fenómeno, pero con factores diferentes”.
Así que, ¿qué les toca hacer a los productores preocupados? Minimizar el estrés, cuando sea posible, en los bloques jóvenes: Eso parece ser la recomendación estándar de los investigadores de toda la región.
—por Kate Prengaman