El padre José de Jesús Mariscal Guzmán dirige una procesión de adoración por los pasillos de un hotel donde alojan trabajadores H-2A en Yakima, Washington, en junio de este año, mientras el trabajador Jesús Gutiérrez Colima, izquierda, observa desde la puerta de su habitación. (Ross Courtney/Good Fruit Grower)
El padre José de Jesús Mariscal Guzmán dirige una procesión de adoración por los pasillos de un hotel donde alojan trabajadores H-2A en Yakima, Washington, en junio de este año, mientras el trabajador Jesús Gutiérrez Colima, izquierda, observa desde la puerta de su habitación. (Ross Courtney/Good Fruit Grower)

Francisco García, con el micrófono en mano y cantando, recorre los pasillos llamando a sus compañeros de trabajo a la adoración. Luego se arrodilla en oración en la sala de conferencias de un hotel de Yakima, Washington. Su familia, conectada en directo desde México, hace lo mismo en una parroquia de su pueblo oaxaqueño de San Sebastián Río Hondo.

Cada año cuando García vuelve a Yakima como trabajador contratado, intenta no dejar de asistir a la iglesia.

“Me siento en casa”, dice.

Los trabajadores temporales salen del campo a media tarde y tienen muchas horas de ocio, incluso sin que la semana laboral habitual sea acortada por las leyes sobre el control de horas laborales extraordinarias. Ellos se encuentran a cientos de millas de distancia de sus familias, iglesias y aficiones, durante un máximo de 10 meses al año. Los empleadores no están obligados a ayudarles con ofrecerles actividades durante esas horas, pero los que coordinan actividades -tales como clases de inglés, servicios religiosos o partidos de fútbol- se dieron cuenta que eso mejora su retención y su moral. 

Francisco García, de Oaxaca, reza por su salud, la de sus compañeros de trabajo y la de su familia en México durante un servicio de adoración en Yakima. (Ross Courtney/Good Fruit Grower)
Francisco García, de Oaxaca, reza por su salud, la de sus compañeros de trabajo y la de su familia en México durante un servicio de adoración en Yakima. (Ross Courtney/Good Fruit Grower)

Actividades educativas en las viviendas

Algunos trabajadores toman la iniciativa ellos mismos, inscribiéndose en clases en línea, por ejemplo. “Muchos de los trabajadores H-2A son bastante ambiciosos e ingeniosos”, afirma Mike Gempler, director ejecutivo de Washington Growers League (Liga de Cultivadores de Washington), una organización sin ánimo de lucro basada en Yakima que gestiona viviendas para trabajadores agrícolas temporeros.

Los empleadores y las agencias de apoyo a menudo ofrecen clases de inglés, seminarios sobre la fiscalidad y la oportunidad de participar en deportes organizados. Los empleadores intentan hacer que las horas entre turnos laborales en la huerta sean más interesantes, reconfortantes y satisfactorias.  

En el complejo Growers League de Mattawa, la gerente Wendy López las llama “actividades de empoderamiento”.

“Creo que cuando tienes más conocimientos sobre un tema, tienes poder, puedes hacer más con la educación, y no sólo por ti mismo sino por los demás también”, afirma. 

Las clínicas de salud les ofrecen revisiones médicas, una organización sin ánimo de lucro de Yakima les enseña sobre el acoso sexual y la policía local les habla de las expectativas de comportamiento en público. El alcalde de Mattawa siempre visita a los trabajadores para agradecerles que hayan venido.

López también anima a los trabajadores a participar en actividades comunitarias de Mattawa, como puede ser explorar el mercado de pulgas semanal o incluso participar en la decoración de pastelitos durante un festival navideño. Algunos se han apuntado a un gimnasio local y otros la acompañan a López en sus paseos por el pueblo. 

La wafla (Asociación de Trabajadores Agrícolas de Washington), una organización sin ánimo de lucro con oficinas en Lacey, Washington, dedicada al manejo y apoyo de la mano de obra agrícola, ofrece oportunidades similares en sus centros de alojamiento. La organización tiene previsto ofrecer una clase sobre la educación financiera este año.  

Según Enrique Gastelum, director general de wafla, las actividades fuera del horario laboral son algo más que un gesto bonito. Los empleadores se benefician también, ya que sus trabajadores pueden sentirse motivados al aprender sobre la responsabilidad social para la granja, la industria frutícola y el programa H-2A en sí. 

Nancy Davis, maestra jubilada y voluntaria, enseña inglés a un grupo de trabajadores H-2A en agosto de la temporada pasada en el Fairbridge Inn, un hotel de Yakima convertido en un centro de alojamiento para trabajadores agrícolas temporales. (Ross Courtney/Good Fruit Grower)
Nancy Davis, maestra jubilada y voluntaria, enseña inglés a un grupo de trabajadores H-2A en agosto de la temporada pasada en el Fairbridge Inn, un hotel de Yakima convertido en un centro de alojamiento para trabajadores agrícolas temporales. (Ross Courtney/Good Fruit Grower)

Con más de 30,000 trabajadores H-2A previstos a venir a trabajar en Washington este año (vendrán unos 300,000 en todo los EE.UU.) es inevitable que se produzcan algunos problemas con la policía, afirmó. 

“Algunos trabajadores que acaban aburriéndose… pueden verse metidos en problemas con facilidad”, afirmó.

Iniciativas de la empresa 

FirstFruits Farms es conocida por el complejo llamado FirstFruits Community, un recinto ubicado en el rancho extenso y remoto cerca de Prescott, en el sureste de Washington. Cerca de las barracas dormitorioshay una capilla, un gimnasio e incluso una tienda. Durante décadas, FirstFruits Community ha funcionado como si fuera un pueblo.

En el 2021, tras muchos años de coordinar con una agencia laboral, la empresa FirstFruits Farms empezó a contratar a los trabajadores H-2A directamente y Gloria Alvarado se convirtió en la coordinadora H-2A. Desde entonces ella ha sido ascendida al puesto de directora ejecutiva de la comunidad.  

El año pasado, en pleno calor del mes de junio, Alvarado organizó un torneo de voleibol que tuvo lugar en el gimnasio climatizado. Muchos de los equipos laborales que comparten vivienda en la FirstFruits Community formaron equipos deportivos incluso con playeras a juego y nombres ingeniosos. Entre ellos estaban Los Primos, Los Chavarrucos, y Las Licuadoras por la costumbre desafortunada que tenían de romper batidoras sin querer.

La empresa proporcionó transporte a unos 40 trabajadores para que acudieran a los servicios religiosos en Pasco, y este año tiene previsto invitar a pastores para que celebren servicios en la comunidad de los trabajadores. También se asoció con grupos de la comunidad para ofrecer clases que llevaron a 17 trabajadores a obtener su diploma GED y a más de 60 empleados a recibir formación para conducir.

Un estudiante de seminario retransmite el servicio en directo para que los familiares en México puedan seguirlo. (Ross Courtney/Good Fruit Grower)
Un estudiante de seminario retransmite el servicio en directo para que los familiares en México puedan seguirlo. (Ross Courtney/Good Fruit Grower)

En la anterior empresa de Alvarado, los trabajadores recibían un buen trato, pero no hubo actividades de esparcimiento, dijo, algo que ella cree que contribuyó a la rotación que experimentó esa empresa. Algunos trabajadores añoraron sus hogares tanto que se marcharon a mitad de temporada sin terminar sus contratos.

“No son sólo trabajadores”, dice. “Son personas que tienen familia; son personas que tienen un pasado y metas para el futuro”.

Ministerio para Migrantes 

Las organizaciones comunitarias existentes ya ofrecen actividades y quieren incluir a los trabajadores H-2A.

La Migrant Ministry es un buen ejemplo. Desde el año 2012, este programa de la diócesis católica de Yakima, financiado mediante subvenciones, ha ofrecido una serie de servicios -oficios religiosos, talleres de declaración de impuestos, ferias de salud y clases de guitarra, entre otros- en nueve alojamientos ubicados en Washington Central, incluido el Fairbridge Inn, un hotel de Yakima convertido en centro de acogida para trabajadores agrícolas.

La hermana Blanca Jiménez y Jesús Romero, obrero, ensayan algunos cantos de alabanza antes de la procesión. (Ross Courtney/Good Fruit Grower)
La hermana Blanca Jiménez y Jesús Romero, obrero, ensayan algunos cantos de alabanza antes de la procesión. (Ross Courtney/Good Fruit Grower)

“La mente humana es poderosa, pero si la dejamos sin actividades dignas, se adormecerá, pasará hambre, ira, soledad, cansancio y frustración”, dijo el coordinador, el padre José de Jesús Mariscal Guzmán. 

Por lo general, los sacerdotes y seminaristas pasan alrededor de un mes en las instalaciones de vivienda para conocer mejor la vida de los trabajadores. Los religiosos se levantan antes del amanecer para repartir los almuerzos para los jornaleros y desearles los buenos días. 

“Ayudando a estos hombres a mantenerse ocupados, proporcionándoles actividades productivas, el resultado es que ayudamos a sus familias, a sus comunidades y a México en sí, nuestro país vecino”, afirma Mariscal Guzmán. “También intentamos que ellos se lleven una buena impresión de EE.UU., el gran país en el que vivimos nosotros”.

En el mes de agosto del año pasado en Fairbridge, Juan Gómez era uno de los 11 alumnos de la clase de inglés, impartida por la maestra jubilada Nancy Davis. La maestra voluntaria habló de pronombres femeninos, masculinos y neutros, y luego de frases de pregunta y respuesta. “Does Elena study English? Elena does not study English.”

El programa Migrant Ministries de la diócesis de Yakima ofrece clases de salud, de la guitarra y otros temas, pero las de inglés son las más populares. (Ross Courtney/Good Fruit Grower)
El programa Migrant Ministries de la diócesis de Yakima ofrece clases de salud, de la guitarra y otros temas, pero las de inglés son las más populares. (Ross Courtney/Good Fruit Grower)

Gómez quiere desenvolverse en la vida cotidiana de EE.UU. con más confianza, asegurándose de que recoge la cantidad correcta de cambio en las tiendas, por ejemplo. “Quiero poder comunicarme en la calle”, dice.

García de Oaxaca disfruta de los servicios religiosos en el hotel Fairbridge por la oportunidad de rezar por su salud, la de su familia y la de sus compañeros de trabajo. Suele ayudar a planificar los servicios. No todos los alojamientos que ha conocido ofrecieron servicios de adoración o transporte a las iglesias.

García también es uno de los participantes más entusiastas en las clases, como las de administración del dinero y la salud sexual. Le encanta aprender, dice.

“Nunca hemos tenido la oportunidad de aprender sobre algunos de estos temas”, dijo. “Muchas de estas cosas que enseñan, no las sabemos”.

por Ross Courtney

Este artículo ha sido traducido por Jean Dibble y revisado por Jutsely Rivera. Puede ponerse en contacto con Jean en jean@goodfruit.com.