Usted ha elaborado un programa de pulverización de manual, ha comprado los productos más eficaces y ha calculado los tiempos ideales. Pero el día en que está listo para empezar, descubre que su equipo fumigador está descompuesto.
Michelle Moyer, profesora asociada y especialista en viticultura de la Universidad Estatal de Washington (WSU), se refirió a esta situación lamentable que le haría doler la cabeza, durante la exposición Great Lakes Fruit, Vegetable and Farm Market EXPO (Exposición de frutas, verduras y mercados agrícolas de los Grandes Lagos), celebrada en diciembre pasado en Grand Rapids, Michigan.
La lección: cómo rocías el pesticida puede anular lo que fumigas.
“Los productos químicos no se pulverizan solos”, dijo. “Entonces, ¿por qué ignoramos a los rociadores?”.
Moyer dio la primera charla durante una sesión educativa sobre pesticidas y se enfocó en el mantenimiento de los equipos y la calibración de los pulverizadores. Dijo que la mayoría de sus recomendaciones estaban destinadas a los viñedos, pero que algunas eran aplicables a cualquier sistema de cultivo perenne.
Moyer afirma que el mantenimiento y la optimización rutinaria del pulverizador son esenciales para cualquier programa de fumigación. Lo ideal sería hacerlo a lo largo de toda la temporada, pero una revisión del pulverizador debe de hacerse al menos una vez al año, preferiblemente en primavera, antes de que comience la temporada que hay que fumigar.
En primer lugar, asegúrese de que el pulverizador funcione correctamente. Compruebe los filtros. Limpie los depósitos y los conductos. Sustituya o repare todas las boquillas. Asegúrese de que los tubos y otras piezas móviles siguen funcionando. Compruebe la velocidad de avance y el aire de las llantas. Compruebe los manómetros.
“Por cierto, la mayoría de los manómetros están rotos en la mayoría de los pulverizadores”, dijo Moyer.
También son frecuentes las fugas en los depósitos, que pueden afectar a la concentración del producto.
Asegúrese de que las aspas del ventilador funcionen correctamente. Un aspa rota del ventilador puede cambiar los patrones de movimiento del aire, causando una gran cantidad de aerosol que rociará mucho algunas partes del dosel y muy poco a las otras partes, dijo Moyer.
Las boquillas son una parte crucial de cualquier pulverizador. El tipo de boquilla influye en el tamaño de las gotas del pesticida y en el potencial de deriva o sea fumigando áreas que no deseamos fumigar. Algunas boquillas pueden no ser necesarias para el tamaño del dosel que usted está pulverizando y, por lo tanto, deben apagarse.
“Familiarícese con los tipos de boquillas y vea si es un punto en el que se puede mejorar para la próxima temporada”, dijo Moyer. “Las boquillas son baratas en relación con todo lo que se ejecuta a través de ese tanque”.
Algunos agricultores del este de Washington apagan el aire de sus pulverizadores de propulsión a chorro al principio de la temporada y utilizan boquillas de inducción de aire para crear gotas más grandes. Las gotas más grandes tienen más probabilidades de romperse al golpear las hojas, en lugar de rebotar como hacen a veces las gotas normales, explica.
Los controladores de las dosis pueden ajustar la cantidad de producto por acre que se pulveriza, en función de la velocidad del tractor y otras variables, pero algo tan simple como unas llantas demasiado infladas o poco infladas puede afectar a su rendimiento.
“Los controladores de velocidad son estupendos, pero todos los demás aspectos de la máquina tienen que funcionar correctamente para que ellos funcionen bien”, afirma.
Moyer también dio algunos consejos básicos sobre pulverización. Afirmó que cada vez son más los agricultores que aplican programas de pulverización basados en el desarrollo de la planta, en lugar de empezar en una fecha determinada, con esta técnica se desperdicia menos producto.
“No rocíe por una enfermedad que no está allí”, dijo Moyer. “Comience en una cierta etapa de desarrollo de la planta donde el desarrollo de la enfermedad también podría comenzar, a continuación, seleccione las fechas basadas en el calendario para mantener la eficacia.”
Las condiciones meteorológicas son importantes. Si hace demasiado viento, la pulverización puede no dar en el blanco. Si no hay nada de viento, puede provocar una mayor deriva. Las altas temperaturas y la baja humedad hacen pequeñas las gotas de pulverización, lo que aumenta la deriva y la evaporación. El mejor momento para pulverizar es cuando las temperaturas están entre 50 y 80 grados Fahrenheit y la humedad es superior al 40 por ciento. Estas condiciones suelen darse a primera hora de la mañana, dijo.
Moyer recomendó intervalos de pulverización cortos de cinco a diez días durante los periodos de crecimiento rápido de la planta (normalmente al principio de la temporada) o periodos de lluvia o humedad elevada, cuando las enfermedades pueden desarrollarse rápidamente. Recomendó intervalos de pulverización largos de diez a catorce días durante los periodos de crecimiento lento de la planta o de baja presión de enfermedades. Los intervalos de pulverización, sin embargo, deben considerarse en el contexto de la recomendación de la etiqueta del producto, dijo.
Moyer también recomendó pulverizar cada hilera de cultivo, en lugar de cada dos hileras.
“Años y años de investigación en pulverizadores han demostrado que la cobertura que se obtiene en las hileras de cultivo en las que no conduce la pulverizadora no es la misma de la que se obtiene en las hileras donde pasa la pulverizadora”, dijo. “No confíe en la cobertura que se traspasa a la siguiente hilera, especialmente una vez que se haya desarrollado la cubierta. No le dará la cobertura ni el control que necesita”.
—por Matt Milkovich
Este artículo ha sido traducido por Jean Dibble y revisado por Jutsely Rivera. Puede ponerse en contacto con Jean en jean@goodfruit.com.