Hay cinco patógenos graves y frecuentes de las cerezas en Washington, pero uno sigue constituyendo el principal motivo de preocupación para los productores: la enfermedad de la cereza pequeña.
Los árboles infectados con la enfermedad de la cereza pequeña producen cerezas de tamaño reducido y de color débil que carecen de azúcar y tienen un sabor amargo, y para cuando muestran los síntomas, a menudo es demasiado tarde para salvar el árbol.
La enfermedad es causada por la cepa 1 del virus de la cereza pequeña, la cepa 2 del virus de la cereza pequeña y el Western X, una bacteria que obstruye el sistema vascular del árbol, aunque solo las últimas dos se han encontrado en Washington. El Western X representa aproximadamente un tercio de las infecciones; el resto se ha atribuido a la cepa 2 del virus de la cereza pequeña.
Una vez que el árbol contrae el virus, no existe una cura, por lo que los productores deben vigilar sus huertos y eliminar los árboles infectados, dijo Scott Harper, fitopatólogo y director del Centro de Plantas Limpias del Noroeste en el Centro de Investigación y Extensión de Agricultura Irrigada de la Universidad Estatal de Washington en Prosser, quien habló con los productores en el Instituto de la Cereza en enero.
“Puedes vivir con ello o ignorarlo, lo cual no recomiendo. La enfermedad puede empeorar progresivamente. Luego, eso se convierte en un reservorio, una fuente de propagación para los campos colindantes” —afirmó— “elimina el árbol y afronta el problema.”
En la reunión, Harper se unió a Hannah Walters del equipo de investigación y desarrollo de Stemilt Growers para ofrecer consejos sobre cómo manejar la enfermedad.
Prevención e identificación
El virus de la cereza pequeña 2 es único y muy particular ya que solo infecta a las cerezas ácidas y las cerezas dulces. Ese rango limitado de huéspedes es una buena noticia, a menos que seas un productor de cerezas.
Sin embargo, la ausencia de plantas que constituyen un reservorio fuera del huerto simplifica el manejo, dijo Harper. Se tiene un proyecto en curso para monitorear el movimiento de la enfermedad en las plantas; además, los investigadores intentan identificar qué tejidos de la planta se deben muestrear para reducir la posibilidad de falsos positivos y negativos. Hasta el momento, están descubriendo que hay fluctuaciones por temporada.
Mientras tanto, Harper instó a los agricultores a desarrollar un plan integrado para el manejo de la enfermedades en lugar de rociar y esperar que “eso se encargue de todo”. Eso significa que los productores no deberían propagar a partir de bloques infectados o sospechosos y que solo deben usar material vegetal que haya sido certificado de que no tiene virus; identificar y eliminar los árboles infectados y rociar contra el vector clave, las cochinillas, como medida de protección; no mover el equipo entre bloques infectados y no infectados; limpiar las herramientas de poda entre plantas; y examinar los bloques de manera aleatoria en búsqueda de virus anualmente.
“A menudo, cuando los síntomas son visibles en una planta, no tiene sentido examinarla, ya sabes que está enferma,” —afirmó. “La atención debe centrarse en examinar dos o tres plantas más adelante para ver si se ha diseminado la enfermedad.”
Harper también dijo que los productores deben trabajar con sus vecinos en el manejo de la enfermedad.
Enfoque de un agricultor
Debido a que un árbol puede estar infectado durante varios años antes de que comience a mostrar síntomas, es clave buscar la enfermedad “a pie”.
Los síntomas de la infección tanto por el virus de la cereza pequeña como el Western X se observan mejor una o dos semanas antes de la cosecha; las cerezas no son grandes, a menudo carecen de color y tienen un sabor amargo o insípido. Las infecciones se pueden encontrar en los racimos de fruta o en la fruta de todo un árbol, pero no hay síntomas en las hojas o en los árboles.
En lo que respecta a una exploración exitosa, cuantas más infecciones se encuentren en un solo racimo mejor, porque eso generalmente significa que es una infección más reciente, dijo Walters de Stemilt.
Stemilt normalmente tiene de dos a cinco personas que exploran a pie cada acre de cerezas, recorren las filas e inspeccionan los árboles. Los árboles sospechosos se registran con unidades de GPS y se marcan con cinta adhesiva y una etiqueta anaranjada con un número para el mantenimiento de los registros en caso de que deban cortarse después de la cosecha.
El GPS también le permite a la compañía rastrear el movimiento de la enfermedad a lo largo del tiempo. Los trabajadores regresarán más tarde a los árboles para recoger muestras: 10 hojas maduras en el verano o brotes de madera de 1 año en el invierno (cinco esquejes por árbol, cada uno de 8 pulgadas de largo).
Los productores deben tratar de recolectar hojas de alrededor de la fruta sintomática, y si no hay fruta que muestre los síntomas, reunir hojas de cada eje para representar a todo el árbol, afirmó. Las muestras se pueden procesar con estuches pequeños de RPA, si el productor tiene la capacidad de procesarlos, o enviarlas al Centro de Plantas Limpias para realizar pruebas de PCR más precisas.
La decisión de Stemilt respecto a eliminar un árbol o un huerto entero varía de bloque a bloque y depende de varios factores: ¿el bloque está generando dinero?, ¿qué edad y qué productividad tienen los árboles?, ¿cuál es la oportunidad de mercado y la calidad de la fruta?, ¿hay otros huertos infectados en el área?, ¿debería considerar el replantar con manzanas, peras u otra variedad de cereza?
Para la eliminación de un solo árbol, los productores deben cortar la parte superior, perforar agujeros, aplicar Roundup y triturar el tronco. Si hay síntomas en los árboles vecinos, también deben talarse. Para la eliminación de huertos enteros, los productores deben rociar para matar todas las raíces y eliminarlas, luego fumigar y evitar la replantación inmediata.
También debe hacerse hincapié en el control de los vectores para contener la propagación de la enfermedad. Cuando las cochinillas son el vector, el control se determina según si en el huerto aparecen cochinillas del manzano o de la vid.
Un estudio de investigación realizado por investigadores de la Universidad Estatal de Washington descubrió que una combinación de Lorsban (Clorpirifós) y aceite o Centaur (buprofezin) y aceite fue lo más efectivo en el estadio latente tardío para las cochinillas del manzano; los productores deben tener en cuenta que Lorsban también es muy tóxico para los enemigos naturales de la cochinilla del manzano. El Diazinon funcionó mejor para controlar orugas recién nacidas avanzado el verano.
Para la cochinilla de la vid, los compuestos sistémicos Admire Pro (imidacloprid, empapando el suelo) y Ultor (spirotetramat) y aceite, aplicados 14 días después de la caída de pétalos, mostraron los mejores resultados.
Los aceites hortícolas y los aceites de neem se recomiendan para uso orgánico.
Los saltahojas o chicharritas, que son el vector del Western X, se controlan mejor en primavera u otoño después de que se hayan cosechado las cerezas, en lugar de emplear el rociado indiscriminado. De acuerdo con los investigadores de WSU, los productores también deben controlar a los huéspedes alternos del fitoplasma Western X y de los saltahojas, incluidos los tréboles, los dientes de león, la lengua de vaca, el Bitter cherry y el Cerezo de Virginia.
Puede ser difícil eliminar por completo las malas hierbas de hoja ancha en un huerto, pero al reducirlas, el huerto se vuelve mucho menos atractivo para los vectores de la enfermedad, los saltahojas.