Durante el monitoreo de plagas del viñedo, los participantes encontraron algo inesperado en el bloque de Riesling: la presencia de puntos pegajosos de color blanco y anaranjado.
No, lo puntos que encontraron no requerían que se planeara el uso de ningún pesticida, pero sirvieron para probar las habilidades de monitoreo de plagas y enfermedades de los asistentes en el día de prácticas de campo organizado por la Washington Grape Society (Sociedad de la Uva del Estado de Washington) y la Washington State University (Universidad Estatal de Washington, WSU) en el viñedo de Columbia Crest en Paterson, Washington.
El monitoreo pueden hacerse de diferentes maneras: desde ir caminando de forma arbitraria por una hilera, hasta la revisión minuciosa realizada de forma metódica sobre una de cada cinco vides; pero como se demostró en el ejercicio de los puntos pegajosos, los mejores resultados se encuentran al unir el método de exploración con patrones específicos de monitoreo de plagas.
La especialista en viticultura y extensionista de WSU, Michelle Moyer, presentó la sesión de entrenamiento describiendo los patrones comunes de distribución de plagas, así como las ventajas y desventajas de los distintos métodos de monitoreo.
Mucha gente piensa que las muestras al azar son la mejor forma de obtener datos sin sesgo, pero según Moyer, eso sucede en pocas ocasiones.
“El problema es que los humanos no tenemos un comportamiento azaroso. Si mandas un grupo de personas a recolectar racimos, la mayoría se sentirán atraídos por los racimos maduros. A los humanos nos atraen los colores brillantes o las áreas más amplias”, explicó Moyer. “Nos atraen visualmente las viñas que tienen más mildiu o más ácaros”.
Por esa razón, Moyer defiende otros métodos de monitoreo, tales como planificar el muestreo dentro de una zona: lo que se conoce como muestreo estratificado; consiste en las observaciones de forma repetida a lo largo del ciclo de cultivo sobre las mismas viñas (a las que se llama viñas centinelas), o moverse en un patrón en forma de W a lo largo del viñedo.
La observación de viñas centinelas funciona bien en viñedos uniformes, especialmente para observar el desarrollo de las plantas y el rendimiento, dijo Moyer. Para eso, ella recomienda un monitoreo estratificado que permita evitar el sesgo y que proporcione una visión general.
Pero para complicar aún más las cosas, mientras algunas plagas y enfermedades tienen una distribución al azar dentro de un huerto, como el mildiu, otras tienden a agruparse en un área determinada que podría omitirse durante los monitoreos.
Los nematodos, por ejemplo, tienden a agruparse en el suelo en ciertas zonas.
“Es una plaga de las más difíciles de monitorear porque no tenemos idea de dónde pueden estar agrupados”, dijo Moyer. Con suerte se puede encontrar la población con unas pocas muestras al azar, pero lo más probable es que “se tenga que tomar varias muestras para obtener información sobre la localización de la población”.
El monitoreo de viñedos con un patrón en W aumenta las probabilidades de encontrar una plaga “agrupada”, dijo ella.
Pero es difícil aplicar en viñedos ésta técnica, que se desarrolló para el muestreo de suelos en cultivos de surco, porque en los viñedos la persona a cargo del monitoreo tiene que agacharse entre las vides y el sistema de espaldera. “Aunque ayuda a evitar el sesgo visual; es muy cansado hacerlo en bloques grandes”, dijo a los asistentes al día de prácticas de campo en agosto. “Funciona muy bien en trigales”.
Sin embargo, puede haber otro tipo de problemas como plagas con distribución uniforme. Esto generalmente puede ser un indicativo de un problema causado por el hombre, como hileras plantadas con material vegetativo infectado o un sistema de riego dañado.
Afortunadamente, este tipo de problemas a menudo se detectan rápidamente porque la gente es buena identificándolos.
Para planificar los monitoreos con éxito, Moyer también recomienda tener herramientas básicas: contadores, lupas, y abundantes cordones de colores brillantes para poderlas rastrear fácilmente. Es también importante contar con bolsas o pequeños contenedores para recoger muestras de hojas dañadas o insectos en caso de observar algo inusual.
“Como extensionista, que recibe una gran cantidad de fotografías borrosas de cosas, permítanme decirles que es más eficaz observar muestras”, explicó Moyer.
Los asistentes de las prácticas de campo se dividieron en pequeños grupos para buscar los puntos pegajosos; a cada grupo se le asignó un método de monitoreo para que lo aplicaran en el viñedo: ya sea al azar, estratificado o de patrón en forma de W. Al terminar, algunos grupos encontraron pocos puntos, mientras que otros, localizaron casi una cuarta parte de los 150 puntos que Moyer y su equipo había colocado entre las viñas.
Parte de esa diferencia se atribuyó a la experiencia de muestreo y velocidad de los participantes, pero algunos grupos, sin saberlo, estaban buscando puntos “agrupados” de una plaga que nunca encontraron.
“Se necesita bastante tiempo para muestrear de modo efectivo”, dijo Moyer después de que los grupos revelaran los resultados de su técnica de monitoreo. “Y estos son puntos visibles y grandes. Piensen en lo que les habría pasado con una plaga más pequeña”.