En años recientes, el final del verano en la región Noroeste del Pacífico ha traído un cielo saturado de humo proveniente de los incendios forestales que arrasan terrenos tanto cercanos como distantes. En los peores días, la contaminación pone en riesgo la salud de personas con problemas de salud, así como de aquellos que trabajan al aire libre, y todo empleador de trabajadores agrícolas necesita prestar mucha atención al índice de calidad del aire y tomar medidas para proteger la salud de sus empleados.
“Es un problema grave”, aseguró Karen Lewis, especialista de la Extensión de Árboles Frutales de la Universidad Estatal de Washington. “En la mayoría de los últimos cinco años, hemos tenido días en los que la calidad del aire es peligrosa. Así que debemos planificar para ello”.
Lewis presentó estrategias y recursos para manejar los problemas de salud que conllevan el humo y el calor en el Instituto de la Cereza en Yakima, Washington el pasado enero. Mientras los niveles récord de contaminación acapararon los titulares el pasado agosto, ella explicó que es normal tener solo unos pocos días en los que la calidad del aire es peligrosa durante un periodo con mucho humo que se extienda por varias semanas.
Los síntomas de exposición incluyen tos y sibilancia, irritación de la garganta y de los senos, dolores de cabeza, dificultad para respirar y dolor de pecho, y si los síntomas persisten o empeoran, se necesitará atención médica, de acuerdo con el Departamento de Salud del Estado de Washington.
Los funcionarios miden los niveles de contaminación de partículas causados por las emisiones de vehículos, el humo de los incendios forestales y otras fuentes mediante una escala de seis niveles codificada por colores y conocida como el índice de calidad del aire: buena, regular, mala para grupos susceptibles, mala para todos, extremadamente mala y peligrosa. Las personas susceptibles incluyen aquellas con problemas del corazón o de los pulmones, las mujeres embarazadas, los niños pequeños y las personas de la tercera edad.
Para la mayoría de los trabajadores que no están dentro de esa categoría, “no se trata de mitigar estos efectos por tres semanas, sino por varios días”, indicó Lewis refiriéndose al número de días en los que se registró una calidad del aire extremadamente baja o peligrosa en veranos recientes. Las opciones para mitigar este riesgo incluyen permitir que los trabajadores se ausenten, proporcionar respiradores, programar los períodos de descanso en espacios bien ventilados con aire fresco y limpio, cambiar el horario de trabajo o cancelar la jornada laboral por completo hasta que mejore la calidad del aire.
Entonces, ¿cómo encontramos ese índice de calidad del aire?
Lewis recomienda el blog de humo de Washington, en la página web wasmoke.blogspot.com, el cual es fruto de una colaboración entre agencias estatales, locales, comunitarias y federales que tienen jurisdicción sobre la calidad del aire y la monitorean. Además de las condiciones del aire del día, el blog contiene enlaces a recursos sobre la exposición al humo y las medidas seguridad y las precauciones a tomar.
El Departamento de Salud de Washington sugiere que los trabajadores que tengan que permanecer al aire libre mientras persisten estas condiciones insalubres usen mascarillas respiratorias para su protección. Busque mascarillas de tipo N95 o N100 con dos ligas, no mascarillas de polvo hechas de papel o mascarillas quirúrgicas. La mascarilla tiene que ajustarse sobre la nariz y la barbilla (no sobre la barba) para que funcione correctamente.
“Si no les enseñan a las personas cómo usarlas y ajustarlas, no vale la pena decirles que las usen”, aseguró Lewis.
Sin embargo, el uso de estas mascarillas aumenta el esfuerzo necesario para respirar, así que usar una mascarilla todo el día mientras se hace trabajo pesado también puede estresar el sistema respiratorio, advirtió Lewis. Eso significa que los trabajadores necesitarán períodos de descanso adicionales en algún lugar donde puedan respirar aire fresco y limpio sin tener que usar sus mascarillas. Si la sala de descanso habitual no tiene aire acondicionado o buena ventilación, busque otras opciones.
También es importante recordar que es posible que los empleados tengan un niño con asma en su hogar o un padre con problemas crónicos del pulmón para los cuales la contaminación del aire es potencialmente mortal.
“Hay que entender que estas son semanas difíciles para todos”, recomendó Lewis. “La gente se vuelve irritable; están preocupados por los familiares que dejaron en casa”.
Los productores pueden ponerse en contacto con su departamento de salud pública local si necesitan ayuda para desarrollar estrategias de atenuación o realizar una capacitación en español, añadió. En cuanto al desarrollo de sistemas que permitan que los trabajadores se ausenten del campo por unos días cuando el nivel de contaminación es alto, los productores deben coordinar con su departamento de recursos humanos y sus asesores legales para asegurarse de que su plan para proteger la salud de sus trabajadores no aumente su responsabilidad legal.
Y cuando el índice comience a alcanzar el nivel rojo o violeta, considere cancelar la jornada laboral por uno o dos días, recomendó Lewis.
“Si es peligroso para sus niños estar fuera de la casa, es peligroso para sus empleados”, subrayó. “Cuando es peligroso para todos, es peligroso para todos”.