Las parras tenían algo más de 30 años y estaban en declive. Varios inviernos duros las habían dejado con sarmientos cortos y débiles, y con secciones de cordón ciego. Los rendimientos eran bajos.
Y de cualquier manera, al productor no le gustaba la variedad.
“Ese bloque tenía que extraerse”, dijo el productor de uva de vinificación Chip Dobson respecto a su bloque envejecido de Merlot en Rosebud Vineyard en la ladera Wahluke del centro de Washington.
Pero si hubiera querido prolongar la vida de ese bloque, a dos investigadores se les ocurrieron algunas herramientas que podía haber usado. Principalmente, podía haber dejado el cordón viejo en su lugar y volver a conducir tres sarmientos pequeños de cada parra horizontalmente para que se convirtieran en el nuevo cordón.
Esta estrategia no sería tan buena como volver a plantar, pero estimularía los rendimientos sin desperdiciar un cultivo, y tal vez prolongar la vida por otros cinco o diez años, dijo Hemant Gohil, un agente del Condado de Gloucester para la Cooperative Extension de la Rutgers University en Nueva Jersey.
“Realmente debería replantar”, dijo Gohil. “Esta es una estrategia provisional”.
A petición del productor y Ste. Michelle Wine Estates, Gohil lideró un proyecto de tres años en el que se compararon métodos para rejuvenecer un bloque de Merlot en declive debido a la repetida lesión por frío cuando era investigador en el Irrigated Agriculture Research and Extension Center de la Washington State University cerca de Prosser. Trabajó con Markus Keller, un viticultor en el centro de investigación.
Intentaron cuatro tratamientos.
A. Retirar el cordón completamente, volviendo a entrenar los sarmientos desde el suelo. La mayoría de los productores lo hacen con una lesión grave por frío, un método que funciona mejor en áreas grandes, no una zona extensa de daño que se ha acumulado con el tiempo.
B. Entrenar tres sarmientos de cada para hacia un cordón nuevo. Cada sarmiento tenía entre cinco y diez brotes cada uno. Los llamaron “sarmientos pateadores”.
C. Desbrotar completamente del cordón, empujando los botes latentes debajo del tronco y renovando las ubicaciones de los espolones.
D. Poda estándar de espolones, la cual aplican cada año los productores. Eso sirvió como el grupo de control.
Por la mayoría de las medidas, el método de los tres sarmientos funcionó mejor. Las diferencias fueron grandes, pero después de tres años con los tres sarmientos se obtuvieron los mayores racimos por parra y los mayores rendimientos. Y el método no les cuesta ni una cosecha de esa parra a los productores. El entrenamiento se puede hacer en el invierno o a principios de la primavera y cosechar en ese otoño.
Replantar y volver a empezar sigue siendo la mejor idea, cuando es posible, pero el método de tres sarmientos puede ser una alternativa para que los productores pospongan esa decisión, concluyeron los investigadores.
“Esto no va a revivir el bloque durante otros 20 años, pero podría comprarlos cinco años o tal vez 10 años hasta que estén listos para replantar”, dijo Keller.
El trabajo se hizo de 2014 a 2016. Gohil y Keller publicaron sus resultados en octubre de 2018 en “Catalyst: Discovery into Practice” una revista de la Sociedad Estadounidense para la Enología y la Viticultura. Aunque resulta que la variedad Merlot fue la utilizada en el estudio, Gohil y Keller sospechan que los resultados serían similares para las otras variedades.
El viñedo de Dobson puede haber desaparecido, pero Gohil ha estado difundiendo el mensaje del proyecto en Nueva Jersey y Pensilvania, y tiene planes de hacer presentaciones en Michigan, Nueva York y Canadá. En el noreste, la lesión de parras debida al clima frío y los abruptos cambios de temperatura son una parte rutinaria del invierno en comparación con el clima relativamente templado del centro de Washington.