La seguridad alimentaria es una parte importante de cualquier explotación, pero para muchos productores y empacadores es un reto determinar cómo usar mejor sus limitados recursos para elaborar los productos más seguros posibles. Un proyecto de la Iniciativa de Investigación de Cultivos Especializados del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), recientemente financiado con 7.3 millones de dólares tiene como objetivo ayudar a los productores de la industria de frutas y hortalizas mediante el suministro de herramientas que puedan facilitar la toma de mejores decisiones sobre la gestión de riesgos de seguridad alimentaria dentro de sus explotaciones.
Las frutas y hortalizas son vulnerables a la contaminación con microorganismos que pueden enfermar a las personas, causando brotes y retiradas de productos con impactos económicos devastadores que se dejan sentir en toda la sociedad como consecuencia de las enfermedades y los trastornos en el mercado de estos productos agrícolas. Se han incurrido pérdidas que van de 6 a 25 millones de dólares en recientes brotes relacionados con frutas y hortalizas, debilitando la confianza del consumidor y destruyendo empresas concretas.
Es muy difícil para los productores entender cómo una multitud de decisiones acabarán afectando a las frutas y hortalizas que salen de sus huertos con destino los hogares de los Estados Unidos. Este proyecto proporcionará en última instancia un marco mediante el cual las explotaciones podrán evaluar el impacto de sus decisiones de gestión de seguridad alimentaria.
Abordar un problema tan grande requiere un equipo diverso y multifacético dirigido por Michelle Danyluk de la Universidad de Florida (UF). A ella se unen investigadores y especialistas en extensión de todo Estados Unidos, incluidos: los compañeros de la UF Arie Havelaar, Keith Schneider, Matt Krug, Rafael Muñoz-Carpena, KC Jeong y Naim Montazeri; Barbara Kowalcyk y Robert Scharff de la Universidad Estatal de Ohio; Don Schaffner, Wes Kline y Meredith Melendez de la Universidad de Rutgers; Manan Sharma del Servicio de Investigación Agrícola del USDA; Channah Rock de la Universidad de Arizona; Michele Jay de la Universidad de California, Davis; Kalmia Kniel de la Universidad de Delaware; Laurel Dunn, Govindaraj Dev Kumar y Abhinav Mishra de la Universidad de Georgia; Shirley Micallef y Rohan Tikekar de la Universidad de Maryland; Laura Strawn de Virginia Tech; así como Troy Peters y esta servidora, de la Universidad Estatal de Washington.
“Esta propuesta fue desarrollada específicamente para responder a un problema nacional crítico que está afectando de forma dramática a los productores y procesadores de cultivos especializados: la seguridad alimentaria y la implementación de nuevas regulaciones federales de seguridad alimentaria”, indicó Danyluk, cuya propia investigación se centra en la microbiología y la seguridad alimentaria. “El objetivo a largo plazo es proveer a la industria las herramientas necesarias para gestionar eficazmente los riesgos de seguridad alimentaria mientras se hace un uso más eficiente de los recursos disponibles. También esperamos reducir el impacto sobre la economía y la salud pública de los brotes y las retiradas de productos agrícolas mediante la toma de decisiones basada en sistemas y el análisis de rentabilidad”.
Como grupo, centraremos nuestros esfuerzos en siete objetivos, como se muestra en el gráfico de la izquierda, buscando finalmente llenar los vacíos de conocimiento sobre los “puntos de control” para la producción de frutas y hortalizas que abarcan desde el agua de uso agrícola antes de la cosecha hasta el manejo poscosecha. Cuando se combina con nuestro conocimiento actual, estas contribuciones servirán para desarrollar modelos y casos de estudio que permitan ayudar a los productores y otras partes interesadas a identificar las consecuencias de diferentes acciones que marcarán la diferencia en la seguridad de estos alimentos.
Los resultados previstos incluyen:
—Reducir los brotes, las enfermedades y las retiradas de alimentos relacionadas con las frutas y hortalizas y, por lo tanto, aumentar la confianza del consumidor y del mercado de exportación.
—Mejorar la estabilidad financiera de los agricultores gracias a una mayor confianza en la seguridad microbiana de sus cultivos y productos.
—Mejorar la sostenibilidad económica de la industria de los productos agrícolas en los Estados Unidos.
—Mejorar los resultados de salud pública mientras se reducen los costos de cumplimiento mediante una gestión eficiente de la seguridad de estos productos.
—Proporcionar una base científica para optimizar el control de los microbios que amenazan la seguridad de los alimentos a nivel de producción agrícola, manteniendo, al mismo tiempo que se mantiene la función fundamental que desempeñan los terrenos agrícolas en los sistemas ecológicos beneficiosos.
—Establecer el conocimiento científico y los datos que necesitan las agencias reguladoras durante la implementación de las regulaciones de seguridad de estos productos.
El equipo creará casos de estudio y modelos en línea para ayudar a los productores y otras partes involucradas en la cadena de suministro a evaluar el impacto de sus decisiones. El trabajo incluirá diversas granjas e instalaciones de diversos tamaños, teniendo en cuenta las prácticas convencionales y orgánicas, y cultivos que crecen cerca y por encima del suelo (incluidas cucurbitáceas, frutos rojos y las frutas de árbol, además de verduras de hoja verde y tomates), así como tubérculos (cebollas).
Los intereses de la industria de los árboles frutales estarán bien representados a través de mi participación y la de Peters, ya que ambos participamos en investigaciones vinculadas a los objetivos y la divulgación de investigaciones relacionadas con la precosecha y la poscosecha. Además, los miembros de la industria de árboles frutales apoyarán el proyecto como parte del consejo asesor del mismo. También es importante reconocer la importancia de otras oportunidades de financiación, como la Comisión de Investigación de Árboles Frutales del Estado de Washington y el Programa de Subvenciones en Bloque para Cultivos Especializados del Departamento de Agricultura del Estado de Washington, que en última instancia han proporcionado los componentes básicos que utilizaremos para ampliar aún más nuestro conocimiento durante este esfuerzo.
Estoy emocionado de tener la oportunidad de contribuir a un enfoque holístico para la seguridad de las frutas y hortalizas. Pasamos gran parte de nuestro tiempo mirando piezas individuales del rompecabezas; este proyecto nos brinda la oportunidad de ver una imagen más completa.
—por Faith Critzer
Faith Critzer es la especialista en extensión para la seguridad de las frutas y hortalizas en la Universidad Estatal de Washington. Puede ser contactada en faith.critzer@wsu.edu.