Este artículo apareció originalmente en la edición del 15 de abril de 2020 de la revista Good Fruit Grower: Soil biology in orchards.
Cuando me incorporé a la Extensión de la Universidad Estatal de Washington hace cuatro años, les pregunté a los agricultores sobre qué querían aprender más. Una respuesta frecuente era la biología y la salud del suelo. Esta área es una de mis grandes pasiones. Comencé mi carrera estudiando a los nematodos como indicadores de la salud del suelo. En 2016, mi colega, Lee Kalcsits, y yo comenzamos la aventura de medir la salud del suelo en huertos y examinar cómo se relaciona con la productividad de estos. Hemos evaluado más de 100 huertos hasta ahora, y quería compartir algunos avances sobre lo que hemos descubierto.
Todos queremos raíces saludables, ¿no? El suelo saludable puede ayudar a obtener raíces saludables. Dos indicadores que hemos encontrado importantes para evaluar la salud del suelo son: un bioensayo de la salud del suelo y la cantidad de nematodos fitoparásitos en el suelo.
Para el bioensayo de la salud del suelo, cultivamos unas plántulas de manzana en el suelo de la huerta y comparamos el suelo que ha sido calentado para matar sus patógenos contra el suelo intacto. Si las plantas en el suelo calentado crecen mejor que las plantas en el suelo intacto, sabremos que la proporción de actores “buenos” a actores “malos” (patógenos) en el suelo e muy alta hacia los patógenos. En 30 de los 100 bloques de huertos que hemos muestreado, las plántulas solo crecieron la mitad de bien en el suelo intacto que en suelo pasteurizado. Eso me dice que existen muchos huertos con altos niveles de patógenos, como aquellos que causan pudrición de la corona y fatiga del suelo.
Otra cosa importante que se debe vigilar es la cantidad de nematodos que se alimentan de plantas. Los nematodos son gusanos redondos microscópicos que viven en el suelo. El mayor de estos diminutos gusanos tiene tan solo el diámetro de un cabello y una longitud de un milímetro. Los más pequeños tienen una décima parte de ese tamaño. Los nematodos que se alimentan de plantas tienen una boca con forma de aguja que clavan en las raíces de las plantas y la usan para sacarles los jugos. Algunos también viven en las raíces, donde afectan sus células mientras se mueven por ellas. No solo estos comeraíces les hacen daño a las plantas mediante el robo de nutrientes, sino que todos los diminutos agujeros que hacen con sus bocas también se convierten en puntos de entrada para los patógenos. Para medir la cantidad de nematodos en el suelo, enjuagamos la tierra para que caigan por un embudo tapado con papel de seda y así podamos ver la cantidad de nematodos vivos sin que la tierra los esconda.
En 15 de los 100 huertos que evaluamos, encontramos más de 80 nematodos lesionadores (Pratylenchus) por 500 gramos (1 libra) de tierra. Ese es el nivel que pensamos que puede causar daño a los árboles jóvenes. Eso no parece mucho hasta que se considera que hay más de 2.2 millones de gramos de tierra en los 15 centímetros superiores de una hectárea (2 millones de libras de tierra en las 6 pulgadas superiores de un acre). Eso significa que cada uno de esos 15 huertos tenía más de 363 millones de nematodos lesionadores por hectárea (147 millones de nematodos lesionadores por acre). Para darle un ejemplo de cuán importante es esto, considere un huerto donde el productor tenía rendimientos promedio de 99 cajones por hectárea (40 por acre) en un bloque con el recuentro mayor de nematodos (192 por 500 gramos) en contraste con 148 cajones por hectárea (60 por acre) en un bloque con el recuento menor de nematodos (100 nematodos lesionadores por 500 gramos). Esta diferencia en el rendimiento probablemente se deba a la atrofia que ocurrió cuando los árboles fueron primero plantados en áreas con mayores cantidades de nematodos, lo cual nunca han superaron.
Entonces, ¿qué hay de los actores “buenos”? La mayor parte del tiempo, el suelo está lleno de insectos diminutos llamados microartrópodos. Los colémbolos, junto con los ácaros que se alimentan de hongos y los ácaros depredadores, son algunos de estos actores “buenos” que viven en el material vegetal en descomposición en la superficie del suelo y en los primeros centímetros superiores del suelo. Los colémbolos tienen tan solo unos pocos milímetros de largo y se han ganado su nombre en inglés (“rabo saltador”) gracias a su capacidad de escapar el peligro saltando al aire con la ayuda de una fúrcula bifurcada que se asemeja a un rabo. Los ácaros como los oribátidos se alimentan de hongos, algas y material vegetal muerto. Estos ácaros son extremadamente importantes. Descomponen las hojas muertas y otros materiales, lo cual devuelve los nutrientes al suelo. Los ácaros depredadores como Mesostigmata reprimen las plagas y mineralizan los nutrientes mientras se comen su presa. Estos diminutos insectos del suelo son capaces de contribuir hasta en un 30 por ciento del nitrógeno mineralizado. En varios huertos encontramos más de 20,000 microartrópodos por metro cuadrado, pero solo donde había una capa de hojas, hierba cortada y removida, astillas de madera u otra materia orgánica. Manejar el suelo del huerto para que tenga alguna materia orgánica en la superficie puede alimentar su equipo de microartrópodos.
¡No se olvide de los nematodos beneficiosos! Estos gusanos redondos microscópicos son uno de los organismos más abundantes en el planeta y este grupo también tiene “buenos actores” de sobra. Algunos de los nematodos que viven en la película de agua alrededor de las partículas de tierra se alimentan de bacterias, otros de hongos o plantas, y los reyes de la comunidad de nematodos son depredadores y omnívoros. Los nematodos son muy abundantes en los suelos de los huertos. Medimos un promedio de 1980 millones de nematodos por hectárea (800 millones por acre) en los 15 centímetros (6 pulgadas) superiores. Los abundantes nematodos que se alimentan de hongos y bacterias mineralizan el nitrógeno. Los nematodos también brindan conocimientos sobre la dinámica de la red completa de alimentación del suelo. Cuando los nematodos depredadores son abundantes, la red de alimentación del suelo por lo general reprime las plagas y los patógenos. Desafortunadamente, cerca de la mitad de los huertos que evaluamos tenían bajas cantidades de depredadores y omnívoros, lo cual indica una oportunidad de mejorar la eliminación de las plagas.
Manténgase en sintonía para aprender más mientras vemos más allá del índice NPK durante la evaluación de nuestros suelos. La medición de las propiedades biológicas y físicas del suelo nos podría permitir identificar los factores limitativos clave en nuestros huertos. Esperamos brindarles un conjunto de mediciones pertinentes para sus resultados. •
—por Tianna DuPont
Tianna DuPont es especialista de la extensión de árboles frutales del Centro de Investigación y Extensión de Árboles Frutales de la Universidad Estatal de Washington en Wenatchee, Washington.
Taller sobre la salud del suelo
Si quiere aprender más sobre cómo evaluar y manejar la salud del suelo en los huertos de producción, la WSU ofrece un taller sobre la salud del suelo, en inglés, el 4 y 5 de noviembre. Para más información: http://treefruit.wsu.edu/event/soil-health-nov4-2/