Los veranos húmedos y la corta temporada de cultivo dificultan el cultivo de uvas en la región de los Grandes Lagos.

La humedad puede persistir en variedades con racimos muy apretados, especialmente las blancas, y alimentar bacterias y hongos que causan el moho gris (Botrytis cinerea), mientras que una temporada corta puede causar que las uvas rojas, en particular, a veces no acumulen suficiente calor y tiempo en las viñas para desarrollar plenamente su sabor y carácter.

Sin embargo, la remoción mecánica de hojas podría ayudar a los agricultores a superar ambos problemas, según un estudio realizado por investigadores del Departamento de Horticultura de la Universidad Estatal de Michigan (MSU).

Mecanizada o no, la remoción de hojas es beneficiosa. Cuando se emplea antes de la floración, se reduce el cuajado de la fruta y se produce un racimo de uvas más abierto y suelto. Esto permite que el agua gotee a través de él o se evapore más rápido, por lo que a la larga se reduce la podredumbre.

Además, la menor cantidad de bayas por racimo permite que las uvas se desarrollen completamente, apuntó Joshua VanderWeide, auxiliar de posgrado e investigación en el grupo de investigación del Profesor Asociado Paolo Sabbatini en la MSU. Cuando las hojas se remueven después de la floración, se reduce el follaje, lo cual también proporciona a las uvas en proceso de maduración más acceso a la luz solar y el calor que puede ayudar a su desarrollo.

“Tradicionalmente, los trabajadores remueven las hojas a mano y, aunque salen con bastante facilidad, se debe contar y llevar un registro de la cantidad removida para mantener la consistencia, y también deben asegurarse de no arrancar la fruta con las hojas”, explicó VanderWeide. “Y si quita las hojas justo antes de la floración (en lugar de después del cuajado), puede que solo tenga cinco o seis días para completar el trabajo, y eso puede ser un problema si tiene cientos de acres pero no suficientes trabajadores para hacerlo”.

Es ahí donde la automatización puede ayudar, señaló VanderWeide. Con este estudio, los investigadores quisieron examinar su potencial en el clima de los Grandes Lagos. La financiación principal provino de una subvención de 20,000 dólares del Consejo de la Industria de Uvas y Vinos de Michigan, 29,000 dólares del Proyecto GREEEN de MSU y el apoyo del viñedo Lemon Creek Winery en Berrien Springs, Michigan.

El estudio de MSU empleó un recolector neumático de hojas de marca Collard, como el que se muestra aquí montado en la parte delantera de un tractor. El recolector de hojas utiliza compresores de aire rotatorios para triturar las hojas en ambos lados a medida que se mueve por la hilera. (Foto por Josh VanderWeide)

El hombre contra la máquina

Para sus ensayos, los investigadores de MSU utilizaron un recolector neumático de hojas de marca Collard, el cual se monta en la parte delantera del típico tractor de viñedos y está equipado con compresores de aire rotatorios que se pueden ajustar para que coincidan con la altura y el ancho del follaje. El aire de los compresores tritura las hojas para removerlas.

La parcela de prueba incluyó 90 vides: 45 de Pinot Grigio como representante de uvas blancas de racimo apretado y de 45 Merlot como representante de uvas rojas de racimo suelto.

Para el experimento, realizado con el alambre superior de un sistema de espalderas Scott Henry (SH) en el viñedo Lemon Creek Winery, los investigadores o retiraron manualmente seis hojas o retiraron mecánicamente hojas de una zona de seis nudos (unos 70 centímetros) justo antes de la floración (7 de junio para Pinot Grigio y unos días después para Merlot).

También realizaron la misma remoción manual y mecánica de hojas justo después de la floración (el 27 de junio para Pinot Grigio y unos días más tarde para Merlot).

Además, incorporaron un tratamiento de control: el que era estándar en la industria o una versión manual en la cual se remueven manualmente seis nodos de hojas durante el envero. Los investigadores realizaron los ensayos en 2016 y los repitieron en 2017.

En ambos ensayos, encontraron que la mecanización redujo el tiempo de trabajo. El método manual generalmente requirió ocho trabajadores que juntos pudieron completar aproximadamente un acre por hora, indicó VanderWeide, mientras que el método mecanizado requirió solo a un trabajador, el cual manejaba el tractor, y podía cubrir aproximadamente dos acres por hora.

El interés principal en cuanto a los vides de Pinot Grigio era si el sistema mecanizado de remoción de hojas podía mitigar la podredumbre. En 2016, cuando la precipitación excedió el promedio desde el envero hasta la cosecha, descubrieron que la remoción mecánica de hojas antes de la floración redujo la podredumbre en un 45 por ciento, mientras que el tratamiento manual la redujo en un 70 por ciento en comparación con el control. Los rendimientos mejoraron en ambos casos, a pesar del menor número de uvas por racimo, declaró VanderWeide.

En 2017, un año mucho más seco, no hubo podredumbre antes de la floración en las uvas tratadas manualmente y solo hubo un 5 por ciento de podredumbre en los frutos tratados mecánicamente en comparación con 10 por ciento de podredumbre en los racimos de control. El contenido de azúcar de las uvas en vides tratadas con maquina también aumentó en aproximadamente un 10 por ciento durante ambos años, informó.

Para las vides de Merlot, el principal interés de los investigadores era la calidad de la fruta cosechada.

“Nos sorprendió encontrar una gran mejora en el contenido de azúcar (2 a 3 más grados Brix para ambos años), así como mejores medidas de calidad de la fruta cosechada, inclusive un aumento promedio de aproximadamente un 32 por ciento en antocianinas totales con la eliminación mecanizada de hojas antes de la floración, en contraste con la eliminación manual de hojas antes de la floración”, afirmó. “Simplemente no anticipábamos que encontraríamos tanta mejoría en la calidad. Cuando mecanizas una práctica de manejo de viñedos, solo esperas que resulte tan buena como lo que haces a mano, pero en términos de calidad de la fruta, el tratamiento mecánico funcionó mejor. Nos parece muy interesante y actualmente estamos investigando por qué ha sido así”.

Investigaciones futuras

VanderWeide planea continuar su análisis de remoción de hojas mediante el estudio de su impacto sobre diferentes variedades.

“Generalmente observamos una reducción constante en el cuajado y la cantidad de bayas, especialmente con el tratamiento mecánico antes de la floración, pero para ajustar esta práctica tenemos que observar y tratar de comprender los efectos que dependen de cada cultivar”, explicó, señalando que los investigadores en otras partes del mundo han encontrado mucha variación en la medida en que la remoción de la hoja afecta la calidad de la fruta, en particular entre los tintos.

Los resultados del estudio 2016-2017 por si solos, sin embargo, muestran que la eliminación mecánica de hojas tiene su lugar en los viñedos de los Grandes Lagos.

“Ahorra tiempo, lo que tal vez sea la razón más importante para hacer esto, y requiere menos personas”, afirmó. Además de eso, “esta práctica se puede adaptar a diferentes objetivos vitivinícolas, ya sea para reducir el cuajado y la podredumbre en uvas de racimo cerrado, o para reducir el cuajado y mejorar la calidad de la fruta en las uvas tintas”.

– por Leslie Mertz