Dejemos algo claro: Tom Gausman es un buen tipo. Todo el mundo lo dice: los clientes, investigadores, compañeros de trabajo, e incluso sus competidores.
Es muy humilde y sencillo.
Siempre me pregunta que pienso yo, aunque él tenga más experiencia.
Nunca vi a una persona tan educada, jamás se enfada por nada.
Toma mucho esfuerzo para enfadarlo, y créeme, lo he puesto a prueba. (Según su esposa, Tracy).
Gausman, de 71 años, se ha labrado una carrera a base de ser “amable”, mezclando lo que las clases empresariales llaman inteligencia emocional con el trabajo duro de los tiempos pasados y los conocimientos de horticultura perfeccionados tras décadas dedicadas a crear una de las mayores empresas de administración de huertas de Washington.
Ahora que se jubila de su cargo de vicepresidente de AgriMACS en Chelan, el consejo asesor de Good Fruit Grower ha nombrado a Gausman Productor del Año 2024. El premio honra a los productores innovadores e inspiradores, reconociendo sus esfuerzos como buenos empleadores, buenos administradores de la tierra y buenos socios de la industria en general.
La trayectoria profesional de Gausman sigue la pista de un sector cambiante: desde sus raíces en una pequeña huerta familiar hasta la redefinición de lo que significa ser productor en un sector en consolidación en el que los propietarios de huertas no siempre ponen las botas sobre el terreno. Destacando su discreto liderazgo y sus habilidades de comunicación, el consejo asesor señaló cómo esas habilidades le ayudaron a construir un equipo que produce fruta de calidad para los almacenes de todo el estado en nombre de los inversores de todo el país.
Se apresura a reconocer el mérito de ese equipo, pero su éxito también es un mérito de su liderazgo.
“Si tenemos un negocio de administración de huertas de éxito, una gran parte de éste es la gente que somos capaces de atraer”, dijo Gausman.
Su historia
Gausman creció en una huerta de manzanas de 35 acres en una época en la que su familia de seis personas podía vivir de esta parcela pequeña, enclavada en una ladera rocosa justo al sur de Oroville, en el lado este del Río Okanogan.
Todos los hijos ayudaban. Las vacaciones fueron viajes de campamento. El sueldo ganado del trabajo en la huerta en las épocas de verano y otoño casi pagaban por un semestre de la universidad.
“Ahora no se podría ni empezar a hacer eso”, dijo Eleanor Gausman, la madre de Tom, quien procedía de una familia de productores de fruta y propietarios de un almacén que formaba parte de una red de pequeñas empresas agrícolas, almacenes y cooperativas del Valle de Okanogan durante lo mejor de los años setenta.
Gausman apreciaba su crianza rural, pero vio que los tiempos cambiaban. Los almacenes empezaron a cerrar y la consolidación empezó a pasar factura a la comunidad y a su propia familia. Sus padres se dedicaban a la agricultura a tiempo completo, pero además su madre, enfermera certificada, hacía turnos ocasionales en el hospital para llegar a fin de mes.
A pesar de todo, le gustaba la horticultura y, de hombre joven tras una temporada dedicándose nomás a esquiar en Idaho, se matriculó en la Universidad Estatal de Washington y obtuvo la licenciatura en la producción de árboles frutales en el año 1977. También recibió clases de administración de viveros. Primero trabajó en hortalizas en el condado de Skagit y después en un vivero de plantas ornamentales.
Su primer trabajo con árboles frutales fue en los años 80, como representante territorial de una empresa de empaque de Wenatchee. Al cabo de 10 años, se incorporó al equipo de administración de un productor integrado verticalmente, con la tarea de crear un conjunto de productores externos y administrar algunas huertas que ya pertenecían a la empresa.
Unos años más tarde, la empresa se vendió a Dole, pero Gausman conservó su trabajo. Allí conoció a Tim McLaughlin, su futuro socio.
Además de dirigir empresas agrícolas, la compañía Dole facilitaba inversiones externas. Involucrados en algunos de los tratos, McLaughlin y Gausman empezaron a elaborar su plan de negocio eventual sin saberlo. Uno de los inversores sugirió a los dos amigos que crearan un equipo de administración independiente de los empaques. Lo hablaron con sus familias y al principio “se acobardaron”, dijo McLaughlin.
Sin embargo, a medida que se acercaba el final del siglo, Dole empezó a vender algunas propiedades, así que en el año 2000, los dos fundaron AgriMACS. McLaughlin, que tenía una licencia de la inmobiliaria y una visión para los negocios, fue presidente; Gausman, experto en la horticultura, fue vicepresidente.
“Era una oportunidad increíble”, dijo Gausman.
En aquella época, las inversiones externas pasaban “un poco desapercibidas”, dijo McLaughlin. Algunos grupos de capital y compañías de seguros poseían huertas. Incluso el Departamento de Recursos Naturales (Department of Natural Resources) del estado invertía en la agricultura para ayudar a financiar las escuelas públicas. Cuando empezó, AgriMACS se unió a un pequeño grupo de empresas de administración de Washington, como Stemilt Management, Clark Jennings and Associates y C.M. Holtzinger.
La habilidad de manejar grandes operaciones agrícolas y sus habilidades interpersonales
La nueva empresa introdujo a Gausman a los grandes proyectos agricoalas.
Había injertado y replantado pequeños bloques, pero las empresas de inversión contrataban a AgriMACS para plantar huertas en terrenos vírgenes de cientos de acres a la vez, en ocasiones con sólo meses de antelación. Gausman se labró una reputación de ser un planificador meticuloso, un fuerte trabajador y un buen colaborador.
Algunos proyectos han sido difíciles, construidos en terrenos que él no hubiera elegido, pero todos han resultado exitosos y productivos, dijo Jeff Cleveringa, miembro del consejo asesor de Good Fruit Grower.
“Se ocupa de todo como si fuera suyo”, afirmó Cleveringa.
Cleveringa calificó a Gausman de colaborador discreto, dispuesto a aprender y compartir. Incluso en su transición a la jubilación, sigue participando en giras y reuniones del sector. En el 2022, fue anfitrión de una parada del recorrido que hizo la Asociación Internacional de Árboles Frutales (International Fruit Tree Association) y se mostró franco sobre los retos de la administración de la carga de cultivo de manzanas Honeycrisp. Gausman también ha participado en los comités de la Comisión de Investigación de Árboles Frutales de Washington (Washington Tree Fruit Research Commission), como presidente de la Asociación de Agricultores del Centro Norte de Washington (North Central Washington Fieldman’s Association) y como presidente del programa de la madurez de manzanas de la industria, un grupo de productores que hizo recomendaciones sobre el momento de la cosecha en todo el estado.
“Era más fácil cuando el estado sólo tenía dos variedades”, dijo riéndose.
Stefano Musacchi, de la WSU, llama a Gausman un horticultor experto.
Mientras Musacchi enseñaba a los productores la poda corta (la poda “click”) para la WA 38, la variedad vendida como Cosmic Crisp, insinuó a Gausman que la técnica podría funcionar con la variedad SugarBee, un cultivar con hábitos de crecimiento similares al Tipo 4. La poda click no es “intuitiva”, dijo Musacchi; aplicarla a una variedad diferente requirió valor y habilidad.
Gausman también colaboró con Musacchi en un proyecto financiado por una comisión de investigación sobre unos reguladores del crecimiento vegetal. Al darle a un equipo de investigación bloques de pruebas para los ensayos causa trastornos, pero Gausman y el equipo de AgriMACS lo administraron con paciencia y proactividad, dijo Musacchi.
El futuro
Gausman deja la industria en tiempos económicos difíciles, pero tecnológicamente emocionantes.
En cuanto a las perspectivas económicas, es partidario de recuperar alguna forma de comercialización colectiva nacional y espera una consolidación más dolorosa en los próximos cinco años.
En cuanto a la tecnología, cree que algún día los robots recogerán la fruta.
Mientras tanto, es un fanático de las apps laborales y del escaneado aéreo NDVI. Un año, su equipo de administración se basó en estas imágenes para identificar zonas de gran vigor y, por tanto, de cerezas de tamaño grande.
La empresa también utiliza sistemas de riego automatizados de Phytech y Wilbur-Ellis. Hasta ahora, AgriMACS permite a los administradores de las huertas elegir los sistemas.
“Lo más importante es que el mejor sistema es el que conocemos mejor, el que entendemos y con el que nos sentimos cómodos, más que cuál es el mejor”, dijo Gausman.
En la actualidad, el reto consiste en elegir una tecnología que resulte rentable. Gausman y AgriMACS han probado los tractores Monarch y se han fijado en los pulverizadores Smart Apply y el pulverizador autodirigido Prospr. Sus clientes también sienten curiosidad, pero quieren esperar a que pase la baja económica antes de comprar herramientas costosas.
Estas nuevas tecnologías, y los precios que conllevan, son sólo uno más de los factores que dificultan a las pequeñas huertas a que compitan con las empresas y los inversores. Pero los padres de Gausman no lamentan que su hijo no se quedara con la granja familiar. Más bien alaban la inversión externa y su papel en la innovación que ha aportado al sector.
“Ha tenido mucho éxito en lo que hace”, afirmó Ken Gausman. “Ha hecho un trabajo muy bueno”. •
—artículo de Ross Courtney
—fotos de TJ Mullinax y Ross Courtney
Visión de conjunto: Productor del Año de Good Fruit Grower 2024
Tom Gausman comparte lo apredido sobre el desarrollo de grandes huertas.
Si algo ha aprendido Tom Gausman es el trabajar a gran escala.
AgriMACS, la empresa de administración que Gausman cofundó en el año 2000, supervisa las operaciones de 6,000 acres de manzanos, cerezos y perales en Washington, sobre un terreno de más de 9 millas cuadradas. Alrededor de 4,000 de esos acres se han plantado desde el 2016, con Gausman, Productor del Año de Good Fruit Grower 2024, liderando el camino.
Aunque el gran alcance y los plazos intensos requirieron ajuste, Gausman dijo que el hecho de plantar cientos de acres a la vez es “fascinante”.
A lo largo de los años, Gausman se ha dado a conocer como un planificador cuidadoso quien usa hojas de cálculo que documentan los perfiles del suelo, las relaciones entre los portainjertos, el lugar y los cultivares, también los costes netos y la mano de obra.
“Es realmente hábil”, afirmó Mark Stennes, actual vicepresidente de AgriMACS y el empleado que sustituirá a Gausman cuando se jubile.
En la actualidad, Gausman considera que esas vastas extensiones de bloques productivos y de alta densidad son uno de los logros de los que se siente más orgulloso. Compartió algunas de las lecciones que él y sus compañeros han aprendido sobre el desarrollo de huertas a gran escala.
La infraestructura es lo primero
Esto parece obvio, pero los administradores con plazos ajustados pueden caer en la tentación de plantar árboles solamente porque ya los tienen. Sin embargo, el tener las espalderas y el riego listos prepara a los árboles para el éxito desde el momento en que están plantados en el suelo.
Abraza la especialización
Gausman se dio cuenta de que los trabajadores que instalaban cables se volvían muy hábiles en instalarlos. Lo mismo ocurría con la plantación de árboles o la colocación de anclajes. Así que sus jefes escalonaron el trabajo para que las cuadrillas más pequeñas se especializaran. “Se volvieron muy rápidos y descubrieron formas de hacer las cosas más rápidamente y con más eficacia”, afirmó.
Cuando AgriMACS construyó White Alpha Orchard en Ephrata, el encargado de la huerta, César Ortiz, recuerda el reto que suponía el terreno rocoso. Algunos trabajadores llegaron a dominar las planchas compactadoras de terreno rocoso, las excavadoras para postes y las barras metálicas utilizadas para instalar los postes de espaldera. Trabajaban de lunes a sábado, a veces hasta 12 horas al día.
“Se volvieron muy buenos en eso”, dijo Ortiz.
A partir del 2018, la construcción se realizó por etapas, antes de que entrara en vigor el actual umbral de 40 horas semanales para los trabajadores agrícolas, antes de la obligación de pagarles por horas extras en Washington.
Usar redes retráctiles
A partir del 2017, Gausman dirigió el desarrollo de Monument Hills Orchard en Quincy para un cliente, pero él y los miembros del equipo comenzaron a planificarlo con un año de anticipación. En aquel momento, las redes retráctiles tipo cortina no eran comunes.
Sin embargo, el cliente quería redes, así que Gausman y sus socios usaron lo que había disponible: grandes paneles que se extendían sobre varias hileras a la vez. Para enrollarla cada otoño, el personal utiliza escaleras o elevadores para subir los paneles por encima de cada fila, enrollándolos y atándolos sobre la marcha. Una cuadrilla de 12 personas tarda una semana en hacer el trabajo de 125 acres.
Cuando empezó la construcción, la red retráctil tipo cortina se había hecho más popular, pero ya era demasiado tarde para usarla.
En cambio, en White Alpha, AgriMACS sí instaló redes retráctiles tipo cortina. Este año, el personal utilizó cuerdas guía para quitar los paneles y exponer las manzanas al tiempo fresco de finales del mes de agosto. En septiembre, cuando volvieron los días calurosos, fue fácil volver a poner las mallas sobre los árboles.
Espere sorpresas
Al plantar los árboles frutales de White Alpha en lo que fueron anteriormente campos de alfalfa, AgriMACS esperaba capas de suelo poco profundas y rocosas, llenas de caliche. Los pozos de excavación lo confirmaron. El equipo convenció a los inversores para que presupuestaran un dinero extra para la instalación de redes retractables, pero ahora Gausman piensa que debía haber pedido más.
Hoy reconoce que hay ventajas en un suelo poco profundo porque ofrece más control del vigor.
“Aquí se puede controlar el vigor del árbol con mucha facilidad; se puede subirlo o bajarlo, porque el suelo no es tan fértil”, afirmó.
Haga investigaciones
Los colegas de Gausman dicen que es un experto en combinar portainjertos con cultivares y sitios.
Para desarrollar esos conocimientos fue necesario investigar. Gausman habló de los portainjertos con Stefano Musacchi, de la Universidad Estatal de Washington (WSU), con Tom Auvil, antiguo especialista en extensión de la WSU, y con Tye Fleming, propietario de una huerta y un vivero. Visitó otras grandes plantaciones, especialmente el Legacy Orchard de McDougall and Sons, en East Wenatchee. Con el tiempo, comprendió cuáles de los portainjertos eran mejores cuando necesitaba vigor y cuáles eran mejores cuando necesitaba que los árboles dieran temprano su fruta, abasteciéndose de cuatro o cinco viveros diferentes.
En algunos bloques usaron portainjertos M.9 simplemente porque estaban disponibles, y el tiempo es oro para los inversores. Ahora dice que, en ese entonces, no hubiera hecho nada distinto, pero hoy en día, si pudiera elegir, preferiría los portainjertos Ginebra.
Utilice lo que tiene
Durante la construcción de Monument Hills, el equipo de Gausman construyó un bloque para la variedad PremA129, la manzana neozelandesa comercializada como Dazzle, con postes de madera tipo espaldera de 12 pies, dejándolos a 9.5 pies de altura del poste por encima del suelo. Habían planeado instalar riegos elevados sobre la huerta, pero cambiaron de idea y se pasaron a los nebulizadores, que necesitan estar más altos.
Podrían haber instalado nuevos postes más altos, en cambio, cortaron trozos de acero de 4 pies -encontrados entre lo que sobraba de la instalación de respaldaras en forma de V- y los fijaron a los postes existentes, con lo que al final se obtuvieron unos 13 pies de altura.
Quedó mejor, dijo Gausman.
Otro ejemplo: en White Alpha, los equipos terminaron de plantar un bloque de manzanos de la variedad WA 38 con suficientes árboles sobrantes para unos 5 acres más.
El siguiente proyecto requería manzanos de la variedad SugarBee. En lugar de desperdiciar los árboles WA 38, los responsables de AgriMACS los talaron, y los injertaron en la variedad SugarBee con un portainjerto intermedio de WA30. Esas pocas acres entraron antes en producción, con el consiguiente ahorro de dinero.
Las manzanas SugarBee y WA 38, ambos cruces de Honeycrisp, tienen hábitos de crecimiento similares. •
—artículo de Ross Courtney
—fotos de TJ Mullinax y Ross Courtney
El ascenso de los encargados de la huerta: Productor del Año de Good Fruit Grower 2024
La inversión exterior y la mayor necesidad de administración marcan la carrera del Productor del Año Tom Gausman.
La carrera que le ha valido a Tom Gausman para ganar el título de Productor del Año 2024 de Good Fruit Grower no existía cuando era un granjero. Por aquel entonces, si una huerta tenía un encargado, lo más probable era que fuera un empleado contratado por la familia a medida que los padres de la familia envejecían.
Sin embargo, el aumento de la inversión externa en los árboles frutales de Washington ha hecho necesario más profesionales como Gausman, cofundador y vicepresidente saliente de la empresa agrícola AgriMACS de Chelan, que administra huertas para grupos de capital como Homestead Capital, International Farming, Sixth Street, entre otros grupos.
A lo largo de los años, Gausman y sus contemporáneos han redefinido el negocio.
“Es un productor moderno”, afirmó Mike Grubbs, director de desarrollo empresarial de Columbia Farm Services, y también amigo de Gausman desde hace 45 años. “No es un productor con 30 acres en Chelan o un cultivador de peras en Peshastin, pero sigue amando la industria”.
Los propietarios inversionistas externos y las empresas de administración existían cuando Gausman y su socio, Tim McLaughlin, fundaron AgriMACS en el año 2000, pero la situación era poco común y pasaba desapercibida. A medida que las empresas agrícolas se consolidaron, las huertas del noroeste se volvieron más atractivas para el capital externo, una tendencia que se disparó significativamente en el 2016.
Fue entonces cuando Grubbs y Gausman trabajaron juntos en la creación de grandes huertas con plazos de tiempo muy ajustados para International Farming (IF). Por aquel entonces, Grubbs trabajaba para Chelan Fruit, la cooperativa que IF acabaría comprando.
Según Scott Porter, de Cascadia Capital, una empresa de Seattle con experiencia en fusiones y adquisiciones agrícolas, se dieron varios factores que propiciaron “una tormenta perfecta” para la inversión. Los tipos de interés eran bajos, franjas de la Cuenca del Columbia empezaban a quedar fuera de los límites de la superficie de irrigación permitida por la Oficina de Reclamación, la fruta de árbol experimentaba varios años exitosos y la agricultura daba la impresión de tener un crecimiento lento pero constante en contraste con el alocado mercado inmobiliario de la Gran Recesión del 2008.
“La gente cree en la idea de que todo el mundo necesita comer”, afirmó Porter.
Sin embargo, que los inversionistas posean una empresa agrícola no significa que sepan cultivar nada.
“La agricultura, más que nada, depende de buenos administradores”, dijo Porter.
La capacidad de administrar
Todo esto requirió una adaptación por parte de Gausman, que se describe a sí mismo como introvertido.
Ha trabajado con inversores y sus representantes, otros directivos de empresas, encargados de zona, encargados de huerta, ayudantes de encargados de huerta y supervisores de cuadrilla. Ha aprendido ejercer la diplomacia, la negociación y como conducirse por la cadena de mando.
Gausman ha llegado a disfrutar de las partes no relacionadas con la horticultura de su trabajo, como hablar relajadamente de los planes -con un litro de sidra en la mano- y ayudar a negociar compromisos entre directivos y clientes. Por ejemplo, los propietarios de una huerta cerca de Ephrata sólo querían producir manzanas orgánicas de la variedad Honeycrisp, a pesar de que AgriMACS les advirtió de los problemas laborales. La empresa merece admiración ya que los inversores prometieron construir viviendas para que más trabajadores H-2A cortaran todas esas Honeycrisp en el periodo óptimo de la cosecha, aunque están esperando a que mejoren las condiciones económicas.
Además, esta ampliación requería más empleados y, por lo tanto, buenas habilidades interpersonales de liderazgo. Gausman y McLaughlin fomentan una cultura laboral en la que se da autoridad, suporte y recursos a los encargados subordinados. Gausman mantiene a propósito la distancia entre él y los trabajadores, para evitar subvertir la autoridad de sus encargados, e intenta recomendar cambios en lugar de imponerlos.
Jimmy Bautista, que dirige dos huertas de AgriMACS cerca de Brewster, se ha dado cuenta. Dice que a lo largo de los años ha tenido muchos malos encargados en fábricas de madera, consultorios médicos y empresas agrícolas, encargados que eran duros e inflexibles. Siempre se negó a incorporarse a la dirección de una empresa porque no quería ser así.
En el 2022, cuando unos inversores compraron una huerta administrada por su padre, Fernando, AgriMACS se hizo cargo de ella. Bautista se fijó en el espíritu colaborador de la empresa y aceptó cuando la empresa le ofreció un puesto.
“Cuando surge un problema, los directivos de más alto nivel le piden su opinión, le sugieren otros expertos y buscan soluciones con él, explica.” Otros trabajadores de AgriMACS cuentan historias similares.
“Lo que más me gusta es el trabajo en equipo”, afirmó Bautista. •
—artículo y fotos por Ross Courtney
Este artículo ha sido traducido por Jean Dibble y revisado por Jutsely Rivera. Puede ponerse en contacto con Jean en jean@goodfruit.com.