El científico australiano Rob Bramley escribió, literalmente, el libro sobre la viticultura de precisión en 2006. Pero también cree que la industria del vino en todo el mundo está todavía en la fase inicial de descifrar cómo utilizar los enfoques de la agricultura de precisión para mejorar los vinos y las ganancias.
Bramley, científico principal de la agencia nacional de ciencia de Australia, CSIRO, compartió tanto su perspectiva de décadas de investigación como sus ideas sobre cómo debería avanzar el campo cuando dio una conferencia plenaria sobre “Enfoques digitales de la viticultura” en el Simposio de Viticultura de Precisión 2021 organizado por la Sociedad Estadounidense de Enología y Viticultura y la Alianza Nacional de Investigación de la Uva en junio. Nick Dokoozlian, vicepresidente de investigación vitivinícola de E. & J. Gallo Winery y presidente de investigación de la NGRA, pronunció la segunda conferencia plenaria sobre “La promesa y el desafío de la viticultura de precisión”.
El simposio también incluyó charlas de investigación y un panel de productores.
Bramley comenzó con una definición clave: “La premisa básica que sustenta la agricultura de precisión es que la tierra es variable. Incluso en viñedos muy pequeños, la variación del vigor puede ser bastante espectacular”.
La viticultura de precisión trata de medir esa variabilidad —en el vigor, en los suelos, en los rendimientos, en las necesidades de nutrientes— y luego utilizar esos datos para mejorar las decisiones de gestión. “En un paisaje variable, la gestión uniforme es una estrategia subóptima”, señaló.
Pero a partir de esta premisa central, Bramley y Dokoozlian presentaron dos visiones diferentes sobre cómo poner en práctica la precisión. Dokoozlian se centró en cómo traducir los datos descriptivos en una gestión dirigida; por ejemplo, cómo E. & J. Gallo está experimentando con enfoques de riego de tasa variable para reducir la variabilidad del viñedo y mejorar tanto el crecimiento como la uniformidad del rendimiento en un bloque de viñedos, mientras que Bramley compartió una visión sobre cómo entender y aprovechar la variabilidad para poner las uvas adecuadas en los vinos correctos.
“Nuestro interés se ha centrado mucho más en la vendimia selectiva y el flujo de productos”, indicó Bramley. “La razón principal para dedicarse a la viticultura de precisión o digital es obtener un mejor control de la cadena de valor”.
Entender la variabilidad y cosechar diferentes zonas para diferentes mercados a diferentes precios puede ser muy rentable para los viticultores. Esto está funcionando para las bodegas de Australia, afirmó, pero parece ser una oportunidad perdida en la mayor parte de los EE. UU., donde el sistema de pago de la uva, en el que la mayoría de los productores en una región esperan un precio fijo por tonelada para cada cultivar, deja poco incentivo para que los productores manejen sus viñedos con mira hacia la cosecha selectiva.
Bramley compartió los resultados de la investigación sobre cómo se pueden estratificar los mapas del suelo, de rendimiento y de detección remota de los doseles para dividir los viñedos en zonas que produzcan uvas con una variación medible de la calidad. La selección de esas zonas —dirigida a diferentes niveles de vino en función de la calidad— puede aumentar el valor de la producción de uva. En un ejemplo, en Deakin Estate, en el valle de Murray, con la investigación de Bramley se descubrió que mientras la diferencia de precio sea superior a 39 dólares por tonelada métrica, merece la pena que el productor realice la cosecha selectiva, señaló. Es un escenario similar al que Gallo afronta en Lodi, California, añadió.
En otro estudio sobre viñedos de la región de Grampians, Bramley demostró que la variación del compuesto que da un sabor picante a algunos Shiraz es espacialmente estable en todo el viñedo. Eso significa que los propietarios pueden mapearlo una vez y comercializar las distintas zonas de uvas.
“Entender esta variación en el terruño —y eso es exactamente de lo que estamos hablando aquí, de la variación del terruño a escala del viñedo— ese conocimiento vale unos 90 dólares por botella en este ejemplo concreto”, afirmó. “No hay nada mitológico sobre el terruño, y hay una enorme oportunidad en la viticultura de precisión para entender el terruño”.
Gran parte de su investigación se centra ahora en describir el terruño con datos tanto del viñedo como a escala regional, incluidas las mejores formas de definir las zonas vitícolas, dijo en una entrevista después de la presentación.
Como ejemplo, compartió los mapas de rendimiento de toda la región vinícola de Marlborough de varias cosechas. Los patrones espaciales de la variación del rendimiento son bastante estables a lo largo de los años, y corresponden con los distintos tipos de suelo de la región y con las diferencias climáticas de los valles del norte y del sur, declaró. Esto demuestra el valor regional de la viticultura de precisión.
Dokoozlian, cuya intervención siguió a la de Bramley, describió su enfoque como “análisis descriptivo del estado de la técnica”. Pero quiere que el campo de la viticultura de precisión vaya más allá de los datos descriptivos y se convierta en datos prescriptivos, como lo han hecho los cultivos agronómicos.
“Vayamos más allá de lo que nos dio la madre naturaleza y vayamos más allá de ser capaces de reconocer las diferencias en el crecimiento y la calidad, y lleguemos a la analítica prescriptiva para que podamos conducir al nivel de calidad prescriptivo”, instó. “Estamos muy lejos de eso, pero ese es el verdadero potencial de la viticultura de precisión”.
Dokoozlian indicó que la humedad del suelo impulsa la mayor parte de la diferenciación del rendimiento que han encontrado en la investigación de E. & J. Gallo, y eso le ha llevado a centrarse en el riego de precisión.
“En realidad estamos empezando a reconocer que incluso en los sistemas de riego altamente manipulados, el contenido de humedad del suelo es más importante de lo que creíamos”, afirmó, añadiendo que la variabilidad de la humedad del suelo está impulsada en gran medida por las diferencias espaciales en la textura del suelo y la profundidad de las raíces.
Describió los experimentos de riego variable que comienzan con la evaluación del vigor o el tamaño del dosel de la vid utilizando imágenes de satélite con una resolución de pixeles de 30 m por 30 m, lo que representa cerca de una quinta parte de un acre. Estos datos mostraron que la variabilidad del tamaño del dosel en el bloque de viñedos estaba correlacionada de forma directa con el uso de agua de la vid. Se instaló un sistema experimental de riego por goteo de velocidad variable que permitía regar cada píxel de 30 por 30 —tanto en términos de volumen de agua como en frecuencia de riego— independientemente de los demás píxeles. Esto permitió optimizar los niveles de riego en función del vigor de la vid, lo que mejoró el rendimiento y la eficiencia en el uso del agua.
“En principio, podemos cultivar el bloque como un conjunto de bloques más pequeños, obteniendo la eficiencia de un bloque grande, pero también con el mayor ajuste de precisión de un bloque mucho más pequeño”, declaró.
En la actualidad, este enfoque no es rentable a escala comercial, añadió, pero espera que la tecnología esté llegando para hacerlo viable.
“Harán falta más aplicaciones de este tipo que muestren algún rendimiento”, afirmó, para que la viticultura de precisión se convierta en una práctica común. “Todas son tecnologías maravillosas”.
El impacto resultante en el rendimiento de los viñedos ha sido positivo, pero los investigadores aún deben determinar si el coste adicional y la complejidad del sistema de riego son económicamente viables, señaló.
En los últimos años, se ha prestado más atención al desarrollo de tecnologías, en lugar de investigar cómo pueden aplicarse las tecnologías al sistema de producción del viñedo, indicó Bramley. “Como consecuencia de ello, tenemos muchas soluciones tecnológicas que buscan justificarse “, declaró.
En su opinión, muchas de las herramientas clave para una viticultura de precisión rentable ya están disponibles y se están mejorando: la predicción del rendimiento, el monitoreo del rendimiento y las herramientas sencillas para el análisis de datos. Un ejemplo es el complemento de las Herramientas de Agricultura de Precisión para los programas GIS desarrollado por CSIRO para ayudar a los viticultores a utilizar los datos espaciales, que es similar a las herramientas myEV desarrolladas por Cornell Cooperative Extension. Estas herramientas de datos ayudan a los agricultores a convertir las imágenes de detección a distancia de mapas bonitos a información útil, manifestó.
En su lista de deseos se encuentran los sensores que puedan evaluar y cartografiar las métricas de calidad de la fruta, como los niveles de antocianina o ácido málico, junto con un área continua de investigación.
“Hay muchos datos disponibles, pero aún no se ha aprovechado su valor ni su capacidad para utilizarlos de una manera adecuada”, afirmó Bramley. “Si no se hace nada más como resultado de este seminario, pregúntese: ¿Estamos haciendo el mejor uso de esos datos?”.
—por Kate Prengaman