
Todos los productores de fruta de hueso buscan un equilibrio entre el momento de la cosecha necesario para captar el sabor de la fruta madurada en el árbol y la cuidadosa manipulación necesaria para hacerla llegar a los clientes.
En el negocio agrícola Lateral Roots Farm de Wapato, Washington, pecan por maduros, recolectan en cuatro o cinco pasadas y empacan a mano la fruta frágil en la huerta antes de que llegue a las tiendas especializadas de la populosa zona oeste del estado.
“Recogemos, empaquetamos y enviamos al día siguiente, de modo que los consumidores estarán comiendo (sus duraznos) en dos o cuatro días”, explicó Cherie Steinmetz, copropietaria del negocio con tres de sus hermanos y sus padres. “También es un incentivo para los compradores, porque es fruta que realmente se madura en el árbol”.
Cultivar de esta manera es una labor de amor y logística, pero está funcionando para Lateral Roots Farm de 100 acres de extensión, que los cuatro hermanos Cherie, Danae Yount, Trevor Perrault y Taylor Perrault junto con sus padres, compraron en el 2018.
Los equipos de cosecha están formados principalmente por parejas, con las mujeres clasificando y empacando mientras que sus esposos cortan la fruta. Se necesita experiencia para cortar la fruta en el punto exacto de madurez y clasificarla en múltiples paquetes de consumo para diferentes mercados. La familia paga salarios por hora para incentivar el trabajo cuidadoso.
La mayoría de los trabajadores llevan allí más tiempo que los propietarios. Los hermanos se criaron en un negocio agrícola cercano y aprovecharon la oportunidad de trabajar juntos cuando el anterior propietario, Bert Pence, decidió jubilarse.
Las cajas de duraznos siguen llevando el nombre de Pence Peaches.
“De hecho, tramitamos la marca Pence Peaches, porque sus clientes habían creado una marca en torno a ella”, explicó Cherie. Pero cambiaron el nombre de la compañía para reconocer su propio legado: Lateral Roots hace referencia a la ubicación de la empresa agrícola en la carretera Lateral A y al hecho de que crecieron en un negocio de lúpulo (jape) en la misma carretera.

“Crecimos en la carretera Lateral A y seguimos adelante con nuestras vidas, pero aquí estamos, con la carretera Lateral A invitándonos a volver a casa”, explicó Danae.
Compraron el negocio y se decidieron por los duraznos (que ocupan 60 de sus 100 acres), ya que la producción de frutos blandos de Washington iba disminuyendo cada vez más. En el 2020, alegando una reducción significativa de la superficie cultivada de duraznos, nectarinas y albaricoques, la Comisión de Frutas del Estado de Washington (Washington State Fruit Commission) decidió suspender los pagos obligatorios para promociones colectivas. Según el último censo del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (U.S. Department of Agriculture, USDA), Washington tenía 1,200 acres de duraznos en el 2023, mucho por debajo de los 2,400 del 2013 (El USDA dejó de contar la superficie de nectarinas de Washington en el 2014).
Ese panorama general no les importa mucho, dijo Trevor. La huerta se encuentra en “el cinturón bananero” del valle de Yakima, muy adecuado para la fruta de hueso. Tienen un nicho de éxito y piensan seguir en él.
“No es fácil incrementar el número de acres dedicadas a esta fruta”, dijo, por el hecho de que la fruta madura en los árboles y se empaca en el campo. “Creo que hemos alcanzado la superficie que necesitamos para los duraznos”.
Él y sus hermanos compaginan el trabajo de su compañía agrícola con otras profesiones. Taylor trabaja en la construcción y como mecánico de Lateral Roots Farm. Cherie trabaja para una empresa de lúpulo y se encarga del papeleo de Lateral Roots. Danae vive en Lateral Roots y mantiene las alarmas de heladas, las operaciones diarias y las ventas mientras cría a sus hijos pequeños. Trevor administra otras huertas durante el día, aporta su experiencia a Lateral Roots y a su plan de plantar para el futuro.
Cuando compraron el negocio, pronto descubrieron infecciones por la enfermedad X que requirieron quitar los árboles y replantar algunos bloques. Trevor dijo que aprovechó esa oportunidad para modernizar su mezcla de variedades de fruta y centrarse en la calidad y en un ritmo de cosecha constante, pero no en los sistemas de espaldera de la huerta.

“Veo que hay gente que se pasa a una densidad más alta para conseguir más tonelaje de fruta por acre y mejor eficiencia de la mano de obra, pero en nuestro caso, nos quedamos en esta plantación de 18 por 12 en portainjertos Lovell grandes, una raíz de durazno tradicional, por lo que nuestros costes no son muy altos a la hora de replantar”, dijo, “hacer el cambio ahora no tiene sentido”.
Él y Danae, quien se ocupa de la logística y las ventas, trabajan juntos para planificar el ritmo de renovación de la huerta. Por ejemplo, les alquilan a otros productores un bloque de la variedad Rich Lady que se acerca al final de su vida productiva, pero no quieren retirarlo, si no hasta que entre en producción un bloque joven de la misma variedad. Así que lo podaron fuertemente para renovarlo, lo cuidaron con fertilizante y riego extra y obtuvieron una buena cosecha la temporada pasada.
“Cualquiera con mucho dinero habría eliminado los árboles, pero teníamos que hacer que funcionara, y funcionó, ¡fue increíble!”, dijo Cherie. Como productores relativamente nuevos que están pagando la deuda que les costó invertir en la huerta, esas decisiones se van acumulando, afirmó.
Lo siguiente en su plan de negocio: posiblemente una cocina comercial que utilizaría la fruta demasiado madura para llegar al comercio minorista y elaborar productos de valor añadido.
“La mejor fruta, la más jugosa y dulce, acaba en el suelo”, dijo Danae.
—por Kate Prengaman
Este artículo ha sido traducido por Jean Dibble y revisado por Jutsely Rivera. Puede ponerse en contacto con Jean en jean@goodfruit.com.