Los productores de la región de huertas llamada Fruit Ridge, al norte de Grand Rapids, Michigan, empezaron esta temporada con muchas preocupaciones. Los mercados seguían todavía repletos de manzanas tras la gran cosecha del 2023, y los precios eran bajos. Los árboles brotaban antes de tiempo tras un invierno muy cálido, y todo el mundo preveía una larga primavera de heladas que podrían acabar con la cosecha.
Pero en Joe Rasch Orchards y otras empresas agrícolas de manzanas que contratan a trabajadores con la visa H-2A, también había preocupaciones más existenciales. Si la tasa salarial del programa federal de trabajadores invitados sigue disparándose y el precio de las manzanas sigue bajando, es posible que muchos de estas huertas no van a poder sobrevivir por mucho tiempo más, dijeron Katie y Manuel Vargas, que dirigen la huerta familiar con los padres de Katie, Joe y Mary Rasch.
Durante una visita en marzo a Good Fruit Grower, Katie Vargas, que se ha convertido en una especie de portavoz no oficial de la industria de la manzana de Michigan, dijo que si la Tasa Salarial por Efectos Adversos (Adverse Effect Wage Rate, o AEWR por sus siglas en inglés) del programa H-2A, lo cual es destinada a proteger a los trabajadores nacionales de los “efectos adversos” causados por la presencia de los trabajadores contratados, no se arregla pronto, o al menos se congela, en los próximos años habrá una oleada de carteles de “se vende” en las huertas de Fruit Ridge.
Vargas no es la única persona que da la voz de alarma.
“La industria de la manzana de Michigan está en peligro”, afirmó Diane Smith, directora ejecutiva del Comité de la Manzana de Michigan (Michigan Apple Committee). “Productores de todo Michigan me dicen que sus huertas no van a sobrevivir”.
Vargas dijo que los productores de fruta están acostumbrados a periodos de bajos precios, sin embargo, los precios bajos combinados con una AEWR en Michigan de USD $18.50 por hora este año podría causar graves consecuencias. Asociaciones de la industria de todo el país están presionando al gobierno para que alivie la situación. En enero de este año, el diputado John Moolenaar, cuyo distrito incluye Fruit Ridge, presentó un proyecto de ley que congelaría la AEWR hasta el año 2025, pero el sector también quiere una solución a largo plazo que requeriría una revisión del programa H-2A por parte del Congreso Nacional.
“Creo que hay una solución”, dijo Moolenaar. “Pero no sé si será lo bastante rápido”.
En el año 2014, Joe Rasch Orchards fue uno de los primeros productores de manzanas de Michigan en contratar a los trabajadores H-2A, como parte de un programa piloto organizado por la Oficina Agrícola de Michigan (Michigan Farm Bureau). En ese momento, la AEWR de Michigan era de USD $11.49 por hora. Habiendo aprendido mucho de esa experiencia, Vargas dedicó los siguientes cinco años trabajando para Los Servicios Laborales Agrícolas de Great Lakes (Great Lakes Ag Labor Services), una agencia creada por la Oficina Agrícola de Michigan, para ayudar a los productores a navegar el complicado programa H-2A.
Ella dijo que los productores con los que había trabajado tenían una relación entre el amor y el odio con el programa H-2A. Algunos de los trámites burocráticos del programa se han ido agilizando con los años, pero los productores siguen teniendo que lidiar con múltiples agencias, tanto federales como estatales, y con todo el papeleo que representa esto. Por otro lado, el H-2A les proporciona una mano de obra cualificada y fiable que aparece sin faltar todos los años.
“Durante un tiempo, les permitió a los productores ver un futuro”, afirmó Vargas. “La fruta sale a tiempo, es mejor empaquetada, y es de mejor calidad. Pero siempre subyace la preocupación de que los salarios alcancen un punto insostenible. Ahí es donde se encuentran ahora”.
Smith afirmó que la AEWR de Michigan ha subido un 61% en la última década. Los productores de manzanas de Michigan contrataron a unos 5,200 trabajadores H-2A en el año 2023.
Conduciendo por la huerta familiar en camioneta, Manuel Vargas dijo que los costes de los insumos en general han subido, mientras que los precios de las manzanas son más bajos que hace tres años. Mientras conducía junto a un bloque de viejos árboles independientes de las variedades Empire y Red Delicious, Manuel dijo que le gustaría arrancarlos y plantar una variedad de manzanos más moderna, pero no pueden permitírselo.
Una cuadrilla de trabajadores H-2A se tomó un descanso de la poda para responder a algunas preguntas y dijeron que el programa H-2A les proporciona un buen trabajo y que quieren que la huerta sobreviva para que el trabajo pueda continuar.
“Necesitamos a esta gente”, dijo Manuel. “No le quitan el trabajo a nadie”.
La gente local rara vez solicita trabajo en la huerta, y Joe Rasch Orchards pasó años dependiendo de la mano de obra migrante. Eso cambió después del 2012 cuando una primavera temprana seguida de heladas prácticamente arrasó con la cosecha de manzanas de Michigan. Ese año no tenían mucho trabajo que ofrecer, y al año siguiente no se presentaron suficientes trabajadores. Fue entonces cuando decidieron probar con el programa H-2A. Igual como muchas otras huertas, han llegado a depender de los trabajadores H-2A para sobrevivir, dijo Vargas.
El año pasado, contrataron a unos 75 trabajadores H-2A para encargarse de sus 450 acres de manzanas, y a unos 25 trabajadores H-2A adicionales para la empacadora, donde trabajan junto con trabajadores nacionales, explicó.
Vargas ha utilizado sus conocimientos sobre el programa H-2A para hacer peticiones a unos legisladores y funcionarios en Washington D.C. Estuvo allí de nuevo en marzo de este año, buscando cambios en el programa junto con la Asociación Estadounidense de la Manzana (U.S. Apple Association).
Vargas también anima a otros productores a participar. Durante el Michigan Pomesters’ Ridgefest del verano pasado (Michigan Pomesters es un grupo de productores de fruta de Michigan, y Ridgefest es su día de campo anual), dijo a los asistentes que los mensajes de la industria son más eficaces si proceden directamente de los productores.
“Hay muchas voces que dicen que (H-2A) no es un buen programa, pero sé que esa no es la verdad en nuestras huertas”, dijo Vargas. “Si no hacemos oír nuestras voces, las únicas historias que la gente oirá serán las malas. Y eso se convierte en su verdad”.
—por Matt Milkovich
Este artículo ha sido traducido por Jean Dibble y revisado por Jutsely Rivera. Puede ponerse en contacto con Jean en jean@goodfruit.com.