Cuando Ben-Min Chang llegó Centro de Investigación y Extensión sobre Irrigación Agrícola de la Universidad Estatal de Washington en Prosser para cursar su doctorado en viticultura, estaba interesado en el estudio de la escisión de los granos. La anterior constituye un problema en su nativa Taiwán, pero se imaginaba que el clima seco de Washington proporcionaría las condiciones perfectas de “control” sin ninguna escisión.
Pero lo que encontró fue que el estrés por sequía realmente juega un papel clave en la propensión a la escisión, lo cual lo tomó por sorpresa dado que el tema se relaciona con la abundancia de agua.
“Mucha gente no piensa que la escisión represente un problema para nosotros porque tenemos un clima seco”, refirió Chang, actualmente un investigador postdoctoral que colabora con el profesor de viticultura, Markus Keller. “Pero nos dimos cuente de que este no es el caso. En efecto, contamos con algunos casos de escisión por lo que es una cuestión bastante compleja”.
En el clima seco de Washington, los granos separados tienden a deshidratarse rápidamente. Esto significa que es probable que los productores confundan la escisión con el arrugamiento. “Simplemente parece una pasa en lugar de una uva de vinificación,” dijo Chang. Lo cual puede afectar el rendimiento, aunado a esto, las escisiones también pueden hacer más propensos los granos a patógenos como botrytis o pudrición amarga, especialmente en cultivares de racimo compacto.
Sus investigaciones versan sobre medir la resistencia a la escisión en tipos de uva Merlot, Syrah, Zinfandel y Concord; comprender la fisiología de la separación; así como observar el papel del estrés hídrico en la incidencia de la escisión en un viñedo de Concord.
El estudio sobre la escasez de riego demostró que pre envero la sequía parece inducir la escisión más adelante en la temporada cuando los niveles de riego normal se reanudan posterior al envero, aseveró. El mantenimiento la condición de sequía durante toda la temporada causa prácticamente los mismos riesgos menores de escisión en contraste con el mantenimiento de riego completo durante toda la temporada.
“Si se deshidrata el grano, este se arruga y genera pliegues en la piel, lo cual puede desencadenar un defecto,” explicó Chang. “Al menos esa es mi hipótesis”.
La fisiología de la separación es clara: A medida que el agua ingresa a la fruta después de fuertes lluvias, provoca el aumento de la presión sobre la piel. Mediante un sensor de presión y una bomba para aumentar la presión interna del grano, Chang analizó la resistencia durante el desarrollo de la fruta y encontró que los granos se vuelven más susceptibles a estos cambios de presión a medida que maduran.
Él también encontró que la variedad Merlot es mucho más resistente a escisiones que otros cultivares ya que tiene más capas debajo de la cutícula, las cuales proporcionan apoyo. La variedad Concord posee una cutícula más gruesa, pero menos estructura de apoyo subyacente, dijo Chang.
Actualmente, él está estudiando, qué podría hacerse para mejorar la resistencia del cultivar, lo cual abarca estudiar las enzimas que parecen endurecer las paredes celulares por debajo de la cutícula.
Cada vez es mayor el interés en el tema de la separación, recalcó Chang. En 2018, productores de Malbec en el valle de Yakima encontraron una separación considerable después de un par de noches de gran humedad que permitieron al agua condensarse en la superficie de la fruta.
“Eso fue suficiente para desencadenar la escisión de Malbec específicamente”, puntualizó Chang. Al mirar más detenidamente los granos Malbec, encontraron que la fruta es propensa a tener microfisuras alrededor del estilo que permiten tanto el ingreso de agua como el punto frágil en el que comienza la escisión, explicó.