Cuando se trata de controlar el vigor, muchos productores piensan en la poda, la formación y los reguladores de crecimiento de las plantas, pero en las regiones áridas de los EE. UU., el riego es una herramienta poco apreciada que se encuentra en esa misma categoría.
El agua en abundancia respalda el desarrollo de frutos más grandes en algunas variedades, pero en otras, el estrés hídrico parece reducir el desarrollo de trastornos como la mancha amarga. Los planes de riego de precisión pueden ayudar a manejar los suelos variables y mejorar la calidad de la fruta.
“El agua de riego es una gran oportunidad. Se trata de llegar al objetivo, no solo de llenar un tanque hecho de tierra y mantenerlo lleno”, indicó el fisiólogo Lee Kalcsits. En la reunión anual de la Asociación de Árboles Frutales del Estado de Washington en Yakima, Washington, en diciembre, el profesor de la Universidad Estatal de Washington habló sobre el uso del agua para controlar el vigor, inclusive de una idea que surgió de sus investigaciones recientes sobre utilizar el riego deficitario para reducir la mancha amarga en la variedad Honeycrisp.
Un panel de productores e irrigadores prosiguió a Kalcsits y compartió ideas y experiencias sobre cómo la manipulación del riego ha beneficiado a diferentes cultivares.
“Existen muchas oportunidades de usar el agua para afectar el crecimiento y las cosechas, pero es una herramienta peligrosa”, advirtió el miembro del panel Mike Stewart de la empresa Stewart Irrigation Consulting en Quincy, Washington.
Recomendó usar tanto sensores de humedad del suelo como el método tradicional. “Todos ustedes deben tocar su tierra”, señaló. “Tenemos muchas variedades de suelos, por lo que necesitan tocarla”.
El panelista Chris Peters, gerente de la huerta de Valley Fruit Orchards en Royal City, Washington, afirmó que su entendimiento del riego, y de la industria, ha cambiado mucho con respecto a la estrategia que usaba su padre: 24 horas de agua por cada bloque. La nueva tecnología impulsa parte de ese cambio, pero los cultivares delicados como los de la variedad Honeycrisp también han inspirado a los productores a experimentar más, indicó.
“Creo que el 85 por ciento de lo que hacemos es irrigar, por lo que es importante hacerlo bien”, apuntó Peters. “Jugar con el agua me ha hecho un mejor agricultor”.
Déficit de la mancha amarga
Kalcsits comenzó a explorar el riego deficitario para controlar la mancha amarga en la variedad Honeycrisp, al reconocer que las frutas más grandes parecen ser más susceptibles al trastorno causado por la falta de calcio. Pensó que el estrés hídrico durante el desarrollo de la fruta podría mantener pequeño el tamaño de la fruta y de sus células, y así reducir el riesgo.
Por otra parte, el uso de agua de la planta impulsa el movimiento del calcio. A diferencia de la mayoría de los nutrientes móviles de la planta, “el calcio sigue la corriente de agua”, indicó Kalcsits. Como las hojas transpiran mucho y las frutas no, no hay suficiente calcio donde se necesita para las paredes celulares de las frutas.
Para el estudio, comparó los déficits a principios, mediados y finales de la temporada respecto al tamaño de la fruta y el desarrollo de la mancha amarga en un bloque joven (en su tercera hoja en 2017) que tenía tasas elevadas de mancha amarga.
“El estrés hídrico inicial aumentó la mancha amarga en 2017, pero lo redujo en 2018 probablemente debido a las diferencias climáticas”, indicó Kalcsits. Pero los déficits a mediados y finales de la temporada disminuyeron la mancha amarga en ambos años, porque desaceleraron el crecimiento de los brotes y limitaron el tamaño de la fruta”.
El estrés hídrico en realidad funcionó mejor que el uso de reguladores de crecimiento para controlar el vigor. Eso se debe a que Apogee (prohexadiona de calcio) reduce la longitud del entrenudo en los brotes, mientras mantiene el número de hojas que compiten por el calcio; solo están más cerca unas de otras, explicó.
Andrew Rosario, gerente de una granja de Washington Fruit and Produce Co., con sede en Yakima, habló en el panel de productores sobre los resultados mixtos de sus propios experimentos, en los que aplicó el riego deficitario a la variedad Honeycrisp.
“Obtuvimos nuestros mejores resultados con una sequía que duró toda la temporada”, informó. Ha estado usando ese enfoque en un bloque donde la variedad Honeycrisp fue injertada en un Braeburn en raíces del EMLA 106.
“En la tercera hoja, había llenado completamente el espacio y era un bloque vigoroso en suelo pesado”, declaró. Usar agua fría cuando las temperaturas sobrepasaban los 93 °F (34 °C) “fue la única configuración de riego que se usó para que el bloque llegara hasta la cosecha”, informó Rosario.
“Aquí es donde sus huellas en el campo son muy importantes. “No puede dejar que las hojas parezcan que tienen una infección de ácaros, entonces las consecuencias son un tamaño deficiente de la fruta y un color pobre en la cosecha”, indicó.
Menos exitoso fue un experimento reciente con un bloque de tercera hoja de la variedad Honeycrisp en los portainjertos Malling 106 a una capacidad de campo de entre un 40 y un 60 por ciento. Rosario indicó que luego lo recuperó en su totalidad dos semanas antes de la cosecha, lo que ahora cree que fue un error, ya que la mancha amarga se disparó durante el almacenamiento.
Aun así, dijo que planea continuar probando déficits en los bloques de Honeycrisp de gran vigor que ya han llenado su espacio y donde la mancha amarga tiende a reducir una porción significativa de la fracción empacada.
Peters indicó que también está experimentando con déficits para limitar la variedad Honeycrisp a los tamaños más comercializables, pero todavía no lo ha logrado.
Riego de precisión
Peters tuvo más éxito con el uso de riego variable para abordar la variabilidad de los bloques. Hace unos años, antes de instalar un sistema de goteo en un bloque de cerezos establecido con una variabilidad de tamaño de árbol bastante extrema, hizo un mapa del tamaño de los árboles a través del bloque y luego calibró el goteo conforme a él, indicó durante la discusión del panel.
“Es un sistema de estrés hídrico permanente”, explicó en una entrevista de seguimiento, y agregó que hasta ahora, el impacto ha sido positivo. “Realmente estoy pensando que voy a hacer algo similar desde el principio cuando tenga que hacer replantes. Es mucho más fácil trabajar con un árbol que tenga el mismo tamaño que el siguiente árbol”.
Indicó que los mapas de suelos y los mapas de conductividad eléctrica proporcionaron un buen punto de partida para ver las tendencias, como las áreas de bajo rendimiento donde se debe duplicar el goteo.
“Pero creo que se tiene que comparar la información proporcionada por la observación directa en el campo con lo que dicen esas tecnologías”, opinó. “Tengo mucha fe en la medición de la fruta como un indicador de lo bien o mal que se está regando”.
Por supuesto, la mayoría de los productores todavía se enfocan en asegurarse de que tengan suficiente agua. A medida que la industria utiliza cada vez más el goteo, eso puede convertirse en una preocupación.
“El mayor problema que veo con el goteo es no regar con la frecuencia suficiente”, comentó Stewart. “Me gusta complementarlo con rociadores porque, con el goteo, una vez que el medio se seca, se seca por completo”.
A veces, el alto riesgo de fuego bacteriano significa que no se pueden usar los rociadores. En esa situación, la implementación de dos líneas de goteo, con dos emisores por árbol, brinda una distribución de agua más uniforme colina arriba y colina abajo, sugirió Travis Allan de la empresa Allan Bros. Fruit, con sede en Naches, Washington.
Las telas de sombra también reducen de inmediato la demanda hídrica, indicó Allan. Eso hace que sea más fácil depender solo en el goteo, acordó el panel. *