La industria de árboles frutales se encuentra en un “punto de inflexión”. Los huertos no son financiados adecuadamente, las instalaciones de empaque no se utilizan lo suficiente y la industria frutícola está lista para recibir inversionistas externos.

Así lo declaró Michael Butler, presidente y director ejecutivo de Cascadia Capital, en diciembre durante el Congreso Anual de la Asociación de Árboles Frutales del Estado de Washington en Kennewick.

Todo esto podría ser bueno a largo plazo, y dar paso a más altos beneficios en promedio, pero la industria podría pasar por algunas consolidaciones dolorosas a corto plazo para lograrlos, declaró.

“Vemos una industria que se va a consolidar y cuyos bienes irán a parar en las manos de los mejores y mejor financiados operadores”, afirmó Butler.
Butler cofundó Cascadia Capital, una empresa de inversión que trabaja en muchos ámbitos. Él se especializa en agricultura. Butler fue uno de los tres ponentes en un panel de discusión sobre una amplia gama de tendencias en la industria y cambios en el mercado con Dennis Jones, un productor orgánico de Granger, Washington y Rick Plath, presidente de Washington Fruit and Produce, una de las compañías de empacado de frutas más grandes de Washington.

Algunos de los acontecimientos más emocionantes de la industria conciernen árboles provenientes de laboratorios de cultivo de tejidos, indicó Plath. Requieren mucho menos tiempo que las estirpes tradicionales de los huertos y tienen bajas tasas de mortalidad. Sin embargo, Plath no piensa que acelerarán el ritmo general de las nuevas siembras.

“Permite tomar decisiones un poco más tarde si se es olvidadizo, como algunos somos, de cierta forma esconde nuestros errores”, afirmó.

Para Jones, un productor independiente, los acontecimientos más emocionantes han sido la creciente demanda de frutas orgánicas y su inversión en variedades club de tipo Enza. “Nos permite a los pequeños horticultores tener cultivos de alto valor”.

Butler, sin embargo, se limitó al ámbito financiero de la industria de árboles frutales y predijo que probablemente ésta pasaría por un periodo de consolidación.

Los centros de empaque están funcionando por debajo de su capacidad, a veces hasta un 30 por ciento menos. Esas compañías están buscando más terreno para mejorar sus ganancias y pagar la deuda que adquirieron al comprar esas costosas líneas nuevas que están equipadas con clasificadores ópticos. Por una parte, los horticultores carecen del dinero necesario para invertir en nuevas variedades y huertos de alta densidad a un ritmo que pueda suplir esas líneas, declaró. Mientras tanto, detallistas como Kroger y Trader Joe’s se están convirtiendo en compradores poderosos y negociadores tenaces de precios.

Por otra parte, se espera que muchos productores pequeños sobrevivan y prosperen mediante la especialización y las ventas directas a clientes.

Aquellos productores que se encuentren en un punto medio -demasiado grandes para nichos del mercado, pero demasiado pequeños para integrarse verticalmente- probablemente sentirán el apretón. “Aquellos que no estén integrados verticalmente son vulnerables”, afirmó. También lo son los productores de “subescala”, aquellos con cerca de 700 a 1,000 acres o menos.

“Es un proceso doloroso, pero lo que vemos al final es una industria mejorada, más lucrativa y mejor financiada”, declaró.

Mientras tanto, la industria está lista para inversiones externas, fondos provenientes de más allá de las familias propietarias, indicó.

Los inversionistas de capital social son los que más probablemente incursionarán en la industria frutícola, explicó, en particular el capital proveniente de patrimonios familiares y de fondos de pensiones. Ambos tipos de fondos cuentan con el apoyo de inversionistas pacientes, que están cómodos con permanecer como propietarios minoritarios y pasivos por décadas. En contraste, los financiadores con capital privado por lo general quieren ser inversionistas activos, ser dueños de una porción mayoritaria de las acciones y no se sienten muy atraídos por la industria frutícola, indicó.

El capital de riesgo se está involucrando en el ámbito tecnológico de los árboles frutales, principalmente en la cosecha robotizada, declaró. A principios de este año, una de las empresas pioneras en esta tecnología, Abundant Robotics de Hayward, California, anunció un paquete de inversión de 10 millones de dólares para preparar su recolector por vacío para las cosechas comerciales. Butler espera que diferentes modelos de negocios traigan esta tecnología a los productores. Quizá los inversionistas comprarán los cosechadores y los arrendarán a los productores, indicó.

En otros confines de la conferencia, los ponentes sobre economía predecían una compresión de precios conforme los volúmenes de la cosecha de manzanas se disparan; éstos podrían alcanzar unos 170 millones de cajas dentro de cinco años.

Las ganancias antes de impuestos de los huertos de manzanas han ido aumentando a lo largo de, aproximadamente, los últimos 15 años, pero probablemente se estabilizarán, afirmó Michael Swanson, economista de Wells Fargo, el prestamista agrícola más grande de la nación. No alcanzará el 20 por ciento. “Pocas industrias lo alcanzan”, declaró Swanson, el panelista principal del Congreso.

El volumen de cosecha de Washington continuará su ascenso y quizá llegue a exceder 170 millones de cajas en los próximos cinco años, indicó Dennis Bigness de Northwest Farm Credit Services. Esto probablemente dará paso a la compresión de precios y una contracción de mano de obra aún mayor.

“No quiero deprimirlos, pero así es”, dijo riendo.

Ambos Swanson y Bigness anticiparon bajos márgenes para las manzanas orgánicas conforme la industria aumenta su suministro para satisfacer la demanda, aunque probablemente seguirán generando ganancias.