Una cronología de los cambios e intentos de cambios en el programa H-2A. (Fuente: Philip Martin/Universidad de California, Davis; Gráfico: Jared Johnson y Ross Courtney/Good Fruit Grower)
Una cronología de los cambios e intentos de cambios en el programa H-2A. (Fuente: Philip Martin/Universidad de California, Davis; Gráfico: Jared Johnson y Ross Courtney/Good Fruit Grower)

Por tercera vez en cuatro años, los empleadores agrícolas están ajustando sus operaciones para una nueva ronda de cambios regulatorios H-2A.

“La cuestión es mantenerse al día”, dijo Sean Gilbert, presidente de Gilbert Orchards cerca de Yakima, Washington.

Los últimos cambios del Departamento de Trabajo de EE. UU., que entraron en vigor a finales de abril de este año, se refieren a la disciplina de los empleados, la actividad sindical, la documentación salarial y otros aspectos. La ley final, que entró en vigor el 28 del mes de junio de este año, pide una aplicación más estricta, incluyendo bajar la lista de errores que pueden dar lugar a que se les prohíba a los empleadores de utilizar el programa H-2A.

La regulación exige ahora el uso del cinturón de seguridad en todas las furgonetas propiedad de los empleadores que transporten personal a los lugares de trabajo. Muchos estados, entre ellos Washington, ya cuentan con leyes sobre el uso del cinturón de seguridad, y Gilbert Orchards lleva mucho tiempo insistiendo en que los empleados lo utilicen. Pero Gilbert se pregunta si ahora le corresponde a su empresa hacer cumplir el nuevo mandato y comprobarlo.

Sus furgonetas tienen cámaras de vídeo, dijo, “pero no las tenemos enfocados en el regazo de todo el mundo”.

Es probable que el tema reciba más atención tras dos accidentes ocurridos en mayo de este año, uno en Florida y otro en Idaho, en los que murieron 14 trabajadores H-2A en total. El accidente de Idaho sigue siendo objeto de investigación. En el caso del accidente de Florida, el vehículo que transportaba a los trabajadores no llevaba cinturones de seguridad, según un portavoz de la Patrulla de Carreteras de Florida.

Más allá de los cinturones de seguridad, las últimas actualizaciones de la regulación ahondan en los detalles de cómo los productores administran a sus empleados de una manera que el gobierno federal no lo ha hecho antes, dijo Enrique Gastelum, director general de wafla (la Asociación de Trabajadores Agrícolas de Washington), organización sin ánimo de lucro de Lacey, Washington, que facilita la mayoría de las contrataciones de trabajadores con visado H-2A en el Noroeste.

“Están eliminando el empleo a voluntad”, dijo Gastelum.

Por ejemplo, el despido de un empleado con visado H-2A requiere ahora cinco factores: una advertencia sobre una infracción específica de la política del empleo; un problema bajo el control del empleado; una aplicación coherente de la política entre los otros trabajadores; una investigación “justa y objetiva”; y medidas disciplinarias progresivas que conduzcan al despido. La regulación también especifica esos pasos progresivos.

Gastelum no se opone a la finalidad de las normas. “Son las mejores prácticas”, dijo.

El problema, dijo, es que son complicados de aplicar. Sería fácil para un supervisor de bajo nivel tropezar con algún detalle.

Gastelum insta a todas las empresas agrícolas a redactar políticas de empleo claras y a redoblar esfuerzos para formar a los supervisores de todos los niveles. Si es necesario, pida ayuda a un abogado o a una organización experta en la materia.

Mike Gempler, el director ejecutivo de la Washington Growers League, una organización no lucrativa de Yakima que ayuda a facilitar las contrataciones de trabajadores con visa H-2A, coincidió en que últimamente el ritmo de los cambios ha sido rápido.

“Ha sido impresionante”, dijo Gempler. “Ha habido tantos cambios que es difícil seguir el ritmo”.

Sin embargo, los detalles de este cambio de regla de 600 páginas podrían no ser tan pesados en Washington como en los estados con regulaciones laborales menos estrictas. Los requisitos para revelar los acuerdos de reclutamiento no añadirán ningún costo; los cinturones de seguridad ya son obligatorios en muchos estados; y, durante años, las agencias al servicio de los empresarios han sugerido a los empleadores que adopten políticas que requieran una disciplina progresiva documentada para los trabajadores antes de su despido.

Pero la nueva regulación llega en uno de los peores ciclos económicos de la industria frutícola en 20 años, justo cuando los productores de manzanas de todo el país luchan contra la baja rentabilidad y los productores de uva de vino reducen la superficie cultivada. Una fuerte ola de frío en enero dejó a algunos productores de durazno, cerezas y peras de Washington preguntándose si llegarían a cosechar la fruta.

Hasta el mes de mayo de este año, los empleadores agrícolas de Washington estaban en camino de contratar alrededor de un 7 por ciento menos de los trabajadores H-2A comparado al año anterior. Es la primera vez desde el año 2011 que ese número ha disminuido.

Los sindicatos

La regulación también afecta a la forma en que los empleadores interactúan con los sindicatos. En general, el presidente estadounidense Biden apoya a los sindicatos y ha prometido ser “el presidente más pro-sindical” de la historia del EE. UU. Tiene un busto de César Chávez en la Casa Blanca.

En un caso del 2021 sobre los reclutadores sindicales que visitaban viviendas de los trabajadores agrícolas, el Tribunal Supremo de EE. UU. confirmó el derecho del empresario a controlar estas visitas. Hasta ahora, un organizador sindical no puede instalarse en las mesas para picnic en las afueras de las viviendas, y los empleadores están autorizados a no permitir que huéspedes pasan la noche.Este cambio de ley protege el derecho del trabajador a invitar a huéspedes a la vivienda, pero también permite a los posibles visitantes llamar a las puertas en busca de dicha invitación. La ley afecta a toda clase de visitantes, incluyendo representantes de las iglesias cercanas.

“Un trabajador no puede elegir aceptar (o rechazar) a un visitante si no tiene forma de saber que el visitante potencial desea comunicarse con él”, escribió el Departamento de Trabajo en la regla final.

La regla también sigue permitiendo a los empleadores celebrar reuniones relativas a los sindicatos, pero permite a los trabajadores a que no asistan a ellas y los protege contra represalias si lo hacen.

Los defensores de la industria frutícola no responsabilizan solamente al presidente Biden, dijo Diane Kurrle, vicepresidenta senior de la U.S. Apple Association, con sede en Falls Church, Virginia. Algunas disposiciones de cambios de reglas anteriores se redactaron durante la administración de Trump, y muchos empleados del Departamento de Trabajo de EE. UU. abarcan los períodos presidenciales.

Diálogo en Washington D.C.

Según Kurrle, hay signos de progreso en el debate político sobre el empleo agrícola. Cada vez más legisladores oyen hablar de la fruta que se deja sin cosechar y de los productores que cierran sus negocios, mientras que más políticos demócratas han apoyado públicamente la congelación de la Tasa Salarial por Efectos Adversos (AEWR, por sus siglas en inglés), el salario mínimo federal regionalizado para los trabajadores con la visa H-2A.

“Creo que está empezando a resonar con muchos puestos de autoridad”, dijo Kurrle.

En mayo de este año, USApple se unió a otros diez grupos de cultivos especializados para hablar directamente con Tom Vilsack, el secretario del Departamento de Agricultura, y Julie Su, la secretaria en funciones del Departamento de Trabajo. Contar con la presencia de dos administradores de alto nivel era poco frecuente, dijo.

Entre los que participaron se encontraba Gilbert.

Centró sus comentarios en el aumento de la AEWR. La mayoría de sus colegas también lo hicieron, aunque no lo habían planeado así.

“Me llamó la atención que casi todo el mundo dijera lo mismo, que la magnitud de los aumentos de la AEWR es simplemente abrumadora”, dijo.

Como siempre lo hace, el sector seguirá adaptándose a los complicados y costosos cambios de las reglas, dijo, pero los costes adicionales también contribuyen a los peores escenarios económicos que ha vivido la industria frutícola desde la década de 1990.

“Si no resolvemos la ecuación económica… entonces, no vamos a tener industria”, dijo.

por Ross Courtney

Este artículo ha sido traducido por Jean Dibble y revisado por Jutsely Rivera. Puede ponerse en contacto con Jean en jean@goodfruit.com.