Ashley Thompson, horticultora de la extensión de árboles frutales de la Universidad Estatal de Oregón, busca signos de virus en un árbol en junio en The Dalles: la madera ciega en primer plano es un indicador. Thompson lleva unos tres años en el trabajo y ha observado indicios de patógenos distintos a los de la enfermedad de la cereza pequeña o la enfermedad X en toda la zona de cultivo del desfiladero del río Columbia. (Ross Courtney/Good Fruit Grower)
Ashley Thompson, horticultora de la extensión de árboles frutales de la Universidad Estatal de Oregón, busca signos de virus en un árbol en junio en The Dalles: la madera ciega en primer plano es un indicador. Thompson lleva unos tres años en el trabajo y ha observado indicios de patógenos distintos a los de la enfermedad de la cereza pequeña o la enfermedad X en toda la zona de cultivo del desfiladero del río Columbia. (Ross Courtney/Good Fruit Grower)

¿Cansado de oír hablar de la enfermedad de la cereza pequeña?

No se preocupe. Ashley Thompson sabe de muchas otras enfermedades que intentan matar sus árboles, reducir su rendimiento y arruinar su día.

La horticultora de la extensión de árboles frutales de la Universidad Estatal de Oregón informa que ha encontrado cuatro virus —virus de la mancha anular del tomate, virus del moteado de la hoja del cerezo, virus de la mancha anular necrótica de los Prunus y virus del enanismo del ciruelo— en su región, cerca de The Dalles, aunque otras zonas de cultivo del noroeste probablemente también los tengan, dijo. Los cuatro virus reducirán el rendimiento, pero algunos también dañarán la fruta y acabarán siendo letales para los árboles.

Thompson llegó hace pocos años, por lo que tanto ella como los productores con los que trabaja no están seguros si los problemas de virus están aumentando o si los productores están más atentos a los problemas ahora que se conoce la enfermedad de la cereza pequeña y la enfermedad X.

“Cuanto más examinan sus árboles, más cosas encuentran”, afirmó.

Thompson busca enaciones foliares en un cerezo enfermo. (Ross Courtney/Good Fruit Grower)
Thompson busca enaciones foliares en un cerezo enfermo. (Ross Courtney/Good Fruit Grower)

En cualquier caso, Thompson ha estado identificando y marcando los árboles infectados, tomando muestras y enviándolas a un laboratorio para su confirmación genética. A finales de mayo, organizó una pequeña gira para los productores locales, una de sus primeras reuniones en persona en más de un año desde que comenzó la pandemia.

Los cuatro virus mencionados por Thompson han existido durante décadas, aunque la mancha anular del tomate parece haber surgido en los últimos años, dijo Jay Pscheidt, un fitopatólogo de la Universidad Estatal de Oregón en Corvallis con 30 años de experiencia.

“Las fluctuaciones son a escala de décadas”, afirmó.

Sin embargo, de vez en cuando aparecen otras nuevas. Por ejemplo, el virus del enrollamiento de la hoja del cerezo tiene un historial documentado en Washington, pero parecía no haber aparecido en Oregón hasta hace unos cuatro años, cuando un productor alertó a la universidad de unos síntomas inusuales en un árbol adulto cerca de una carretera. Pscheidt y sus colegas utilizaron los archivos de Google Street View para fechar la enfermedad, o al menos los síntomas. Desde entonces, el huerto ha sido retirado y, hasta ahora, no han vuelto a encontrar el virus.

Esto no significa que los productores de The Dalles puedan olvidarse de la enfermedad de la cereza pequeña, un término general utilizado para describir la fruta pequeña resultante de dos patógenos distintos: los virus de la cereza pequeña y el fitoplasma X. En conjunto, la asociación de productores de cerezas del noroeste calcula que la enfermedad disminuirá la producción en hasta 30 000 toneladas en los cinco estados que representa. Según Thompson y sus colegas, la región del desfiladero del río Columbia, a lo largo de la frontera de Washington y Oregón, no tiene el virus de la cereza pequeña, pero la enfermedad X es frecuente.

Ya sea si se trata de la enfermedad X o de los “otros” virus de Thompson, los productores de la zona están eliminando árboles o bloques enteros, y lo atribuyen al coste de hacer negocios con las cerezas.

“No me gusta. Retiro el árbol”, indicó John Byers, de Byers Orchards.

Incluso bromean con que todos los cerezos tienen la costumbre de morir desde el día en que se plantan.

También se burlan de Thompson por darles más motivos de preocupación, llamándola un nuevo médico en la ciudad que habla de un problema de hombro desconocido hasta ahora.

“De repente, todo el mundo tiene el brazo en un cabestrillo”, dice Gary Wade, que también es propietario de un huerto bien marcado por Thompson.

Thompson y el horticultor John Byers se ríen de algunas de sus discrepancias a la hora de detectar los virus y qué hacer con ellos. (Ross Courtney/Good Fruit Grower)
Thompson y el horticultor John Byers se ríen de algunas de sus discrepancias a la hora de detectar los virus y qué hacer con ellos. (Ross Courtney/Good Fruit Grower)

La eliminación de los árboles suele ser lo más recomendable, pero Thompson anima a los productores a ponerse en contacto con ella para realizar visitas de exploración y pruebas genéticas para diagnosticar los virus. No todos ellos requieren el mismo programa de manejo. Por ejemplo, la fumigación no es necesaria para los virus transmitidos por el polen, como la mancha anular necrótica de los Prunus, pero ayudará a eliminar a los que infectan las raíces, como el virus de la mancha anular del tomate.

“Por eso hay que identificar a los patógenos”, dijo. Ella envía muestras a la Clínica de Plantas de la OSU en Corvallis para confirmar sus hallazgos.

Algunos productores vuelven a plantar al año siguiente, justo en el mismo hoyo del que acaban de retirar un árbol, porque no pueden permitirse esperar a que vuelva la producción. Otros asperjan las malas hierbas de hoja ancha que pueden servir de hábitat a los vectores, una práctica recomendada por los entomólogos de la Universidad Estatal de Washington para las chicharritas que transmiten la enfermedad X. Otro productor cercano planea poner en descanso un bloque eliminado con hierba del Sudán, un forraje de rápido crecimiento conocido por reponer la materia orgánica en suelos agotados y por rechazar a los nematodos. Wade ha utilizado una retroexcavadora para arrancar las raíces, triturar los restos y utilizarlos como cobertura vegetal donde no podía fumigar.

“Es muy importante retirar todas las raíces”, dijo Wade.

Brian Durham hace pacas de triticale en el lugar donde se retiró un bloque de cerezas a causa de los virus en Cooper Family Orchards. El año que viene, la granja planea plantar hierba de Sudán, un fumigante natural, antes de volver a plantar cerezas, dijo Durham, el mecánico del huerto. (Ross Courtney/Good Fruit Grower)
Brian Durham hace pacas de triticale en el lugar donde se retiró un bloque de cerezas a causa de los virus en Cooper Family Orchards. El año que viene, la granja planea plantar hierba de Sudán, un fumigante natural, antes de volver a plantar cerezas, dijo Durham, el mecánico del huerto. (Ross Courtney/Good Fruit Grower)

Hace poco, Wade, que posee un huerto con su esposa, Marlis Rufener, eliminó 84 árboles de un bloque de 4 hectáreas (10 acres) a causa de la enfermedad X. En un bloque de Chelans, seguirá arrancando árboles individuales y es muy probable que acabará eliminando el resto del bloque debido a la mancha anular del tomate y algunos de los otros virus transmitidos por el suelo que Thompson ha estado observando.

A mediados de junio, Thompson, Wade, su hijo, Devin y Alan Reitz, representante de campo de Mount Adams Fruit, recorrieron el bloque. Las cerezas en sí tenían buen aspecto, pero muchos árboles tenían grandes secciones de madera ciega con hojas en roseta que crecían pequeñas y en racimos apretados, un signo de mancha anular del tomate. Las ramas también tenían hojas pequeñas, secas y muertas entre los racimos. Asimismo, encontraron enaciones: crecimientos oscuros y escamosos a lo largo de la nervadura de las hojas. Ellos señalan varios de los virus culpables y ayudan a diferenciarlos del chancro bacteriano.

Reitz, que lleva 22 años trabajando en el campo de la cereza, dice que los virus son un problema de fondo. No está seguro si están aumentando o solo están recibiendo más atención.

“Solo sé que está ahí y que la gente ha vivido con ello”, dijo Reitz.

por Ross Courtney


Al descubierto

Thompson ha estado informando a los productores de la zona para que estén atentos a los síntomas de las enfermedades causadas por virus. A: el virus del moteado de la hoja del cerezo provoca un moteado amarillo en las hojas que puede dar lugar a agujeros, como en esta muestra confirmada por el laboratorio. B: Thompson sospecha que probablemente el virus de la mancha anular necrótica de los Prunus, un virus transmitido por el polen ha infectado este cerezo, aunque no lo ha confirmado con pruebas de laboratorio. C: una roseta, hojas pequeñas que crecen en un grupo apretado, y zonas de hojas pequeñas y muertas pueden indicar la presencia del virus de la mancha anular del tomate en los cerezos, confirmado en este árbol. D: Las enaciones —manchas oscuras y escamosas a lo largo de la nervadura central del envés de la hoja— también pueden indicar la presencia del virus de la mancha anular del tomate en los cerezos, lo que se confirma aquí. Thompson recomienda buscar primero las enaciones en las hojas que crecen directamente desde el tronco o en las ramas gruesas. (Ross Courtney/Good Fruit Grower)
Thompson ha estado informando a los productores de la zona para que estén atentos a los síntomas de las enfermedades causadas por virus. A: el virus del moteado de la hoja del cerezo provoca un moteado amarillo en las hojas que puede dar lugar a agujeros, como en esta muestra confirmada por el laboratorio. B: Thompson sospecha que probablemente el virus de la mancha anular necrótica de los Prunus, un virus transmitido por el polen ha infectado este cerezo, aunque no lo ha confirmado con pruebas de laboratorio. C: una roseta, hojas pequeñas que crecen en un grupo apretado, y zonas de hojas pequeñas y muertas pueden indicar la presencia del virus de la mancha anular del tomate en los cerezos, confirmado en este árbol. D: Las enaciones —manchas oscuras y escamosas a lo largo de la nervadura central del envés de la hoja— también pueden indicar la presencia del virus de la mancha anular del tomate en los cerezos, lo que se confirma aquí. Thompson recomienda buscar primero las enaciones en las hojas que crecen directamente desde el tronco o en las ramas gruesas. (Ross Courtney/Good Fruit Grower)

Ashley Thompson, horticultora de la extensión de árboles frutales de la Universidad Estatal de Oregón, ha detectado signos de diversos patógenos de los cerezos. Además de la enfermedad X, estos son cuatro de los más comunes en su zona, cerca de The Dalles, en el desfiladero del río Columbia, con sus respectivos síntomas tomados de Thompson, Manuales de Gestión de Plagas del Noroeste del Pacífico, disponibles en línea en pnwhandbooks.org, y de la guía IPM de la Universidad de California, en línea en ipm.ucanr.edu.

—El virus de las manchas anulares del tomate provoca secciones de madera ciega, bajo rendimiento y escaso cuajado. Busque enaciones en las hojas cerca del tronco. Las enaciones son crecimientos oscuros y escamosos a lo largo de la nervadura y las venas de las hojas en el envés de estas. El vector son los nematodos que se alimentan de las raíces. Los portainjertos Mazzard son susceptibles. No suele ser mortal para los árboles.

—El virus del moteado de la hoja del cerezo causa la aparición de patrones de moteado en las hojas, a menudo con matices amarillos, que a veces se convierten en orificios. También provoca la formación de rosetas, hojas pequeñas que crecen en racimos apretados. Transmitido por los ácaros, a veces se confunde con los daños causados por los herbicidas. Reduce el tamaño y el sabor de los frutos y puede hacer que éstos maduren más tarde, pero generalmente no es mortal para los árboles.

—El virus del enanismo del ciruelo provoca patrones amarillos en las hojas, madera ciega, hojas estrechas y largas y una reducción del rendimiento. Se transmite por el polen, por lo que la fumigación del suelo no servirá de nada. Algunas cepas del virus pueden ser mortales para los árboles plantados con portainjertos Krymsk.

—El virus de la mancha anular necrótica de los Prunus causa anillos amarillos que a veces se convierten en agujeros, puede reducir el rendimiento hasta un 15 % y retrasar la maduración. También se transmite por el polen; la fumigación del suelo no ayuda. Algunas cepas del virus pueden ser mortales para los árboles plantados con portainjertos Krymsk.

Thompson les pide a los productores, que detecten síntomas sospechosos de los cuatro virus, que se pongan en contacto enviando un correo electrónico a ashley.thompson@oregonstate.edupara tomar muestras y realizar pruebas genéticas.

—R. Courtney