Las etiquetas de los pesticidas están en inglés. Muchos aplicadores hablan español.
Darse cuenta de ese problema obvio nunca fue el problema, señalaron los diseñadores de la Universidad de Washington de dos aplicaciones telefónicas de traducción dirigidas a los aplicadores. “No somos los primeros en querer esto”, dijo Kit Galvin, investigadora científica e higienista industrial certificada de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Washington y del Centro de Salud y Seguridad Agrícola del Noroeste del Pacífico.
Galvin y su equipo lanzaron una aplicación de teléfono en agosto de 2020 que traduce partes clave de las etiquetas de pesticidas comunes en manzanos y perales, y planean presentar la versión comercial de otra aplicación este otoño, después de que recluten a algunos colaboradores entre los productores. Ambas proporcionarán traducciones que no necesitarán servicio de red de telefonía móvil o conexión wifi.
La aplicación actual, “¡Etiquetas de pesticidas, ahora!/Pesticide Labels, Now!” es gratuita en las tiendas de aplicaciones e incluye traducciones de fragmentos de etiquetas para 40 productos químicos de uso común en las industrias de la manzana y la pera. “Claro, no están todas las etiquetas”, apuntó Galvin.
Las traducciones incluyen información sobre equipos de protección personal, intervalos de reentrada, intervalos de la precosecha, primeros auxilios, salvaguardas ambientales y otros detalles importantes.
Con la aplicación descargada, el usuario puede acceder a esas 40 traducciones sin una conexión wifi o una servicio celular. Dentro del rango de conexión, la aplicación incluye enlaces a más recursos, como etiquetas completas de la base de datos en línea del Centro de Información sobre Plaguicidas de la Universidad Estatal de Washington, el Departamento de Trabajo e Industrias del estado, la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos y la Colaboración de Recursos Educativos sobre Pesticidas.
Alrededor de 50 personas participaron en las pruebas oficiales de la aplicación, aunque más de 100 personas más la han revisado desde entonces, infirmó Galvin.
La segunda aplicación, un programa más grande y complejo llamado “PestiSeguro/PestiSafe”, es un trabajo en desarrollo y contará con la mayoría de las etiquetas para los cultivos típicos de Washington, con secciones sobre polinización, riesgos de deriva y otras medidas no incluidas en la primera aplicación. Los desarrolladores planean incluir etiquetas y características bajo solicitud a medida que los productores se registren, explicó Galvin.
El equipo de Galvin está buscando la colaboración de productores para la primavera y el verano; estos tendrán acceso gratuito para 2021.
El desarrollo de ambas aplicaciones fue financiado por subvenciones por un total de más de $500,000 de dólares provenientes de múltiples fuentes, inclusive el Departamento de Trabajo e Industrias del Estado de Washington, el Departamento de Agricultura del Estado de Washington, la Universidad de Washington (UW) y el Instituto Nacional de Seguridad y Salud Ocupacional.
Galvin y la universidad quieren que la aplicación comercial, PestiSeguro, sea financieramente sostenible. La universidad planea lanzarla comercialmente por una tarifa de suscripción a partir del otoño.
Galvin advirtió que si bien ambas aplicaciones tienen la intención de proporcionar información útil, las etiquetas originales de los pesticidas tienen el peso de la ley.
Respuesta de la industria
“Creo que es una gran idea”, declaró Sarah Rasmussen, responsable de seguridad de huertos de Gilbert Orchards de Yakima, Washington, quien probó la aplicación gratuita. Es probable que la empresa equipe al menos a los gerentes y capataces con la herramienta, afirmó.
Las regulaciones estatales requieren que las empresas instruyan verbalmente a los aplicadores sobre cinco apartados de cada etiqueta de todo químico que usen por primera vez cada año.
“Hay un gran problema ahí si no hablas español y ellos no hablan inglés”, indicó Rasmussen.
Jeremiah Turner, gerente de rancho de Gilbert Orchards, encontró la aplicación gratuita útil en ambos idiomas.
Se encontró usándola para buscar detalles, en inglés, como el PPE requerido y los intervalos de reentrada, independientemente de la conectividad. Sin la aplicación, regresaría a su camión para revisar su libro de tratamientos, visitaría el cobertizo de tratamientos químicos para leer la etiqueta física en el envase o lo buscaría en Google, lo que en sí mismo lleva tiempo incluso con una buena conexión. “Realmente me gustó por lo fácil que era acceder”, afirmó Turner.
Turner está considerando entregarle a su “jefe de rociado” un teléfono simplemente para que él también pueda tener la aplicación. El empleado de habla hispana que lee bien el inglés le dijo a Turner que las traducciones eran útiles. Pero Turner también ve un beneficio para la seguridad de los trabajadores en la aplicación. Si a alguien le caen químicos en los ojos, señaló Turner, la sección de primeros auxilios está a solo un clic de distancia.
“Quiero que él pueda tener ese acceso”, afirmó Turner.
Eladio Gonzales, gerente de la granja de G.S. Long Co. en Yakima, puso a prueba algunas de las traducciones con algunos de sus trabajadores. Le gusta la aplicación, pero quiere asegurarse de que no se utilice para reemplazar los esfuerzos de educación sobre pesticidas.
“En combinación con el uso de la aplicación, creo que es muy importante que no perdamos el enfoque en educar a las personas que están aplicando pesticidas”, destacó Gonzales. “La aplicación de etiquetas de pesticidas hace un buen trabajo en cuanto a ayudar a comprender cómo funciona el producto y brinda información sobre algunos de los factores de riesgo relacionados con la aplicación. Ser capaz de ofrecer formación en un idioma que la gente pueda entender es fundamental para la seguridad del manipulador y otros entornos”.
Un servicio como las aplicaciones de traducción se necesitaba hace mucho, apuntó Jacqui Gordon Nuñez, directora de capacitación, educación y servicios para miembros de la Asociación de Árboles Frutales del Estado de Washington. Los aplicadores no necesariamente culpan de un accidente a su comprensión limitada de una etiqueta de pesticidas en inglés, pero las barreras del idioma son siempre preocupantes, apuntó. La Norma de Protección del Trabajador federal requiere capacitar a los aplicadores de pesticidas de una manera que ellos puedan entender, como por ejemplo mediante el uso de un traductor.
Gordon Nuñez ayudó al equipo de Galvin a encontrar productores para probar las aplicaciones y ella misma revisó algunas de las primeras traducciones. Asegurarse de que fueran precisas era una de sus principales preocupaciones. “Si van a traducir algo tan importante como la etiqueta de un pesticida, tiene que ser 100 por ciento precisa”, recalcó Gordon Nuñez.
Ella cree que lo son.
Traducciones complicadas
De hecho, traducir fue complicado, explicó Pablo Palmandez, uno de los colaboradores de Galvin en la Universidad de Washington que dirigió los esfuerzos de traducción.
Palmandez se esforzó por traducir a un lenguaje utilizable, pero que también mantenga la precisión, evitando la jerga y el “spanglish”. Hay muchos trabajadores, gerentes y productores bilingües en la industria, al menos a nivel de conversación. Pero las etiquetas de los pesticidas están repletas de lenguaje técnico.
Por ejemplo, la palabra en español para el verbo “spray” es asperjar o rociar. Sin embargo, muchos trabajadores latinos en los Estados Unidos usan “espreyar”, un híbrido de español e inglés.
Para lograr un equilibrio, Palmandez buscó en revistas académicas terminología específica, haciendo referencias cruzadas con el idioma español común y hablando con grupos de la industria y empresas. “Fue un desafío”, afirmó.
Palmandez creció en la costa del Pacífico de México en Nayarit y estudió agronomía, concretamente control de plagas y enfermedades, en una universidad agrícola en Chapingo, México. Cuando se mudó a los Estados Unidos para trabajar para la oficina de inspección de exportaciones de México en Washington, todavía tenía que aprender algunas cosas.
“Necesitaba aprender spanglish”, dijo riendo.
Una queja habitual de los gerentes latinos, incluso de aquellos que hablan bien el inglés, fue que no tenían forma de leer las etiquetas de los pesticidas en español. Algunos de los comentarios del grupo de prueba revelaron que incluso los gerentes bilingües entendían mejor las etiquetas con las traducciones.
Otras agencias y organizaciones también han hecho esfuerzos para traducir información sobre los pesticidas.
La Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos tiene una guía de 17 páginas que enumera las traducciones de términos comunes, tanto técnicos como rutinarios, tales como respirador purificador de aire de media cara (elastomérico) y las palabras en español para “caution”, “warning” y “danger”: precaución, advertencia y peligro. Mientras tanto, la Colaboración de Recursos Educativos sobre Pesticidas, un acuerdo entre la EPA y la Universidad de California, Extensión de Davis, ha traducido al español 115 términos de etiquetas de uso común. El Centro Nacional de Información sobre Pesticidas también tiene una sección en español.
Esas herramientas son útiles, apuntó Palmandez, pero no lo suficientemente extensas.
“Es útil, es un buen documento”, agregó Palmandez. “Sin embargo, hay más documentación para traducir que se encuentra en las etiquetas de salud y seguridad”.
—por Ross Courtney