Hijo de Hidalgo, México, Ofelio Borges respira tranquilo y no puede ocultar una sonrisa que se dibuja en sus ojos. Cuando se le ve por primera vez, da la impresión de que todo le resulta fácil. Pero escúchele cuando habla del curso que su vida ha tomado y sabrás que no ha sido así.
Borges se emocionó tanto, que se le salieron algunas lágrimas ante unos 700 personas que estaban presentes, cuando recibió el Premio al Liderazgo Latino en la sesión en español de la reunión anual de la Asociación de Árboles Frutales del Estado de Washington (WSTFA) en Kennewick, Washington, el 5 de diciembre de este año.
El premio fue presentado por Jacqui Gordon de la WSTFA, quien lo hizo con mucho cariño y genuino respeto. Gordon dijo que “se nota el amor que (Borges) pone en todo lo que hace” y añadió que tiene “una ética profesional contagiosa”. El reconocimiento puede ser pequeño en tamaño, pero lo que representa es un enorme esfuerzo.
Este galardón honra a personas destacadas que han hecho contribuciones significativas a la comunidad hispana en la industria de los árboles frutales de Washington. Borges ha hecho todo esto y mucho más. Actualmente vive en Yakima, Washington y trabaja como gerente del Programa de Servicios Técnicos y Educativos del Departamento de Agricultura del Estado de Washington.
Borges sabe lo que es la vida de un trabajador emigrante. Con el premio en la mano, habló de sus experiencias en los años cuando andaba de cosecha en cosecha, de las satisfacciones y de los retos que depara esta vida. Luego habló de los pasos grandes y pequeños en su vida que lo trajeron a este hotel en Kennewick, seguro de que le debe mucho al apoyo de su familia y a la gente de nuestra comunidad agrícola. “Hay personas agradables dispuestas a compartir sus conocimientos. Esta industria ofrece oportunidades”, dijo, “incluso a gente como yo”.
—por Jean Dibble