Por casi una década, Jorge Manzo ha trabajado para la Huerta McCleaf, una finca de quinta generación cerca de Gettysburg en el condado de Adams. Jorge es responsable de preparar una amplía variedad de verduras y frutas frescas, incluyendo algunas de sus favoritas – kiwi, moras y frambuesas para la venta en el mercado.
Al igual que otros agricultores, él sabe que es necesario estar al día con los cambios en el mercado y con las prácticas en el campo y nuevas technologias, por lo tanto continúa con su educación profesional. Sin embargo, como un inmigrante de Latino América, las oportunidades de aprender en español no son fáciles de encontrar, una circunstancia que a veces lo pone a él, y a su empleador en una desventaja.
Y él no está solo en estas circunstancias. De acuerdo al censo de la agricultura de EE. UU. de 2017, el número de operadores hispanos principales en este país ahora son 90.344 en comparación a los 67.000 registrados en el censo de 2012. Este incremento, en adición al poco conocimiento del idioma inglés entre muchos trabajadores en la agricultura, muestra que hay una demanda muy grande de educación agrícola bilingüe, según Tara Baugher, una educadora de Penn State Extension en el condado de Adams.
“Los inmigrantes latinoamericanos son miembros valiosos del equipo de productores de frutas,” dice la señora Baugher, quien interactúa con empleados hispanoparlantes por sus investigaciones aplicadas y sus actividades de extensión. “Los hispanoparlantes aprecian oportunidades de aprender en su propio idioma, y algunos individuos con quienes la señora Baugher ha trabajado mientras conducía estudios de campo en las huertas han pedido que Extensión ofrezca cursos en español.”
Al saber que muchos agricultores se reúnen en el “Mid-Atlantic Fruit and Vegetable Convention” (la convención de Frutas y Hortalizas del Atlántico-Medio), organizado anualmente en Hershey, la señora Baugher se acercó a los organizadores con una idea innovadora: proveer un día completo de talleres en español en la convención del 2009.
Los líderes de la convención apoyaron a la señora Baugher, incluyendo Bruce Hollabaugh de Hollabaugh Bros. Inc., una granja de familia que opera en 500 acres produciendo frutas y verduras para su venta directa en Biglerville, y un miembro activo del State Horticultural Association of Pennsylvania (la asociación de horticultura del estado de Pensilvania), para realizar el plan.
“Así como el número de trabajadores hispanoparlantes ha incrementado, también ha incrementado la necesidad de brindarles la posibilidad de adquirir las habilidades y el conocimiento necesarios para tener éxito,” dice el señor Hollabaugh. “La educación bilingüe puede aumentar la capacidad de los horticultores para mejorar la sostenibilidad económica y del medio ambiente, entonces cuando nos ofrecieron la posibildad de colaborar con Penn State Extension en este programa, nos pareció algo beneficioso para todos.”
Desde la sesión inicial, el programa ha crecido en su alcance y en la participación, atrayendo 30 a 40 horticultores hispanoparlantes. Este año, 37 participantes estaban presentes, participando y celebrando del décimo aniversario de esta iniciativa.
El día comenzó con una actividad de “rompe hielos”, para fomentar el sentido comunitario y respeto entre el equipo de extensión y los horticultores hispanoparlantes, de acuerdo a lo mencionado por Maria Gorgo-Gourovitch, una educadora bilingüe para Penn State Extension. Maria ha presidido y ha sido una presentadora para las sesiones en español en la convención de Frutas y Hortalizas del Atlántico-Medio.
“Los talleres de capacitación son más efectivos cuando se tiene en cuenta los factores culturales, económicos y sociales del público,” dijo la señora Gorgo Gourovitch. “Había un zumbido de conversación y una energía de involucramiento que se podía sentir en el cuarto. Se puede notar que el público y los presentadores se sienten cómodos y comparten un sentido comunitario.”
Las presentaciones educativas estaban acompañadas por temas relevantes a la producción de frutas y verduras, incluyendo el análisis de suelos y fertilización, buenas prácticas agrícolas para seguridad alimentaria, insectos invasores, polinización de manzanos, la poda de durazno y como obtener una licencia para aplicar pesticidas.
Las sesiones fueron presentadas por educadores y profesores de la Universidad Agropecuaria de Penn State Extension, incluyendo a la señora Baugher, señora Gorgo-Gourovitch, Carla Burkle, Don Seifert, Margarita López-Uribe, Rob Crassweller y Carlos Quesada. Ellos estaban acompañados de Beth Sastre de la extensión cooperativa de Virginia.
También tuvieron un papel importante los estudiantes bilingües de posgrado, Ilse Huerta, quien es candidata a un doctorado en agricultura y extensión, y Emma Rosenthal, una candidata a doctorado en fitopatología, quienes están liderando una iniciativa de extensión a agricultores Latinos.
Gracias a esta educación, Jorge Manzo conoce las medidas preventivas para mantener la calidad y la seguridad de los productos que él y otros horticultores son responsables de cultivar.
“Lo que aprendemos de Penn State puede mejorar nuestros productos y el rendimiento de nuestra compañía, dice él.
El señor Hollabaugh estaba en acuerdo. “He visto el impacto positivo de la extensión bilingüe proveído de Penn State Extension y como nuestros empleados tienen un mayor sentido de lugar, de misión y orgullo y se apropian de sus contribuciones al éxito de la compañía,” dice él.
Para más información acerca de Penn State sigua el enlace: https://extension.psu.edu/
Un video del programa que hace extensión para la próxima generación diversa de horticultores de frutas y verduras se puede ver en la página web de Penn State Fruit Research and Exentsion Center.
—por Amy Duke, Penn State University