En el norte de Washington, las hileras de un estudio de portainjertos Geneva son fáciles de identificar.
En un bloque de manzanas Pazzaz en su tercera hoja cerca de Brewster, los árboles plantados sobre portainjertos Geneva se elevan sobre sus vecinos, los que están plantados en el pilar del sector, el portainjerto Budagovsky 9. La escena se repite en un bloque de manzanas Honeycrisp en East Wenatchee, donde se plantaron algunas hileras en portainjertos Geneva -reconocidos por su alta precocidad- y que sobresalen claramente sobre las hileras adyacentes plantadas en un portainjerto Malling 9 T337, las que, todavía en su tercera hoja, están muy lejos del alambre superior.
“A cada uno de estos Genevas, incluso cuando los cosechamos, les va mejor que los 337 que desfloramos”, indicó Scott McDougall, copresidente de McDougall and Sons, el cual plantó árboles Honeycrisp para el estudio en colaboración con la Comisión de Investigación de Árboles Frutales del Estado de Washington. “Ahora, tenemos que comenzar a pagar las cuentas y estos (árboles plantados en T337) van a necesitar otro año de raleo para llegar a la parte superior”.
Este marcado contraste muestra por qué, a pesar de la cautela que surgió después del inesperado e inexplicable colapso de algunas variedades en los portainjertos Geneva 935 el año pasado, muchos productores siguen ansiosos por plantar en estos portainjertos. Además de su naturaleza precoz, la serie de Geneva ofrece tolerancia a la fatiga del suelo y al fuego bacteriano, y algunas selecciones también resisten el pulgón lanígero del manzano, por lo que son ideales para los productores orgánicos.
A medida que la industria aprende más sobre los portainjertos desarrollados por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos y la Universidad de Cornell, resulta más evidente que no se recomendará un portainjertos en particular.
“No estoy dispuesto a decir que alguno de ellos es el mejor, pero todos son mejores que el M.9”, declaró el horticultor Tom Auvil, quien guió la visita a tres huertos en el norte de Washington incluidos en este estudio de portainjertos a finales de agosto. “A medida que ganemos experiencia con estos portainjertos, estudiaremos la densidad de plantación, los suelos y la variedad injertada, para así conseguir una mejor concordancia entre todos esos factores. Tendremos eso resuelto en unos 10 o 20 años”.
Mientras tanto, los productores tendrán que conformarse con información anecdótica de estudios como este y con la disponibilidad de los viveros. En 2017, el primer año en que se produjo fruta en el estudio de Washington, Auvil señaló que G.41, G.214 y G.969 parecían ir ganando en lo que se refiere a la capacidad de carga frutal.
En su huerto Honeycrisp, McDougall dijo que G.969 parecía particularmente alentador desde el punto de vista del cultivo porque el tamaño de la fruta es más pequeño y cosecharlo en su tercera hoja controlaba bien el crecimiento de los árboles. Aclamado en el Noreste de los Estados Unidos como un portainjertos para árboles que permanecen de pie sin ayuda, solo se ha probado recientemente en el Noroeste en un sistema en espaldera. Auvil indicó que es uno de los más fáciles de producir para los viveros y que podría ser un buen reemplazo para el portainjertos de mayor tamaño M.9 Nic 29.
Auvil ofreció otras ideas a los productores durante la visita, entre ellas:
-G.890 es un portainjerto vigoroso, semi-enanizante que sería una excelente opción para el reemplazo de árboles en un huerto donde ya se produce fruta. “Recogerá más agua y fertilizantes que los portainjertos enanos, y es lo suficientemente precoz como para que, si no se deteriora con la poda, produzca una buena cosecha”, explicó Auvil. Es un portainjerto resistente que también funciona bien en sitios difíciles, y una cosecha temprana ayuda a controlar su vigor, añadió.
-G.41 parece ser el más fiable para una amplia gama de variedades de esquejes y de tipos de suelo, y ofrece el mejor control de tamaño, aunque se han manifestado reservas sobre posibles uniones de injerto débiles con algunas variedades. Los productores pueden mitigar este problema comprando arboles más pequeños y manipulándolos cuidadosamente. G.41 también favorece la cosecha anual con más fuerza que algunos de sus hermanos, indicó Auvil.
-G.210 parece aumentar el tamaño del fruto y la incidencia de mancha amarga en uno de los huertos Honeycrisp del estudio, aseguró Auvil, al igual que G.41. Pero no hay un vínculo fuerte entre el tamaño de la fruta y el portainjertos en todo el estudio, añadió. En general, G.210 es un árbol más vigoroso que puede ser una buena opción en situaciones de replantación.
– G.11 carece de resistencia al pulgón lanígero del manzano, pero es un buen reemplazo para M.9 en la mayoría de los lugares, a menos que el suelo sea muy arenoso, afirmó Auvil.
Aunque la incompatibilidad de G.935 ha sido un desastre para algunos productores con cepas rojas de Honeycrisp y Pazazz, también es verdad que está funcionando muy bien en la mayoría de los casos, afirmó Auvil. Es un pequeño consuelo para los productores que perdieron muchos árboles, pero de cierta manera, es afortunado que los problemas surgieran tan temprano, dijo.
“El colapso en la primera o segunda hoja es más conveniente que una disminución lenta y miserable después de que alcance la parte superior del cable. Ser inservible en la sexta hoja es el peor de los escenarios”, afirmó.
La teoría principal es que un virus aún no identificado o una combinación de virus causa los síntomas, lo que lleva a Auvil a concluir que debe ser seguro y productivo plantar G.935 con Cosmic Crisp, que está totalmente certificado como libre de virus. Otros siguen siendo más cautelosos en ese frente, ya que aún no se ha determinado la causa del colapso, inclusive el director de la Comisión de Investigación, Mike Willett, y el gerente del Instituto de Mejora de Viveros del Noroeste, Bill Howell.
Cada huerto en el estudio se maneja de manera diferente, lo que significa que es difícil vincular un atributo de rendimiento directamente al portainjertos. A lo largo de este estudio se utilizarán diferentes sistemas de capacitación, zonas de replantación y nuevos suelos, así como diferentes niveles de corte en los primeros años de crecimiento.
“Las prácticas hortícolas crean más variabilidad de lo que proporcionan los portainjertos”, dijo Auvil, pero es importante ver cómo se comportan los portainjertos en relación con las diferentes prácticas. “Cuando vemos doseles bonitos y llenos de fruta, y lo vemos aquí y allá, sabemos que es probablemente un efecto del portainjertos”.