Después de unos minutos de martilleo y taladrado, Jac Le Roux tiene un orificio estrecho de 24 pulgadas, lo suficientemente profundo para una sonda de humedad del suelo en una parcela de arándanos de Zillah, Washington.

Insertó el tubo blanco para que la parte superior quede alineada con el suelo y el cableado esté conectado a una caja de telemetría cercana del tamaño de una casa para pájaros.

La sonda medirá cuánta agua usan las plantas. La caja de telemetría enviará esa información a una base de datos a la que se accede con un teléfono inteligente el cual se utilizará para programar el riego.

“No puede ser más fácil”, dijo Le Roux, especialista en humedad del suelo en The Dalles, Oregón.

Le Roux, izquierda, y Sullivan conectan el cableado para equipos de telemetría que transmitirán las actualizaciones de humedad del suelo a una base de datos a la que los productores pueden acceder desde un teléfono inteligente. (Ross Courtney/Good Fruit Grower)

A medida que las tecnologías de monitoreo de la humedad del suelo y de la evapotranspiración se vuelven más baratas y más fáciles de usar, más productores están cambiando su forma de pensar sobre el riego para alinearse con la idea de raíces menos profundas y densidades mayores de los huertos frutales modernos. Los expertos como Le Roux ya no recomiendan regar abundantemente y con poca frecuencia para extender las raíces y llenar un amplio depósito de suelo. En cambio, aconsejan basar los programas de riego en lo que usa una planta, incluso si eso significa regar más de una vez al día.

“El truco es no regar demasiado, sino regar en varias ocasiones por poco tiempo”, le dijo Le Roux a un grupo de productores de cerezas en mayo en una visita de campo en The Dalles, donde el suelo es arenoso y suele estar sobre una capa de basalto que podría causar charcos y árboles ahogados si presentan un exceso de agua.

Las ideas no son nuevas, pero el monitoreo de la humedad del suelo solía implicar el caminar a lo largo de las filas, verificar sondas y registrar manualmente las lecturas, y luego tratar de descifrar las arcaicas hojas de cálculo. Esos días han quedado atrás, dijo Le Roux.

“Nada de esto es cosa del otro mundo —dijo Le Roux—. Creo que lo que es nuevo es que la tecnología se ha vuelto más fácil”. Le Roux vende una de las muchas plataformas de software para ayudar a los productores a programar el riego en función del monitoreo del suelo.

Cambios en el riego

La mayoría de los productores en la actualidad han pasado de aspersores de impacto que funcionaban cada semana o 10 días a microaspersores o riego por goteo, dijo Lynn Long, especialista de extensión en investigación hortícola a tiempo parcial de la Universidad Estatal de Oregón en The Dalles. Sin embargo, muchos aún riegan a la vieja usanza, afirmó.

“Es algo en lo que los productores deben comenzar a pensar”, dijo Long.

Al instalar el equipo, Le Roux muestrea el suelo dos pies por debajo de la superficie de la manera tradicional, apretando un terrón en su mano. Si deja humedad en los dedos, es más del 100 por ciento de su capacidad, dijo. (Ross Courtney/Good Fruit Grower)

Un proyecto de investigación de cereza dulce en 2010 en Columbia Británica propuso la misma lección.

Los investigadores Denise y Gerry Nielsen encontraron que regar cuatro veces al día favorecía un mejor crecimiento de los árboles que cuando se regaba una vez cada dos días, aunque en global aplicaron el mismo volumen de agua, en un estudio de cuatro años en Agricultura y Agroalimentación Canadá en Summerland.

“Creo que la razón por la cual el contenido de humedad era más alto con riego por pulsos fue porque regar cada segundo día con una mayor cantidad de agua significaba que parte de la aplicación de agua pasaba por debajo de la zona de la raíz y no estaba disponible para las raíces de los arboles jóvenes”, dijo Gerry Neilsen.

El experimento se enfocó expresamente en los árboles jóvenes, aunque continuaron algunos de los tratamientos durante los años seis y siete, y el aumento en el vigor y la salud parecieron mantenerse, afirmó.

Su trabajo se remonta incluso a finales de la década de 1980, cuando la industria frutícola canadiense alentó a los productores a plantar nuevos cultivares de manzana en altas densidades, normalmente en los portainjertos enanizantes de Malling 9, lo que prácticamente requiere el uso de riego por goteo, dijo Denise Neilsen.

Los resultados favorecieron a la programación basada en la evapotranspiración, la tasa de consumo de agua de una planta, respecto a las mediciones del suelo.

Sin embargo, los productores todavía querían programar de la misma manera que lo hacían con los aspersores de largo alcance, regando una vez por semana de forma abundante y profunda. “No tiene sentido regar grandes cantidades de tierra”, subrayó.

Poco a poco, los productores están ahora adoptándolo, indicó, haciéndose eco de la teoría de Le Roux de que los avances en la tecnología lo hacen más fácil.

“Las respuestas están ahí —dijo Denise—. Es una cuestión de implementación”.

Le Roux taladra un agujero para una sonda de humedad del suelo. Sugiere situar las sondas equidistantes de los emisores de microgoteo en una sección del bloque relativamente plana o que sobresalga ligeramente para registrar lecturas precisas. (Ross Courtney/Good Fruit Grower)

Donde ya está húmedo

En el lluvioso noreste, con niveles freáticos altos y suelo denso, los productores de fruta todavía se están acostumbrando a la idea de usar riego, aunque la mayoría de los investigadores de la Universidad de Cornell y la Universidad Estatal de Michigan lo aconsejan.

Proporcionar 1 pulgada por semana es una buena guía para los manzanos de alta densidad, dijo Liz Madison, diseñadora principal de Empire Drip Supply, un negocio de suministros y servicios en Sodus, Nueva York, cerca del lago Ontario. Ella podría sugerir duplicarlo en el momento de la siembra y en el calor de julio.

Los productores en el este pueden escaparse de un riego poco frecuente debido a su suelo denso y arcilloso, en comparación con la arena parecida a un tamiz del noroeste, señaló. Por lo tanto, muchos de sus productores no se molestan en medir la evapotranspiración y adoptar un enfoque de “configurarlo y olvidarlo” para programar el riego, dijo.

“Tengo incluso menos clientes interesados en aprovechar las nuevas tecnologías de control ‘inteligentes’, que tienen varios tipos de sensores que te ayudan a realizar los ajustes automáticamente en función de la tasa de ET exacta para ese día en particular”, afirmó.

Eso es lo que Le Roux sugiere en el noroeste del Pacífico. Aunque las sondas en el suelo miden el contenido de humedad del suelo, envían informes con la frecuencia que el productor desea, incluso cada 30 minutos, lo que permite una respuesta a la evapotranspiración como sugieren los Neilsens, dijo.

“Estamos respondiendo al uso de agua de la planta —señaló—. Entonces, a medida que la planta va retirando agua, podemos ver cuánto ha tomado, o podemos calcularlo, y lo que queremos es devolver al menos ese equivalente”.