Las señales de que el mildiú polvoriento de la cereza está desarrollando resistencia a varios fungicidas de uso común han llevado a los investigadores a pedir a los productores que detengan el uso de esos productos en riesgo.
Los patólogos de plantas de la Universidad Estatal de Washington, Gary Grove y Prashant Swamy, están haciendo sonar una alarma sobre la resistencia a dos categorías de fungicidas que encontraron en Washington y Oregón. Sugieren que los productores encuentren otras formas de controlar el mildiú polvoriento durante dos años, para conservar la eficacia de esos productos a largo plazo.
“Hay buenas y malas noticias”, informó Grove a los productores en enero en su presentación virtual en el Instituto Anual sobre Cerezas. “Pero creo que, si hacemos las cosas bien, prevalecerán las buenas noticias”.
En el transcurso de un proyecto de tres años, Grove y Swamy detectaron indicios de resistencia del mildiú polvoriento de la cereza a los químicos en los grupos FRAC 3 y 11 en todas las áreas de producción del noroeste. También como parte del proyecto, estudiaron genes de hongos relacionados con la resistencia y evaluaron la resistencia entre árboles de vivero.
La Comisión de Investigación de Árboles Frutales de Washington, la Comisión de Cerezas Dulces de Oregón, la Comisión de Registro de Pesticidas del Estado de Washington, el Centro de Investigación Agrícola de WSU y el Instituto de Mejoramiento de Viveros del Noroeste proporcionaron fondos para el trabajo.
El mildiú polvoriento en las cerezas se desarrolla a mediados y finales de la temporada como una cubierta blanca y polvorienta en la superficie de la fruta, lo que la hace no comercializable. WSU recomienda un programa de poda, eliminación de chupones y manejo de riego durante toda la temporada, así como aspersión, para mantener el patógeno bajo control.
El Comité de Acción de Resistencia a Fungicidas (FRAC, en sus siglas en inglés), agrupa los fungicidas por sus modos de acción. La alternancia entre grupos o la mezcla en el tanque ayuda a evitar, o al menos mitigar, la capacidad natural de un patógeno para desarrollar, con el tiempo, resistencia a un modo de acción concreto.
En los huertos comerciales en los que Grove y Swamy muestrearon, el 43 por ciento de los 192 aislamientos eran resistentes a los inhibidores externos de quinona, o sustancias químicas del Grupo 11 de FRAC, que también se conocen como estrobilurinas. Mientras tanto, el 28 por ciento eran resistentes a los inhibidores de desmetilación (DMI), los cuales son fungicidas del Grupo 3 de acuerdo con la clasificación FRAC.
Aplazar el uso de fungicidas en los grupos 3 y 11 durante los próximos dos años disminuirá la velocidad y tal vez haga retroceder a la resistencia al eliminar la presión de selección, explicó Grove. Los estudios epidemiológicos han demostrado que los patógenos pueden volver a sus estados originales de “adaptación”, dejándolos susceptibles al fungicida de nuevo.
“De hecho, estamos haciendo las cosas a la inversa”, afirmó Grove.
No existe un buen momento en lo que se refiere a la resistencia, pero las cosas podrían empeorar, explicó Swamy durante una entrevista de seguimiento. La presión del mildiú polvoriento debería ser relativamente baja este año porque la presión fue relativamente baja en 2019 y 2020. Un año malo a menudo es un mal augurio para el siguiente porque hay más inóculo presente.
Pero eso no significa que la resistencia sea baja, agregó Swamy. El poco inóculo que está presente en un huerto aún puede ser resistente a los fungicidas.
Los productores lo han notado
Dejando a un lado la baja presión de mildiú polvoriento, los productores se han quejado ante la WSU de que los fungicidas que solían funcionar bien parecían estar perdiendo eficacia, uno de los signos reveladores de resistencia.
Los productores de cerezas cerca de Hood River, Oregón, lo han notado, dijo Andy Rust, consultor de cultivos de Chamberlin Agriculture. Solían rociar tres o cuatro veces por temporada, rotando entre los grupos FRAC. Hoy, con más variedades y una temporada más larga, rocían de cinco a siete veces. Por el contrario, la industria de la pera de Hood River parece necesitar menos tratamientos con intervalos más largos, a pesar de que utilizan las mismas sustancias y las peras cuelgan más tiempo.
“Tiene algo que ver con la cantidad que estamos usando en las cerezas que hace que la resistencia esté aumentando sin control”, indicó Rust.
Con tantos tratamientos químicos por temporada, evitar dos grupos de FRAC sin repetir durante el año —inaceptable si se quiere evitar la resistencia— podría resultar difícil, señaló Rust. Los grupos FRAC en cereza más comunes son 3, 7 y 11. Los grupos fuera de ellos consisten en productos más nuevos con los que él y sus productores están menos familiarizados.
El trabajo de poscosecha podría ayudar, añadió. En el futuro, planea sugerir a los productores que rocíen sus árboles con azufre después de que hayan cosechado, para reducir el nivel de inóculo para el invierno. Siempre que no haga demasiado calor, el azufre aplicado después de la cosecha presenta menos riesgo de quemar las hojas que el aplicado antes, mientras que el azufre tiene un riesgo bajo de resistencia en comparación con los fungicidas sintéticos.
Héctor Torres de Zillah, Washington, también ha ajustado los intervalos de aplicación de fungicidas a lo largo de los años. El gerente de la granja de Kahala Farms solía rociar cada dos semanas. Es más bien como entre siete y diez días ahora. Y no pasa mucho tiempo al final de la temporada para que se propague el mildiú.
“Una vez que dejamos de rociar, una semana después, 10 días después, casi de inmediato, se puede ver mildiú por toda la fruta”, afirmó.
La resistencia a los fungicidas es “un problema constante al que nos hemos enfrentado desde siempre”, apuntó Denny Hayden, un productor en el área de Pasco, Washington.
De hecho, frecuentemente saca químicos de su rotación. Hace unos años fue Quintec, un producto del Grupo 13 de FRAC. En 2021, planea dejar de usar Pristine, una premezcla de los grupos FRAC 7 y 11.
Otras herramientas
Además de necesitar rociar con más frecuencia, una falla catastrófica del control en el huerto de un vecino podría ser un indicador de resistencia en la zona, indicó Grove en su presentación.
Swamy y Grove encontraron evidencia de resistencia en todas las áreas de producción de Washington y Oregón, pero no saben cómo de extendido se encuentra en cada área porque solo pudieron muestrear una cantidad limitada. Si los productores no están seguros, Grove sugiere que asuman que tienen resistencia y actúen en consecuencia.
Los productores todavía tienen muchas opciones, como los fungicidas en los grupos FRAC U6, 7, 13 y 50, además de azufre y aceites, que fueron las únicas herramientas disponibles durante décadas y tienen un bajo riesgo de resistencia.
“El azufre es barato y muy eficaz si se aplica cuando las condiciones son adecuadas”, señaló Grove. Demasiado calor y podría quemar el follaje.
El aceite funciona bien para reducir significativamente las poblaciones existentes, pero también puede quemar el follaje a altas temperaturas. Incluso cuando se aplica secuencialmente a bajas temperaturas, el aceite se puede acumular en las hojas y luego quemarlas cuando las temperaturas aumentan más adelante. Además, el aceite puede eliminar el brillo comercial de las cerezas si se aplica entre el endurecimiento del hueso y la cosecha, explicó Grove.
Otras técnicas para mitigar el mildiú polvoriento incluyen la poda para permitir el flujo de aire en el dosel y la penetración de la luz, eliminar chupones, calibrar los rociadores para asegurar una cobertura adecuada y retrasar el riego en la primavera.
Para los productores que estrictamente deben usar los grupos 3 y 11, por ejemplo, si ya han comprado fungicidas y carecen de opciones, Grove sugiere que los usen solo una vez durante la temporada, mezclen en tanque con otros grupos o azufre, se aseguren de obtener una buena cobertura y utilicen los fungicidas en las proporciones más altas que parecen en la etiqueta.
—por Ross Courtney