Este artículo apareció originalmente en la edición del 1 de marzo de 2020 de la revista Good Fruit Grower: A bear of a problem for fruit growers. También incluye un video con texto en inglés.
Existe un problema creciente de plagas en muchas de las regiones frutícolas del país: una plaga que destroza los árboles frutales, destruye las colmenas y, si se encuentra con un humano, causa mucha más alarma que un insecto común.
Los osos, más comúnmente los osos negros, requieren estrategias de manejo únicas. Si son osos grises, a veces la única estrategia es esperar que nunca vuelvan.
Michigan
Un número creciente de osos negros en el norte de la Península Baja de Michigan, combinado con una disminución de los polinizadores nativos, ha aumentado la probabilidad de ataques contra las colmenas comerciales de las que dependen los productores para polinizar su fruta, informó Gary Roloff, profesor del departamento de pesca y vida silvestre de la Universidad Estatal de Michigan.
Si los alimentos naturales de un oso (bayas, bellotas y semillas de hayuco, por ejemplo) escasean, su interés en las colmenas aumentará. Y, contrariamente a la creencia popular, los osos no persiguen la miel. Quieren las larvas de abejas ricas en energía y nutrientes, aunque también terminan comiendo la reina y la miel. En el proceso de extraer lo que quieren, pueden destruir completamente la colmena y la estructura física que la rodea, explicó Roloff.
Para evitar esa destrucción, se necesita una barrera, y la barrera tiene que ser cien por cien efectiva. “Una visita de un oso a una colmena es todo lo que se necesita”, señaló.
Basándose en sus investigaciones, Roloff indicó que una cerca eléctrica pequeña y móvil es la mejor manera de proteger las colmenas de los osos. Es relativamente barata, fácil de instalar y mantener, y “súper fiable”. Compartió estrategias de manejo de osos en la Exposición de Huertos y Viñedos del Noroeste de Michigan de 2020 en enero.
Roloff y un asistente realizaron un ensayo de campo en el norte de Michigan en 2010 (parcialmente financiada por la Asociación de Apicultores de Michigan) en el cual pusieron a prueba los diseños de cercas eléctricas. Cebaron a los osos con cacahuetes y pasteles. Una vez que las cámaras de video confirmaran la presencia de úrsidos durante la noche, se colocaron cercas alrededor del cebo.
Probaron cuatro diseños de cercas (cada uno cuesta aproximadamente $250 para proteger un área de 12 pies por 12 pies o 3.7 metros por 3.7 metros). Alrededor de 15 osos interactuaron con las cercas, declaró.
“Tenemos horas de grabaciones de video que muestran comportamientos de oso realmente únicos”, señaló Roloff. “Estoy convencido de que tienen personalidades diferentes. Un oso era realmente agresivo y sacudía una conífera para tratar de asustar la cerca. Algunos se acercaron de puntillas, otros intentaron cavar debajo de ella. Los más creativos encontraron una manera de entrar”.
Tiene imágenes de un oso empujando los cables eléctricos. El cable que tocaba su espalda no parecía perturbar al oso, pero tan pronto como el cable inferior golpeó un “punto clave” en su muslo, el oso salió corriendo, aunque derribó la cerca cuando lo hizo.
“Eso no es bueno”, aseguró Roloff. “No es bueno que el oso penetre tan lejos”.
Basándose en su investigación, Roloff indicó que las cercas eléctricas móviles deberían incluir lo siguiente:
—Una conexión a tierra adecuada.
—Postes de fibra de vidrio en las esquinas
—Cinta conductora altamente visible
—Todos los cables cargados a 3,500–7,000 voltios
—Un energizador de baja resistencia para la cerca
—Mantenimiento periódico para garantizar un voltaje adecuado, la carga de la batería y la estructura de la cerca
Noroeste del Pacífico
Rudy Prey, dueño de Prey’s Fruit Farm and Orchards en Peshastin, Washington, ha vivido en la zona centro-norte del estado desde 1975 y señaló que los avistamientos de osos negros son mucho más comunes de lo que solían ser.
“Parece ser que se están acercando cada vez más”, afirmó Prey. “Otros productores también dicen lo mismo”.
Todos los años durante la cosecha, los osos salen de la línea arbórea y entran a sus huertos de perales durante la noche y corren por todas partes, a veces recogiendo fruta del suelo, pero a menudo haciendo otras cosas más.
“Una vez que encuentran los perales, no van a irse”, aseguró Prey. “Si solo comieran la fruta no sería un problema, pero rompen los árboles. Probablemente perdemos varios miles de dólares cada año solo en los árboles”.
Indicó que los osos aman las peras asiáticas y prefieren Anjou y Concorde a Bartlett. Si escuchan que se acerca un vehículo de cuatro ruedas u otro signo de presencia humana, los osos se van, pero no se mantienen alejados para siempre. Ha determinado que la única forma de detenerlos es una cerca eléctrica.
Los osos negros han sido un problema constante alrededor del lago Flathead en el noroeste de Montana, donde se cultivan la mayoría de las cerezas del estado.
Brian Campbell, un productor de cerezas y representante de área de Monson Fruit Co., confirmó que se sabe que los osos han atacado las colmenas y los huertos de la región. Los productores y los apicultores han ideado dos métodos principales para proteger sus colmenas: colocarlas encima de un poste de metal (12 pies, 3.7 metros, o más largo) o rodearlas con una cerca eléctrica, señaló.
Las cercas eléctricas son temporales y han sido instaladas solo para las aproximadamente las tres semanas que dura la polinización. Cada cerca tiene generalmente dos cables eléctricos: uno a menos de 1 pie (30 centímetros) del suelo (se espera que un oso que cave por debajo de la cerca golpee ese cable, a menudo con su nariz) y otro colocado a 3 pies (90 centímetros) del suelo (un oso que intente trepar golpeará este otro cable), afirmó.
Con esos dos métodos, las colmenas en el área están bastante bien protegidas de los osos. El verdadero problema son los cerezos. Campbell ha escuchado “miles de historias” sobre osos que han entrando a huertos por la noche.
“Si los osos ven cerezas maduras, harán lo que puedan para conseguirlas”, aseguró.
Los cerezos más pequeños de hoy en día, con separaciones más reducidas, son especialmente vulnerables al tipo de daño que los osos pueden causar, señaló Campbell.
La mayoría de los productores ya tienen algún tipo de cerca alrededor de sus huertos, generalmente una cerca para ciervos. Pero incluso una cerca resistente de 8 pies (2.4 metros) de altura para ciervos no es rival para un oso, que puede trepar sobre ella, cavar por debajo de ella o atravesarla. Es por eso que las cercas necesitan ser electrificadas, generalmente añadiendo un cable eléctrico o dos. Cada vez más productores electrifican las cercas de sus huertos, una solución que por supuesto cuesta dinero, y requiere un mantenimiento constante, pero el problema creciente con los osos les deja pocas alternativas, señaló.
También es un problema para los osos, incluso si no lo saben. Si un oso negro se vuelve demasiado cómodo en un entorno humano y se convierte en una amenaza potencial, los guardabosques lo trasladarán o lo sacrificarán, añadió.
Y hay un nuevo problema. Campbell se encontró con tres osos jóvenes en su propiedad en 2019: osos grises. Un guardabosques le informó que habían sido expulsados por su madre después de cumplir dos años. Los hermanos “realmente no parecían saber lo que estaban haciendo”, deambulaban y entraban a huertos, afirmó.
No hicieron demasiado daño, pero ahora que saben dónde está la comida, podrían regresar. Y serán más grandes cuando lo hagan. Campbell se acercó a los osos (desde el interior de un camión), y aunque eran jóvenes y aún no estaban totalmente desarrollados, su tamaño y poder hicieron que se le “erizara la piel”.
“Solo pesaban 250 libras cada uno este año”, explicó. “Tienes tres osos grises de 800 libras deambulando por los huertos, no va a acabar bien”.
Y debido a que los osos grises figuran como amenazados bajo la Ley de Especies en Peligro de Extinción en los 48 estados contiguos, las herramientas de gestión son sumamente limitadas. No se pueden usar trampas o repelentes, no se les puede disparar y, aunque no sea una violación de la ley federal, “no se pueden expulsar con una escoba”, señaló Campbell.
Si esos tres osos grises son una señal de una población en recuperación en la región, sería un problema aún mayor para los productores.
“Los osos parecían recelosos de la gente este año”, manifestó. “Pero se están empoderando. Podrían volverse más descarados”.
En ese caso, el problema no se limitaría a frutas o colmenas. Durante la cosecha, los recolectores de cerezas a menudo duermen en tiendas de campaña y cocinan al aire libre. Saber que hay osos en la zona podría poner a los campistas “terriblemente nerviosos”, afirmó Campbell, especialmente si los osos son osos grises.
“Nadie quiere acampar en un huerto con osos grises”, aseguró.
—por Matt Milkovich