La combinación de una tecnología cada vez más asequible y mejoras en la tecnología de inteligencia artificial ha provocado un aumento en las cámaras trampa automatizadas disponibles para productores que se plantean nuevas herramientas de control de plagas de precisión.
Las cámaras trampa permiten a los usuarios comprobar la presión de las plagas en cientos de hectáreas desde una computadora, tan a menudo como sea necesario, en lugar de tener que recorrer fila tras fila para comprobarla manualmente tal vez una vez a la semana, mientras que la inteligencia artificial reconoce los insectos clave y alerta a los productores cuando se capturan los insectos objetivo.
Las cámaras trampa son una herramienta importante para el futuro en la gestión de muchas plagas, inclusive la polilla del manzano, sobre todo desde que las tendencias del mercado hacen que la industria prefiera los métodos orgánicos, señaló Chris Adams, profesor adjunto de entomología de árboles frutales de la Universidad Estatal de Oregón y presidente del grupo de trabajo sobre la polilla del manzano de la Comisión de Investigación de Árboles Frutales del Estado de Washington.
“Lo que nos queda es tomar decisiones más inteligentes y oportunas, y creo que las cámaras trampa nos ayudan a hacerlo”, agregó Adams.
Adams tiene en marcha estudios con dos proveedores de cámaras trampa, Semios y Trapview.
Las propias trampas atrapan a los insectos en papel adhesivo a la antigua, y una cámara interna sube una o varias fotos a altas horas de la madrugada. Pero las trampas se suministran como parte de un plan de servicios que incluye datos sobre las trampas, inteligencia artificial para identificar las plagas, estaciones meteorológicas en miniatura y emisores de feromonas, todo ello conectado a distancia. Los proveedores suelen contar con un equipo de entomólogos para monitorear y controlar la calidad de la inteligencia artificial.
Tres ejemplos
Good Fruit Grower entrevistó a representantes de Semios y CropVue Technologies, ambas con sede en Vancouver (Columbia Británica), y de Trapview, una empresa con sede en Eslovenia y oficinas en Norteamérica, en Vancouver (Washington). Otros ejemplos son Isagro de Italia, Adama de Israel, FarmSense del Reino Unido, DTN de Minnesota y Pessl Instruments de Austria.
Semios cuenta con unas 10,000 cámaras trampa en cultivos especializados por todo el mundo, y trabaja con productores de árboles frutales desde 2015, informó James Watson, director de ventas y marketing.
Trapview cuenta con miles de clientes en cultivos especializados a nivel mundial, pero solo opera en Estados Unidos desde 2018, según explicó Jorge Pacheco, director general para Norteamérica. Hasta ahora, la empresa está más presente en las hortalizas de California que en los árboles frutales del noroeste.
CropVue Technologies entró en escena en 2019. En la actualidad, la empresa mantiene unas 2 000 hectáreas (5 000 acres) con algunos productores piloto de Washington, pero está preparada para un lanzamiento comercial completo el año que viene, afirmó Terry Arden, director general.
Las tres utilizan una tecnología parecida, pero modelos de negocio diferentes.
Semios trabaja directamente con los productores y les vende. Su software actúa como una ventanilla única, que permitirá a los productores extraer datos de las empresas que Semios adquirió durante el verano, inclusive la empresa propietaria de la herramienta de redacción de recomendaciones de aspersión en línea ApRecs. La empresa cuelga las trampas, repone los revestimientos, instala las herramientas, monitorea a distancia las funciones y mantiene todo el equipo.
Trapview y CropVue distribuyen a través de proveedores y empresas de gestión como Wilbur-Ellis, G.S. Long o Chamberlin Agriculture.
“Tienen una conexión directa con esos productores para otras entradas de datos, no solo con el monitoreo de plagas”, explicó Pacheco de Trapview.
Arden, de CropVue, está de acuerdo. “Los distribuidores tienen relaciones a largo plazo con los productores”, afirmó.
Las empresas de trampas también difieren en cuanto a la conectividad. Apostando su futuro en la creación de un servicio celular de IoT (Internet de las cosas), CropVue y Trapview están instalando una red en la que cada dispositivo subirá los datos a la nube de forma independiente.
Semios, que construyó su infraestructura previa al IoT, se basa en una “red en malla” con repetidores que hablan con una puerta de enlace, la cual a su vez sube conjuntos de datos más grandes a su nube. Sin embargo, la empresa ya ha desplegado el IoT en algunos lugares.
Costos
Semios y Trapview no quisieron hablar de precios porque cada huerto requiere un nivel de servicio único. Trapview aún está fijando sus tarifas de suscripción.
CropVue pretende conseguir unos 62 dólares por hectárea (25 dólares por acre) al año, suponiendo una trampa y un nodo meteorológico de dosel por cada 4 hectáreas (10 acres), pero los detalles son flexibles. Los investigadores de la Universidad Estatal de Washington recomiendan una proporción de una trampa por cada hectárea (2.5 acres) para la polilla del manzano. Las sugerencias de otros entomólogos van desde una hasta cinco.
Si se venden por separado, las trampas cuestan entre 400 y 1,000 dólares por temporada, lo que supone una barrera de entrada, explicó Pete McGhee, coordinador de investigación y desarrollo de Pacific Biocontrol Corp., en Corvallis, Oregón, y antiguo investigador de la Universidad Estatal de Míchigan que ha trabajado con cámaras trampa.
Pero el precio bajará y la tecnología seguirá mejorando en todas las cámaras. La resolución es cada vez más nítida, la inteligencia artificial cada vez mejora su reconocimiento de las especies y la potencia de procesamiento sigue aumentando, agregó McGhee.
La principal ventaja de las cámaras trampa y de los servicios circundantes es reconocer el umbral a principios de la temporada para “establecer la biofijación”, explicó McGhee, y activar el modelo fenológico que dará consejos predictivos sobre cuándo rociar.
Después, los productores o los asesores pueden supervisar el progreso.
Lo que le preocupa es que muchos de los proveedores no han validado de manera pública sus planteamientos con respecto al creciente número de modelos de grado-día y los umbrales que están basados en 30 años de investigación universitaria.
Las tres empresas que aparecen en este artículo dicen haber realizado estudios con investigadores universitarios. Mientras tanto, además de ejecutar modelos de confianza, sus propios y vastos conjuntos de datos e inteligencia artificial pueden perfeccionar los modelos y aplicarlos de forma exclusiva a cada huerto y su microclima.
“Están cambiando la forma de tomar decisiones”, indicó Watson de Semios.
La opinión de una productora
Teah Smith, entomóloga y consultora agrícola de Zirkle Fruit, es aficionada de las cámaras trampa. La empresa tiene su sede en Yakima, Washington, aunque ella se encuentra en la zona de Wenatchee.
Smith es responsable de dirigir el control de plagas en 2,600 hectáreas (6,500 acres) de huertos. Solía enviar a su equipo de exploradores a revisar las trampas cada semana. Las cámaras trampa les ahorran tiempo para realizar otras cosas, señaló.
La primera vez que experimentó con las cámaras trampa de Semios fue en 2015 en dos huertos de 40 hectáreas (100 acres). Colocó trampas adhesivas de tipo delta estándar junto a las trampas automáticas, alternando las ubicaciones cada semana, y encontró tasas de captura semejantes. También cotejó los resultados de la computadora con sus inspecciones visuales y encontró datos similares.
Convencida, amplió el uso de cámaras trampa para monitorear la polilla del enrollamiento de las hojas (Tortricidae) y la polilla del manzano (Cydia pomonella) en un área mucho mayor del terreno de Zirkle. Si la empresa sufriera la presión de la palomilla oriental de la fruta, también utilizaría las trampas contra esa plaga, afirmó.
Smith también cree que consigue una emisión de feromonas y un tiempo más precisos con las cámaras trampa si cuelga una por cada 3.2 hectáreas (8 acres).
Ha experimentado algunos límites de procesamiento de datos en algunas áreas. Otro reto es el aumento de la liberación de insectos estériles. En la actualidad, alguien o algo tiene que aplastar una polilla para saber si está irradiada o no, y las cámaras trampa no pueden hacerlo.
Sin embargo, la tecnología superará esos problemas, aseguró. “Definitivamente será la tendencia del futuro”.
—por Ross Courtney