No será sino hasta el próximo año que se tendrá claro el impacto total del domo de calor que azotó el noroeste de la zona del Pacífico a finales de junio, trayendo consigo una semana de temperaturas récord que cocinaron las manzanas en los bloques sin protección, hicieron que los productores de cerezas se apresuraran a cosechar antes de que la fruta madura se derritiera y causaron enormes pérdidas a los productores de arándanos al oeste de la cordillera de las Cascadas.
Los viñedos del noroeste parecieron soportar bien el calor. Sin embargo, para otros cultivos, el impacto del estrés por calor puede aparecer en forma de fruta más pequeña, una reducción de la fracción empacada de manzanas y peras, una duplicación de los brotes de cereza, una menor refloración de las manzanas e incluso el crecimiento atrofiado de los árboles.
Ya está claro que el calor puso a prueba los sistemas de enfriamiento de las manzanas. Y no todos los métodos pasaron la prueba.
Esa es la conclusión del horticultor Byron Phillips, de Wilbur-Ellis Co., que visitó los huertos de la zona de Quincy, Washington, con un clima de más de 43.3 °C (110 °F) para medir las temperaturas de la superficie de la fruta bajo una variedad de técnicas de protección, inclusive la colocación de mallas, el enfriamiento rotativo, el enfriamiento por niebla y el protector solar rociado, junto con bloques sin protección.
“Iba pensando: Este es el año en que la inversión (en las mallas) va a dar sus frutos”, afirmó Phillips. “Pero para algunos, no funcionó”.
Encontró temperaturas en la superficie de la fruta que oscilaban entre 27 °C (80 °F) en un bloque enfriado por niebla y 73 °C (163 °F) en un bloque sin tratar en el que “apostaría a que la savia hervía” en algunas Galas en espalderas en V extremadamente estresadas, informó. Para contextualizar, las temperaturas de la superficie de la fruta por encima de los 46 °C (114 °F) pueden provocar el pardeamiento por quemadura solar, mientras que la necrosis por quemadura solar se produce cuando la fruta supera los 49 °C (120 °F) durante al menos 10 minutos.
“Sinceramente, no hemos visto mucho pardeamiento por quemadura solar. Las manzanas solo se cocieron; todo es necrosis por quemadura solar”, indicó Phillips.
La tela de sombreado aparentemente varía en calidad, agregó. En algunos bloques, la tela de sombreado con un tejido apretado fue capaz de mantener la fruta por debajo de los 38 °C (100 °F), mientras que en los bloques cubiertos por tela de sombreado con un tejido más amplio la temperatura de la fruta alcanzó de 47 °C a 54 °C (116 °F a 129 °F). Los diferentes protectores de aspersión también mostraron una eficacia variada.
Los sistemas de niebla mantuvieron más frescos a los huertos sin falla, indicó Phillips, lo cual le convirtió en un creyente del enfoque de microenfriamiento. En los huertos con enfriamiento superior rotativo en un patrón de encendido y apagado, las temperaturas de la superficie de la fruta casi alcanzaron los 49 °C (120 °F) durante el periodo de apagado de 30 minutos, informó.
Este otoño, los productores de manzanas cosecharán clases de fruta muy diferentes, afirmó. Es probable que los bloques que estaban bien protegidos con malla de sombra o niebla se comportarán como fruta normal. “Pero la fruta que estaba mal protegida es una clase de fruta completamente diferente que vamos a querer segregar en la recepción”, afirmó. “Simplemente no sabemos lo que significa en cuanto al estado de la fruta, los trastornos poscosecha y muchas otras cosas”.
La fisióloga de poscosecha de la Universidad Estatal de Washington, Carolina Torres, está de acuerdo.
Aunque los productores descarten la fruta obviamente dañada por el sol, hay consecuencias invisibles de todo el sol y el estrés por calor que se vinculan a una amplia variedad de problemas durante el almacenamiento, señaló, inclusive las quemaduras por el sol, el pardeamiento interno y los problemas de lenticelas.
“El calor que ya teníamos aumenta definitivamente el estrés ambiental, y eso puede llevar a una cosecha más temprana”, indicó. “En una estación más cálida, la fruta madura más rápido. Aunque se coseche con los mismos índices de madurez, será una fruta diferente”.
Los datos que ha recopilado en las dos temporadas anteriores, donde se compara el desempeño poscosecha de la fruta de lugares de cultivo más cálidos respecto a los más fríos, muestran claras diferencias en la incidencia de trastornos. La aplicación de 1-MCP y el enfriamiento pueden ralentizar la maduración acelerada causada por las condiciones crecientes de calor, pero el 1-MCP no puede utilizarse en la fruta orgánica. Por ello, Torres diseñó su estudio para observar las prácticas orgánicas de poscosecha, pero los datos también hablan de cómo el clima de la temporada de crecimiento afecta a la calidad de la fruta.
“En una temporada más cálida, en general, es más importante utilizar el 1-MCP para detener ese proceso (de maduración rápida) y enfriar la fruta con mayor rapidez para reducir los procesos metabólicos”, explicó.
La gran incógnita es cómo se almacenará la cosecha de 2021, apuntó Scott McDougall, de McDougall and Sons, de Wenatchee.
“Con los sistemas de enfriamiento y los protectores solares en aerosol, en este momento no se ve tan mal”, comentó a finales de julio. “Y era lo suficientemente temprano como para que hubiera una buena cantidad de raleo por hacer, así que pudimos ralear las peores quemaduras por el sol”.
Aunque la mayoría de los productores de manzanas no esperan necesitar medidas de enfriamiento en junio, el hecho de que el calor llegara cuando la fruta era todavía “un objetivo menor” parece haber ayudado también, explicó McDougall.
También es partidario de la nueva generación de enfriamiento por niebla, en especial para la variedad Honeycrisp y los lugares con suelos más pesados, para reducir el anegamiento. McDougall and Sons utilizan mallas sobre sus variedades de cosecha tardía, pero descubrieron que impedían el desarrollo del color en las variedades tempranas, y que retirar las mallas para conseguir ese color en agosto o principios de septiembre inevitablemente facilitaba el daño por el sol.
Incluso en los bloques con mallas, como los cubiertos por un sistema de persianas que protegen el lado oeste expuesto al sol, “seguiremos utilizando la nebulización para el enfriamiento por evaporación”, indicó.
Si bien McDougall y otros productores del este de Washington dijeron que parecía que sus medidas de enfriamiento lograron evitar daños graves, en el oeste de Washington los huertos no estaban preparados para temperaturas sostenidas de más de 43 °C (110 °F).
“La variedad Honeycrisp parece haber sido cocinada con un soplete”, afirmó Griffin Berger de Sauk Farm en Concrete, Washington. En todas sus manzanas de alta densidad, estima una pérdida de cosecha del 30 por ciento, mientras que los bloques más antiguos con doseles más grandes sufrieron pérdidas del 10 por ciento. Mientras tanto, sus melocotones y uvas no tuvieron problemas.
La única medida de protección que tenía era la arcilla de caolín para las manzanas. A 46 °C (114 °F), más la humedad, incluso con el recubrimiento de arcilla, midió temperaturas de la superficie de la fruta por encima de los 60 °C (140 °F).
“Creemos que en todos nuestros bloques futuros tendremos que poner mallas de sombra”, señaló, y añadió que el suministro de agua disponible limitaría la superficie que podrían proteger con el enfriamiento por evaporación. “Llevamos 14 años cultivando en este lugar y el clima ha ido de más templado a más extremo. Incluso si este calor no volviera a presentarse, el riesgo de la posible pérdida de cosechas en el futuro pagaría por la instalación. Así es como tenemos que verlo”.
—por Kate Prengaman